La Federación Internacional de Básquetbol nombró al ex jugador de la Selección Argentina, Campeón Mundial en 1950, Oscar Furlong, para ingresar al Salón de la Fama de FIBA. El acto tendrá lugar el 12 de septiembre en España.
El presidente de la Confederación Argentina de Básquetbol, Horacio Muratore, manifestó que: “Esta designación de Oscar Furlong al Salón de la Fama de FIBA es una gran alegría. Nosotros habíamos realizado el pedido en su momento porque Oscar marcó una época en el básquetbol argentino. Es nuestro deseo que en el futuro sean otros los jugadores argentinos que tengan esta posibilidad”.
El evento tendrá lugar el 12 de septiembre de este año, durante el EuroBasket en España para conmemorar los 75 años de FIBA fundada el 18 de junio de 1932. El Salón de la Fama de la FIBA fue inaugurado oficialmente el 1 de marzo de 2007.
Oscar Alberto Furlong nació el 22 de octubre de 1927 en Buenos Aires. Se inició en el básquetbol en el Club Gimnasia y Esgrima de Villa del Parque, en las divisiones inferiores, hasta pasar a integrar la primera división en 1944.
En 1945 jugó por primera vez en la Selección de la Capital Federal, en el Campeonato Argentino que se llevó a cabo en Corrientes.
Intervino en los Juegos Olímpicos de Londres, en 1948 y en los de Helsinki, en 1952.
El 3 de noviembre de 1950, en el Luna Park de Buenos Aires, se consagró campeón del mundo con la selección nacional, venciendo al equipo de Estados Unidos en la final por 64-50.
Obtuvo la Medalla de Plata en los Juegos Panamericanos en 1951 y 1955. Su retiro se produjo en 1959.
Fuente: Prensa CABB
»rodrigo el porteño19/06/2007 00:00
Este es un reconocimiento importantísimo en varios aspectos.
Primero, porque demuestra que hemos ganado importancia en la FIBA en estos últimos años.
Segundo, porque es un reconocimiento hacia un jugador y un equipo que quedaron olvidados por el periodismo deportivo nacional (aunque no el de básquetbol) a pesar de ser campeones mundiales, cosa que no pasó con otros ídolos de otros deportes.
Tercero, porque es un reconocimiento hacia el básquet porteño de esa época, que era infinitamente más popular que hoy y al mismo tiempo generaba grandísimos jugadores.
Y cuarto, porque deja la duda de qué hubiera pasado si una combinación de antiperonistas recalcitrantes (aclaro que no soy peronista), y una dirigencia con moralina barata (¡¡si hasta el mismo presidente de la FIBA pidió que no se tomen tan en serio a las reglas del amateurismo!!) y que también había tomado un poco de envidia hacia el desarrollo del básquet porteño, no hubiesen destrozado nuestro deporte por cuestiones de intereses federativos.
Felicitaciones al homenajeado, entonces, y a todo lo que él representa.