El Boca de los milagros

De los cinco juegos dominó en cuatro, ganó tres y peleó todos. Boca es un equipo que se tomó muy enserio la final de la Liga. Llegó a los tropezones pero es el principal protagonista de la historia. Peñarol anoche perdió una chance inmejorable de poner la serie a su favor, tenía todo un marco extraordinario apoyándolo ¿O acaso lo condiciona?. El líder de la fase regular es una sombra del equipo que fue.

Anoche, con la sobreventa de entradas populares (más de 1800 personas en la cabecera local) casi 7000 personas en el Polideportivo “Islas Malvinas” disfrutaron el partido, emulando las históricas jornadas de los Juego Deportivos Panamericanos del 95. Semejante marco, con la euforia lógica de las ansias de campeón, se trasladaron al equipo local que nuevamente se vio superado por el rival, el marco y la situación.

Peñarol es un equipo que tuvo casi 83 puntos a favor de promedio de local y ahora en los tres partidos en casa apenas llega a un promedio de 64. ¿Mérito todo de Boca, desmérito de Peñarol, un mera cuestión de porcentajes o ansias?. Lo cierto es que después de cinco partido ya no es casualidad que Boca domine la serie 3-2, porque ha dominado el desarrollo de la final.

Peñarol comenzó 2-0 pero después siempre vio el tanteador desde abajo, hasta que recién en el tercer cuarto volvió a pasar al frente. Pero lo suyo siempre fue tibio, incluso la máxima diferencia de la que dispuso fue de 4 puntos. El perímetro de Boca fue la clave. Raymundo Legaria Otra vez fue determinante en el juego, imponiendo los ritmos y además con mucho gol, imparable para Sebastián Rodríguez y Festa. Con los 8 puntos del base visitante (2 triples) más Gustavo Oroná (7) que superó a Pittman y Locatelli Boca sacó pequeñas diferencias (4-8, 8-15, 12-17).

Ambos equipos repitieron los errores de la serie: muchas imprecisiones, Peñarol lanzando incómodo y mal (0/4 en triples) con ausencia de Pittman y Osborne (0/5 de cancha entre ambos) mientras Boca tenía su juego interior anulado (0/4 de cancha entre Gutiérrez, Leiva y Borrel). Sólo Juan Manuel Locatelli levantaba una bandera diferente. Con actitud y amor propio a “Manu” (5 reb) solo le faltaron los puntos para ser el mejor, pero tampoco él pudo aportar en ataque.

En el segundo cuarto otra vez Legaria le ganó el duelo a Tato Rodríguez, pero ahora de una manera tan evidente que Carlos Romano, técnico de Peñarol, decidió sentarlo. La llegada de “Paco” Festa a la cancha llegó por necesidad y urgencia. La defensa de Boca (todo el partido hombre a hombre) obligó a que Peñarol tomara malos tiros, pero la ofensiva local lo ayudó en todo lo que pudo.

Muy previsible, sin circulación de balón, presa de las trampas defensivas, a Peñarol le costó 5 minutos convertir los primeros puntos del segundo parcial, a través de los dos primeros puntos de Pittman en el juego. La brecha se amplió a 13 (12-25 a falta de 6.30) para la incredulidad de la gente que enmudeció la cancha.

Luego de un minuto pedido por el técnico, Peñarol salió con una receta nueva, presión toda la cancha (había que ir a buscar el partido bien arriba) y zona en el cinco contra cinco. Así confundió al rival, que carente de rebote ofensivo, atacó a un solo tiro y sin poder poner la bola en el juego interior. Peñarol con mucho en defensa y poco en ataque puso un parcial 18-6 para ponerse en juego (30-31 a falta de 1:15). Josh Pittman lideró la ofensiva con 11 pts en el parcial.

Aunque la gente protestaba contra los árbitros, justo es decir que no incidieron en el juego. Incluso Boca no tiró ni un solo tiro libre en todo el primero tiempo.

