Boca y el uno

La serie empezó fría en el juego, caliente en la actitud y pobre en líneas generales. No es digna aún de estos dos equipos, pero como le dijo Lázaro Borrell al final de la conferencia de prensa a Pick and Roll: “prefiero jugar mal y ganar los cuatro partidos para salir campeón”.

Y si. Lázaro representa el pensamiento de todos. Solo vale ganar, más en la final. Boca y Peñarol no pudieron sacarse ventajas sustanciales pero la visita además del triunfo quedó mejor parado. Su equipo tomó lanzamientos más cristalinos al aro, menos contestados por la defensa y jugó con menos nervios.

El marco fue de 6500 personas en un Polideportivo Islas Malvinas lleno que actuó de teatro Cólon en noche de gala, pero los protagonistas sufrieron un poco de miedo escénico. Peñarol lució atado, complicado en si mismo, aturdido por el rival y pensando que tenía que ganar si o si, en vez de jugar a lo que siempre jugó. Boca esperó, peleó, jugó y aprovechó su momento. La victoria es un homenaje a la paciencia.

Comenzó con paridad absoluta en el tanteador y en desarrollo (7-7), pero Peñarol probó una defensa zonal con presión en la salida que Boca destrabó con pases y dos triples de Leo Gutiérrez. Desde allí el local no probó más con la zona, por las dudas a Boca se le abriera el aro.

Las defensas contestaban muy bien los tiros cercanos al canasto y así el juego interior de cada equipo estaba anulado. Ambos se cerraban bien sobre el trapecio y aunque ambos contaban con rebote ofensivo (4 cada equipo) ninguno de los dos podía anotar.

El pobre primer cuarto (13-16) que brindaron Peñarol y Boca se vio aumentado en el segundo. Hacía rato que el Polideportivo no veía algo tan feo como esos 10 minutos, muy mal jugados por ambos. Que los nervios, que la defensa. Nada de eso. Mal jugado significa carentes de ideas, apresurados, fuera de esquema, resolviendo por individualidad pero con pésimos porcentajes. Podría confundirse con un duelo de defensa, pero no lo fue. El segundo cuarto dejó el partido 25-27 y un bostezo general en la cara de todos.

El segundo tiempo fue un poco mejor, aunque también de score bajo (32-34). De todos modos a los malos porcentajes de ambos lo decoraron con más defensa y mucha fricción. Se rasparon, chocaron y los árbitros fueron permisivos como para calentar el partido.

A esta altura se hace imprescindible decir que fue el peor partido de Gabriel Míkulas (4/14 en dobles) y Jason Osborne (1/10 en dobles) desde que juegan juntos. ¿Méritos de la defensa? si muchos, pero tomaron tiros muy solos que generalmente lo meten hasta con marca. No se llega a ser primero de casualidad. Peñarol ha enfrentado defensas de todo tipo. Anoche lisa y llanamente se le cerró el aro, mezclado con la defensa de Boca y el miedo escénico el resultado fue 18/62 de tiros de campo (29%). Sobre todo el increíble 11/43 en dobles, más las doce pérdidas.

Boca por su parte, gozó de un ratito de inspiración en el tercer cuarto de Lázaro Borrell para tener el partido siempre del lado de Boca (33-36… 40-43). Peñarol sólo respondió con los triples de Tato Rodríguez (3/3 en el segmento) que se sorprendió tanto como nosotros cuando Carlos Romano lo sacó de la cancha.

Los cambios que habitualmente hace el entrenador de Peñarol (que son elogiados desde acá) esta vez perturbaron a todos. Los jugadores erraban un tiro y salían. Nadie tomó confianza y lo pagaron caro. Romano buscó en lo más profundo de su banco alguien que le de una respuesta o una variante que ayudara. Pero no era la noche de nadie.

En tanto Boca padecía similares problemas. Lázaro Borrell jugó bien solo un rato, porque en líneas generales la pateó (4/12 de cancha), lo mismo que Cequeira (3/8 en dobles) o Gutiérrez (2/7 en dobles). La defensa de Peñarol se acomodó casi todo el juego en individual, lo mismo que Boca, y esto generó parejas que se fueron anulando mutuamente.

Cuando el partido entró en la recta final en el marco de la paridad, estaba claro que lo ganaría quien tuviera al hombre de la noche. Y Boca lo encontró. Leo Gutiérrez siguió tirando como si nada pasara y convirtió dos triples claves. De todos modos el tanto decisivo fue de Gustavo Oroná que a falta de 40 segundos, después que Legaria casi pierde el balón, tomó la pelota a la deriva y la convirtió en un triple (51-56). Locatelli metió suspenso con dos triples a la carrera, pero Borrel cerró el juego con cuatro libres desde la línea y la primera victoria se fue para Capital dando vuelta la localía de la serie.

Síntesis
Peñarol (57): Pablo Sebastián Rodríguez 11, Joshua Pittman 7, Juan Manuel Locatelli 12, Gabriel Míkulas 11 y Jason Osborne 7 (FI); Sebastián Festa 3, José Muruaga 2, Marcos Mata 0, Alejandro Diez 0, Fernando Calvi 2 y Matías Pellettieri 2. DT: Carlos Romano.

Boca Juniors (61): Luis Cequeira 6, Gustavo Oroná 8, Jamal Robinson 5, Leonardo Gutiérrez 16 y Martín Leiva 6 (FI); Raymundo Legaria 4, Patricio Rodríguez 4 y Lázaro Borrell 12. DT: Gabriel Piccato.

Parciales: 13 - 16 , 25 – 27, 44 – 45
Árbitros: Pablo Estévez - Alejandro Ramallo - Sergio Tarifeño.
Estadio: Polideportivo “Islas Malvinas” (6.500 personas).

Foto: Majo Gil (mjgil@pickandroll.com.ar)
Pablo Tosal
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