¿Qué más tiene que hacer?

En el medio de la mugre de la violencia, el básquetbol regala desde sus entrañas poemas de juego como el que anoche brindaron Quilmes y Peñarol. Ajeno al chauvinismo lógico de la defensa del clásico, un partido con los vaivenes emotivos que brindaron anoche ambos equipos paga largamente una entrada.

Ambos se jugaron entero y fue una larga batalla de 45 minutos. Con errores y virtudes de todos los protagonistas, incluidos los árbitros que anoche tuvieron una incidencia pesada en el comienzo del desarrollo. En el reparto de cartas hubo de todo y la conclusión es la misma, Quilmes esta embrujado, o el embrujado es Peñarol o en todo caso el hechizo es para el resultado. Porque después de remar como loco en muchas direcciones se llega siempre al mismo puerto.

El inicio se desmenuza así: Hubo por un lado un primer cuarto perfecto de Peñarol (con altísimos porcentajes), que sin ser tener la misma continuidad dejó como saldo un primer tiempo de gran nivel. Llegó al gol con 8 jugadores, todos parejos y con Johnson de abanderado.

Por el otro, Quilmes desnudó sus problemas ofensivos cuando Reynolds no aparece, su defensa no pudo incomodar a un rival que estaba dulce y salvo Dentis y algo de Karcher no encontró respuestas auxiliares.

Se agregó una tercera pata que siempre juega: los árbitros. Tuvieron un primer tiempo muy malo y el resto del partido repartieron buenas y malas pero salvaron las ropas en el final. Los árbitros siempre van a equivocarse y forma parte del juego, es natural, pero ayer internaron a Quilmes en el primer tiempo con cuatro faltas ofensivas (dos de ellas grotescas) no cobradas que significan en la balanza comercial un mas-menos 8 puntos (también una discutible antideportiva a Safar, parecida a una acción no cobrada de Mata)

Oscar Sánchez en el ojo de la tormenta desde el viernes pasado, se ve que recogió el guante, porque teniendo todos los motivos del mundo para prenderle fuego a la mesa de control (justo él que no necesita excusas) metió el violín en la bolsa e hizo mutis por el foro.

El tercer cuarto se abrió a todo gol y los de Sergio Hernández tomaron una distancia de 12 puntos (46-58) en cuatro minutos. Pero la renta de puntos que consiguió Peñarol en el primer tiempo se esfumó.

La defensa de Quilmes formó un cerco de protección junto a su canasto y los porcentajes de tiro milrayitas bajaron a niveles más terrenales. Todo lo que no se cobró en el primer tiempo llegó como una catarata en el tercer cuarto. Dos faltas ofensivas de Román González, otra de Sebastián Rodríguez y una perdida de Locatelli le dio a Quilmes un aire necesario para resurgir. En ofensiva Reynolds lideró la remontada de su equipo y la aparición de Diego Romero (9 puntos en 6 minutos) fue un gran complemento.

Con Sebastián Rodríguez en el banco por cuatro faltas, Lucas Picarelli se hizo cargo de la base de su equipo, pero Quilmes logró emparejar con Aguirre, Maciel y Karcher en la media cancha. La ausencia de Tato es un dato clave, porque es otra vez fue el base quien tuvo incidencia directa en el resultado final del partido.

Cuando Tato no estuvo Quilmes siguió mandando dentro del terreno y Peñarol perdió el orden por completo. Tanto se desdibujó el milrayitas que la diferencia de manera insospechada se abrió a 15 puntos (79-64) a falta de 7 minutos. Y aunque parezca extraño, para Quilmes era un partido corto de solo 7 minutos que perdía 3-0 para tratar no solo de ganar sino de limar la diferencia de 18 del partido del viernes. Pero nada de eso ocurrió.

Quilmes no logró aguantar el regreso de Tato Rodríguez, la magia ofensiva de Jasper Johnson que anoche fue la llave ofensiva de la victoria y sobre todo no soportó el ritmo físico del partido.

Fue muy gráfico cuando Antonio Reynolds le pidió el cambió tres veces a su entrenador y Oscar Sánchez decidió no sacarlo. El Huevo evaluó que no había otras alternativas. Pero Reynolds enfrentó a Román González (también con 4 faltas) del peor modo. Se alejó del canasto y le tiró de 5 metros. No le dio el físico para trabajar de espaldas. Para volver a defensa debía tomarse un taxi.

Todas las malas decisiones del final que tomaron Reynolds y Karcher (las de Karcher más que malas fueron sin puntería) sistemáticamente fueron contragolpeadas por Johnson y su ballet. Un triple de Picarelli fue clave y Tato Rodríguez se adueño de la escena y nunca mejor dicho: Tato Rodríguez hace lo necesario para ganar: hablar, pelear, luchar y jugar. Como en un gran escenario, su dominio histriónico de la presión del clásico saca ventajas en partidos raros como estos.

A todo vapor llegó el goleo final de Peñarol para empatar en el tiempo regular en 87. La recta final de 5 minutos fue para ponerle un moño a la actuación de Jasper Johnson que firmó 30 en su planilla. Con Reynolds (27 pts) fundido (no figurativa sino literalmente) Sánchez debió sentarlo y Maciel se hizo cargo de la ofensiva, pero Quilmes ya no disfrutó de una racha positiva y no tuvo gol a la hora de cerrar el partido.

