El sueño de repetir el campeonato

Es imposible que la gente de Peñarol no se haya ilusionado hasta los huesos con el campañon de su equipo. Es natural, si cualquier otro equipo hubiese tenido la campaña que tuvo Peñarol esta temporada sus hinchas también estarían tan ilusionados como los hinchas milrayitas.

Primero fue una satisfacción general en el ambiente, por los primeros 4 clásicos ganados, por una extraordinaria primera fase, hasta que llego el Super 8 de Neuquén, donde el equipo dio un salto de madurez para ganar su primer trofeo importante después del campeonato de 1994. Desde allí en adelante, los hinchas cambiaron los murmullos de sueño por su grito esperanzador “que vamos a salir campeón”.

Mientras muchos hinchas comenzaron a soñar en grande, casi por cábala o por intención de no forzar más de la cuenta, en la cancha todos juntos y al unísono nunca tronó como grito de guerra el esperanzador: “que de la mano del tucumano”. Fue paulatino, de a poco, como pidiendo permiso para no quedar expuesto en una desilusión muy dura.

La campaña del 2000/01 que quedó trunca en un suplementario de un quinto partido con Libertad por los cuartos de final fue demasiado dura como para olvidar. “El recuerdo de un dolor sigue siendo doloroso”, dice el poeta Lord Byron.

Como adicional a la frustración de dicha temporada, Peñarol se metió en un tobogán económico coincidente con el estallido del país de diciembre de 2001. La nueva gestión de la dirigencia, comanda por el ahora Presidente Domingo Robles como cabeza más visible, pero apoyado en un núcleo importante de colaboradores (Alfredo Miño, Marcelo Lavia, Mario Godoy, Jorge González, Pablo Vacante, Ariel Decchi, entre otros) sacó al club de un pasivo importante (más de un millón de pesos) y renovó los aires al punto de poder contratar un equipo competitivo nuevamente. Aunque esta historia merece un capítulo propio.

Lo cierto es que el hincha de Peñarol viene aguantando desde hace años un festejo grande y ve claramente que ese sueño se puede cristalizar.

El lunes por la noche hubo más de seis mil almas en el Polideportivo. Hubo gente del básquet en general de Mar del Plata, algunos simpatizantes que siguen a Quilmes habitualmente, gente que llegó de Olavarría siguiendo por ejemplo a Pepe Muruaga, también de otras ciudades cercanas. Todos encolumnados por este hecho histórico de la semifinal (con apetito de campeón) para ver un espectáculo de jerarquía.

Luego de sufrir 40 minutos llegó el desahogo. Entonces hubo más licencias que de costumbre, la gente estalló en un pedido de campeonato y su razón es argumentada. Sabe que la fase regular terminó. Primero superó a la versión de un Atenas devaluado no fue medida del sueño, ahora las dudas se despejan, aún no jugando bien, Peñarol ganó y va por más. La gente lo lee con mucha claridad. Se puede dar o no, esto es basquet y todo puede pasar, pero es innegable que si un sueño estaba encendido, desde el lunes brilla con más fuerza. Una antorcha difícil de apagar.

Pablo Tosal
www.pickandroll.com.ar