No pudo ser

Argentina tuvo casi todo en contra. Sus propios miedos, sumado al poco convencimiento de poder ganar, un rival que metía de todos lados y con todos los jugadores, y los árbitros que pitaron muy mal y a favor del rival. Como si fuera poco, ningún jugador argentino tuvo su partido de inspiración, aunque sea en lo individual como para tener un chance de victoria.

El partido se definió en el primer cuarto. Será imposible saber si ese primer segmento que Estados Unidos se lo llevó por 33-15 fue el que marcó el eje del resto del desarrollo o si por el contrario solo la diferencia le sirvió para ganar. Porque hubo un primer tiempo muy malo de argentina en casi todos los aspectos y un segundo tiempo muy diferente. ¿Argentina regaló un tiempo o acaso Estados Unidos reguló el resto del juego?.

La cronología marca que empezó muy prolijo y concentrado el conjunto de Narvarte. Buena defensa a los tiradores y excelente distribución del balón en ataque. Con un triple de Leandro Cecchi la selección tomó la delantera (9-7). Pero fue un flash. Quizás ese triple obró de despertador en el conjunto norteamericano.

Hasta allí en los primeros dos minutos de juego, el único problema argentino era la carencia de rebote defensivo o de bloqueo del rival. Pero se despertaron los tiradores rivales y Estados Unidos metió una ráfaga de triples desde todas las posiciones. El técnico Jerry Wainwright realizó una rotación desde el banco descomunal, prácticamente un ingreso cada dos avances. Y encontró soluciones ofensivas en cada jugador que entró.

Aquí Argentina mostró una grave falencia. Aunque da ventajas de centímetros contra casi todos los rivales la carencia de bloqueo no es un problema de talla sino de disciplina táctica. Se requiere concentración y técnica. Los pibes se vieron rápidamente asfixiado por el marcador que pasó de 9-7 a favor a 11-28 en 4 minutos con un parcial 2-21. Recién entonces Narvarte paró el partido con el primer pedido de minuto. Los chicos habían perdido por completo la línea de juego.

Estados Unidos planteó una defensa match up que se movió a la perfección. Obligó a la Argentina a tomar lanzamientos muy lejanos al canasto, negó por completo los rompimientos y el pase al juego interior. No se supo utilizar los bloqueos indirectos o el uso del pick and roll y todo se volvió cuesta arriba. Era un triple errado por los nuestros (1/6) por un estacazo rival.

La diferencia se fue ampliando en un corre calles divertido de Estados Unidos y tomó una luz máxima de 25 (33-58). La defensa argentina no sabía que hacer ya que tenía el cuento de la manta corta. Cuando marcaba zona recibía como respuesta una lluvia de triples. Si Iba a defensa individual Estados Unidos desequilibraba en el juego interior por peso propio más las segundas instancias.

De todos modos el mérito de rival fue completo. Fue una actitud mental tan positiva norteamericana que cuando sus perimetrales lanzaban de tres puntos esperaban el rebote ofensivo. Así, si había rebote corto, era de ellos por sus internos. Si había rebote largo, también era de ellos. Destacamos una vez más la carencia de bloqueo argentina.

Los nuestros por el contrario, en la ofensiva cuando uno lanzaba al canasto los otros cuatro jugadores bajaban al balance defensivo. Son apuestas. Estados Unidos jugó todo a ganador. Individualmente salvo un poco de Nicolás De los Santos y el pivote Federico Aguerre el resto no estaba en sintonía con el partido. El base Diego Gerbaudo, sobre todo, jugó muy apresurado y de sus manos llegaron más confusiones que soluciones. Pero el problema fue general. El primer tiempo se fue con un doloroso 62-40 en contra.

El caradura del técnico estadounidense cuando terminó el primer tiempo fue a pedir algún tipo de explicaciones a la mesa de control. Más bien debió ir a felicitarlos a los árbitros.

De todos modos fue dicho en el copete. El segundo tiempo fue otro partido. Mucho más acorde a lo que Argentina podía producir. Y no se trata de ganarle si o si los Estados Unidos, sino de demostrar un buen basquet, desde la actitud y desde la aptitud.