Quilmes podrá preguntarse mil veces porqué pero las explicaciones están más del lado metafísico que racional. Siempre tiene un aspecto negativo que lo termina condicionando. Ahora se le cansaron los extranjeros que son determinantes y así siempre hay algo en la historia. El entrañable aplauso de su gente en el final fue un gran consuelo. Jugó un partidazo, dignísimo, pero siempre con el mismo resultado.

Mientras del otro lado hay hinchas que se suben a la ilusión de una posible temporada de ensueño. Que siguen borrachos de festejos y que no paran de bailar, bailar, bailar.

Síntesis
Quilmes (97): Nicolás Aguirre 12, Selem Safar 3, Mark Karcher 22, Antonio Reynolds 27 y Ezequiel Dentis 12 (FI); Maximiliano Maciel 10 (x), Facundo Piñero 0, Diego Romero 11 y Dragan Capitanich 0. DT: Oscar Sánchez.

Peñarol (100): Tato Rodríguez 15 (x), Juan Manuel Locatelli 12, Marcos Mata 4, Jasper Jhonson 30 y Román González 11 (x) (FI); Lucas Piccarelli 13, Alejandro Diez 0, Jervaughn Scales 4 (x), Byron Wilson 11 y Nicolás Lauría 0. DT: Sergio Hernández.

Parciales: 17-28, 37-47, 68-62 y 87-87.
Árbitros: Alejandro Ramallo y Juan Fernández.
Estadio: Polideportivo “Islas Malvinas” (3000 espectadores).

Foto de tapa: Majo Gil (mjgil@pickandroll.com.ar)
Pablo Tosal
www.pickandroll.com.ar

Poco para ver

Echagüe-Saladillo se sacó la mufa en la Copa Argentina y festejó por primera vez luego de tres caídas. Como visitante, en el Polideportivo, superó a Gimnasia y Esgrima La Plata por 67-57.

Para la fusión el resultado fue positivo debido a que alcanzó a su derrotado en la tabla de valores y ante un hipotético desempate lo supera por tener mejor diferencia de gol. De todas formas, con la victoria de Peñarol, ambos equipos quedaron eliminados de la competencia.

Los dirigidos por Juan Pablo Boadaz golpearon al inicio. Con una gran efectividad en sus lanzamientos, una férrea defensa y goleo repartido Echagüe construyó un parcial de 15-1 en 4m28. Gimnasia jamás le encontró la vuelta y la visita se adueñó del primer cuarto por 23-7 con un notable 8/8 en dobles.

Con el ingreso del juvenil Ezequiel Manzanares (7 puntos en el cuarto) el lobo mejoró y achicó la brecha (16-29). Echagüe volvió a apostar por su defensa y con varios robos de balón le detuvo el ritmo a su rival para quedarse con el primer tiempo por 37-24.

Gimnasia no se quedó atrás y dominó el tercer capítulo gracias al trabajo que hizo en defensa. El lobo protegió bien su canasto y en ataque se sintió cómodo jugando para Nicolás Ojeda (5 puntos y 2 rebotes en el período) en el poste bajo. Con un parcial de 9-0 se puso en partido (33-37) pero Echagüe, que tuvo problemas en ataque, cerró mejor y se mantuvo al frente (46-40).

En el cuarto decisivo la visita apretó el acelerador. Diego Eiguren se soltó en ataque (7 puntos y 1 asistencia en el cuarto final); mientras que Santiago González generó peligro en la zona pintada (7 y 1 recobre) para distanciarse por 56-43. Gabriel Moravansky se cargó el equipo al hombro y con sus triples (3/4) el lobo volvió a la carga.

Pero Echagüe no bajó los brazos. La visita defendió duro, recuperó pelotas y liquidó el pleito con los Eiguren y González.

Síntesis
Gimnasia y Esgrima La Plata (57): Fernando Rivera 10, Pablo Bendel 3, Gabriel Moravansky 15, Alejo Barovero 12, Nicolás Ojeda 7 (FI), Lisandro Villa 3, Esteban Rusconi 0, Ezequiel Manzanares 7. Entrenador: Ronaldo Córdoba.

Echagüe-Saladillo (67): Diego Eiguren 17, Federico Senitzky 10, Ezequiel López 4, Nicolás Suárez 5, Santiago González 15 (FI), Alejandro Camargo 2, Alejandro Eiguren 6, Jontae Vinson 4, Ignacio Kelly 4, Matías Fernández 0. Entrenador: Juan Pablo Boadaz.

Parciales: 7-23, 24-37 y 40-46.
Jueces: Raúl Lorenzo y Matías Gabe.
Estadio: Polideportivo de Gimnasia y Esgrima.

Juan Manuel Rodríguez (jmrodriguez@pickandroll.com.ar)
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Estudiantes tuvo festejo carioca: Pepe Pepe Pepe

Yendo atrás en el tanteador por gran parte del partido, el albo pudo dar vuelta el clásico ante El Nacional, y triunfó en suplementario, por 89 a 84. José “Pepe” Muruaga fue goleador y figura del segundo derby de la temporada, concretando 27 puntos.