El tercer cuarto fue una obra maestra del terror. Peñarol ganó el cuarto 12-8. Es decir fue el menos malo de los dos. Otra vez la serie se sumió en la desesperación, el mal juego, el roce.

Si la incertidumbre, el resultado parejo, es el aspecto positivo, el mal juego es el negativo. En un concierto de errores el local recortó la diferencia para pasar al frente. Peñarol lanzó 2/9 en dobles y 1/6 en triples en el segmento mientras Boca tiró 1/5 en dobles y 0/5 en triple. Tristísimo ambos.

La recta final fue pura emoción. A los ponchazos Peñarol logró recortar la diferencia inicial de Boca de 13 puntos y lo traía palo y palo. Pero tuvo otra vez el fantasma de Jason Osborne en una noche sencillamente pésima y su entrenador confiando plenamente en él (jugó 37 minutos y lanzó 2/11 en dobles y 0/4 en triples).

La gente desde la tribuna y sus compañeros desde el mismo banco alentaron todo el tiempo al determinante americano que dijo otra vez ausente “Estoy teniendo mala suerte, tomó los mismos tiros que ingresaron todo el año, no estoy forzando las situaciones”, le dijo Osborne a Pick and Roll post partido (nota que saldrá mañana).

Con un triple de Leo Gutiérrez (su equipo no convertía triples desde el primer cuarto) Boca tomó ventaja de 4 (42-46) a falta de 8.25 para el final. Desde allí la defensa de Peñarol ajustó perfecto sobre las variantes ofensivas y cerró su canasto. Con un parcial 8-0 en tres minutos la historia se piso a favor del local 50-46.

Con el resultado 50-48 la hinchada de Peñarol quiso nuevamente meter presión para cerrar el juego pero esta vez el tiro no salió para donde querían. Boca esta vez no se dejó llevar por delante, asimilando la experiencia del segundo juego de la serie, lució frío y mortal. El que sufrió fue Peñarol, lleno de nervios y falta de ideas atacó forzando las situaciones y tomando tiros desprolijos (mérito de la defensa).

Piccato, que tenía a Gustavo Oroná congelado en el banco (con tres faltas), lo mando a la cancha en el momento justo para liquidar la faena. El escolta visitante ingresó y metió un triple y tres libres. Boca además contó la puntería desde la línea de los simples. Cuando Peñarol salió a buscar el juego, cortó sistemáticamente con falta y el rival respondió con 17/19 en el último cuarto, errando el primero cuando el juego ya estaba definido (55-62).

El equipo de Romano no metió los tiros fáciles ni los difíciles (3/10 en triples). No encontró gol ni en el perímetro ni el juego interior. Y para colmó sufrió a un Boca con mucha personalidad para cerrar el juego de visitante y ante 7000 hinchas que lo dejaron todo. Desde que bajó la hinchada el parcial fue 8-18 en 2:54. Esta vez, el rival tenía la kriptonita contra la presión. Ahora se puso match Point y puede definir el campeonato de local. Un sexto capítulo que valdrá la pena vivir.

Síntesis
Peñarol (58): Sebastián Rodríguez 9 (x), Juan Manuel Locatelli 7, Josh Pittman 18, Jason Osborne 5, Gabriel Míkulas 8 (FI), Sebastián Festa 6, José Muruaga 3, Alejandro Diez 2, Marcos Mata 0, Matías Pellettieri 0, Fernando Calvi 0. DT: Carlos Romano.

Boca Juniors (66): Raymundo Legaria 17, Gustavo Oroná 15, Jamal Robinson 10, Leonardo Gutiérrez 10, Martín Leiva 2 (FI), Lázaro Borrell 8, Leandro Palladino 0, Luis Cequeira 4. DT: Gabriel Piccato.

Parciales: 12-17, 30-33 y 42-41.
Árbitros: Alejandro Chiti, Fernando Sampietro y Roberto Smith.
Estadio: Polideportivo Islas Malvinas.
Serie: Boca 3-2.
Próximo juego: martes 29 en el Luis Conde.

Foto: Majo Gil (mjgil@pickandroll.com.ar)
Pablo Tosal
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