El propio Diego Gerbaudo (que se equivocó en el primer tiempo) comenzó a demostrar sus condiciones en el tercer segmento. Se erigió como goleador del equipo, pero mejor que eso, tomó buenas decisiones. Argentina extendió la defensa a todo el campo, salió a buscar el partido bien arriba y provocó los primeros errores del rival.

Con la segunda pelota perdida, el técnico Wainwright pidió minuto cuando el parcial le favoreció a los nuestros 15-8 para ponerse a 15 (55-70). De todos modos Estados Unidos cuenta con material suficiente para encontrar soluciones a caudales. Fue el escolta Patrick Beverley (casi un jugador play ground) quien le brindó la salida del encierro de puntos. Raymar Morgan y Stephen Curry lo acompañaron para que Los Estados Unidos vuelvan a sacar 24 puntos en un ratito (57-81) con un parcial de 0-11 fulminante.

Aun después de ese parcial, Argentina cerró con una racha 6-2 arriba para completar 10 minutos muy buenos (26-21 ganó el cuarto). Al menos demostró que estaba para jugarle de igual a igual.

El último cuarto, envalentonado, conciente que la hazaña era posible, los de Narvarte abrieron jugándosela con dos triples y erraron ambos. Como la defensa estaba en hombre a hombre y lucía impecable, recuperaron un par de balones y enseguida bajaron la diferencia a 15 nuevamente (70-85) cuando habían corridos apenas 1.50 del parcial final.

La intensidad defensiva negó la llegada de la pelota al juego interior y los porcentajes de tres puntos del rival bajaron a niveles más normales (en el segundo tiempo USA tiró 2/10 en triples). Luchando en defensa, que extendió toda la cancha, a falta de 5 minutos Argentina se puso a 11 (80-91). Hasta allí, en 15 minutos, el parcial del segundo tiempo era de 40-29 para los nuestros.

Pero vino una jugada muy discutida. Se mandó en bandeja Morgan y el pibe Nicolás Aguirre le cometió falta de atrás. Morgan cayó groseramente arriba del Facundo Piñero quien se llevó la peor parte. Se armó un revuelo entre jugadores y los árbitros en una decisión discutible resolvieron la 4ta falta de Aguirre, técnico al mismo jugador (la quinta) y nada más. Cuatro tiros libres y reposición para Estados Unidos. Metieron los cuatro libres y en la reposición Argentina cortó con falta, dos libres más y la diferencia se fue de nuevo a 17 (80-97).

Argentina había remado demasiado para ponerse a 11 y de golpe en un segundo estaba de nuevo muy abajo. Allí perdió por completo la línea de juego. Fue el golpe de Knock out que volteó a los pibes. Ya más dedicados a protestar, buscar el triple salvador (con malos porcentajes, 9/27) y sin concentración defensiva, Estados Unidos se le hizo fácil cerrar el juego.

Incluso hubo tiempo para dos Alley Up, muy del sello NBA, y con un parcial de 18-4 se escaparon otra vez a la máxima (84-109) en un final que Argentina no merecía.

Los árbitros se destacaron todo el partido, no sólo por la discutible falta del técnico sino por sancionar sin la misma severidad las faltas para un lado y para el otro, siendo Argentina siempre el perjudicado. Salvo dos errores a favor nuestro, el resto siempre fue en contra. Si había una forma de perder con todo en contra (falencias propias, virtudes del rival y mala actuación arbitral) sin dudas hoy fue el día.

Síntesis
Argentina (86): Diego Gerbaudo 13, Nicolás De Los Santos 18, Leandro Cecchi 5, Sebastián Uranga 0, Federico Aguerre 15 (x) (FI); Sebastián Vega 12, Facundo Piñero 9, Sebastián Morales (x) 6, Nicolás Aguirre (x) 5, Jonatan Machuca 3 y Pablo Orlietti 0 DT: Guillermo Narvarte.

Estados Unidos (112): John Flynn 12, Patrick Beverly 20, David Lighty 10, Deon Thompson 4, Michael Beasley 13 (FI); Tajuan Porter 10, Stephen Curry 12, Matthew Bouldin 3, Donte Greene 8, Raymond Morgan 16, Damian Hollis 0 y De Andre Jordan 4. DT: Jerry Wainwright.

Parciales: 15-33, 40-62, 66-83

Foto: Gentileza Fiba.com

Pablo Tosal
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