Osella el hombre récord

Día a Día fue construyendo su exitosa y longeva carrera, que aún sigue su destino. Día a Día se fue transformando en uno de los referentes del básquetbol argentino. Y con motivo de la marca que esta noche está por igualarle al mítico Marcelo Milanesio (y que romperá el domingo), Día a Día festejó con Diego Osella su nuevo logro, por anticipado. La torta fue apenas el detalle (en el cual todos los jugadores de Atenas quisieron al menos meter el dedo) para que el pivot de Oncativo comenzara a contar sus sensaciones sobre los 848 partidos en la Liga Nacional de Básquetbol.

El récord. “Hace poco tiempo, un hombre importante del básquet como es Osvaldo Orcasitas (NdR: un gran referente del periodismo en este deporte) me decía que cuando Marcelo Milanesio se retiró, para él era imposible que alguien alcanzara esa cantidad de partidos en la Liga Nacional. Y fue recién este año, cuando empecé a sacar cuentas de lo que faltaba. Y la verdad que superar una estadística de semejante nombre y que quede mi apellido en la historia del básquet es muy lindo. Es un orgullo poder decirle a mis hijos: ‘mirá, acá está tu papá’” (esto último dicho con una enorme sonrisa de satisfacción en su rostro).

Ayer nomás. “Empecé mi carrera a los 18 años, cuando llegué de Oncativo. Sólo quería jugar algunos minutos el primer año. Se me dio todo sin pensarlo; y menos iba a pensar que iba a estar jugando profesionalmente casi 19 años y en un equipo como Atenas, que es mi segundo hogar. Es toda una vida. Hace mucho que vivo y hago todo por el básquet. Mi familia, mi esposa y mis hijos se adaptan a mi forma de vida, que es diferente a la de la mayoría de las personas, por los viajes y todo eso. Vivir de lo que a uno le gusta es algo que no muchos podemos hacer. Hasta mis amigos se adaptaron al hecho de yo a veces estaba meses afuera por la selección. Lleva sus cosas, pero la satisfacción es grande”.

La primera vez. “Mi primer partido fue en el Corazón de María, ante Gimnasia de Pergamino. Entré y la verdad que no pensaba que iba a jugar. Llegué a un equipo con muchos nombres. En esa época lo único que me importaba era que mis amigos me vieran con la camiseta puesta y sentado en el banco (risas). Pero tuve la suerte de entrar, jugar y jugar bien. Y desde ese momento se me fue dando todo: jugar en Atenas, salir campeón y llegar a la selección. Se me dieron tan rápido, en esos primeros años, cosas con las que ni hubiera soñado. Al básquet le di todo, pero si tuviera que firmar que mi vida iba a ser como se dio, no dudaría un segundo en hacerlo ya”.

¿Y ahora? “Hace un par de años que digo que espero que las cosas vayan llegando. Sigo jugando y tratando de aportarle cosas al equipo. Mientras a Atenas yo le sirva y rinda adentro de la cancha voy a seguir. Cuando algo me cueste, como entrenar o algo de eso, lo dejo”.

Gentileza: Jorge Lun Arrieta - Diario Día a Día
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