Como en el primer clásico de la temporada la iniciativa la tomo El Nacional. Con un planteo más eficiente, los de Juan Andrés García sacaron ventajas a partir de la supremacía que mostraron en su juego interior, donde Kanté pesó más que el dueto Freeman-Levy y de allí que al llegar a la mitad del cuarto los celestes se impusieran 14 a 4.

Kevin Freeman no sintió la posición de ala pivot, y Jamaal Levy, debido a su contextura física se quedaba corto para ser un centro neto. Debido a esto, el ingreso de Barrera se volvió una necesidad, y con la salida de Kanté (20 - 6 el tanteador) el encuentro se equilibró.

Estudiantes planteó una presión bastante efectiva, que incomodó el traslado del base sustituto Lucas Pérez y terminó obligando en varios casos, a que Federico Ferrini tome las resoluciones en ataque. El albo cambió su imagen, y pudo descontar, cerrando los primeros diez abajo, pero por siete, 22 a 15.

Desprolijo, áspero y favorable al dueño de casa arrancó el segundo acto. La presión del local, sumada a las cortinas puestas por la visita para librarse de la defensa hicieron que el trámite se torne impreciso, sobre todo para el huésped, que a pesar de volver a poner en cancha a gran parte de su quinteto inicial no encontró las mismas vías de gol que en los primeros diez, producto también del cambio de cara que mostró la pintura anfitriona.

Freeman continuó mostrándose fastidioso por su nueva posición en la cancha, pero se vistió de pasador desde el poste y habilitó a varios de sus compañeros para poner a su equipo a tiro. A falta de 3:51 una jugada en el tablero defendido por el celeste produjo la salida de barrera.

Kanté cayó y por el recobre saltaron Heinrich y el interno estudiantil. Se desacomodaron en el aire y el primero en llegar al piso, horizontal a este, fue Barrera. Con su pie derecho impactó en el vientre del americano celeste que aún permanecía tirado, y como peso muerto y sobre sus espaldas “aterrizó” el juvenil, haciendo que el interno mayor nacional se termine de lesionar el tobillo derecho y que el americano vuelva a sufrir un golpe en esa zona.

Un par de triples de Patricio Rodríguez volvieron a distanciar a El Nacional, pero como en el primer periodo el cierre lo encontró mejor parado a Estudiantes que se fue al descanso con un doble sobre la chicharra de Muruaga y un 41 a 35 en contra, paradójicamente favorable, si se lo compara con el arranque del cotejo.

El tercero fue el cuarto más chato que tuvo el encuentro. En cinco minutos solo hubo cuatro puntos y todos llegaron del lado albo. De esa forma los de Guillermo López se pusieron 39 - 41, y justo cuando se cumplía la mitad del periodo, el juvenil Lucas Pérez estampó los primeros tres puntos de la segunda mitad para El Nacional (39 - 44), que le abrieron el cilindro al punto tal de revertir el parcial en contra, y llegar a alejarse por 50 a 39.

Estudiantes se sintió mejor con el reingreso de su base sustituto Nicolás Paletta, y a través de él, y el buen cuarto e Leandro Cecchi volvió a aproximarse, no de la forma en que lo había conseguido anteriormente, pero si dejando las acciones 47 - 55, para entrar en partido al epílogo.

Para darle aire a Kanté, Juan Andrés García planteó su juego interior con Amicucci y el juvenil Montironi, quien habitualmente se para como alero, pero que ayudó y sobre todo en defensa en los cuatro minutos que le tocó decir presente. El albo, con mejor puntería por parte de sus perimetrales llegó a colocarse a tres, 57 a 60, al arribar a los cinco minutos finales.

A 1:35 para el cierre, y con el partido 68 a 66 favorable a El Nacional, Nicolás Paletta fue a la línea para igualar las acciones. Convirtió el primero, y en el afán de barrer el segundo, Kanté convierte en su propio cilindro, dejando al frente por primera vez en el partido a Estudiantes (69-68).

Posteriormente y debido a un par de roses entre Castets y Paletta, el partido entró en un clima de alta tensión, el cual desembocó en la quinta falta del juvenil albo y tiros libres para el CEN. Nuevamente la pantera bahiense arriba en el marcador 71 a 69, pudo festejar poco, ya que una bomba de tres de “Pepe” Muruaga le volvió a dar la ventaja al dueño de casa, y luego de un 1/2 desde la línea por parte del celeste, otro triple del tucumano puso las acciones 75 a 72 para el local.

En la última posesión del visitante, incómodo y con marca, Mariano Castets convirtió el triple del empate en 75, y con cuatro segundos en el reloj, Estudiantes no pudo hacer mucho más. Ya sin Ferrini, Heinrich y Paletta, todos afuera por límite de infracciones se inició el suplementario.
Allí, el dueño de casa estuvo más efectivo desde la línea, y con el overol de Pedro Franco y la puntada final de José Muruaga, sentenció una victoria muy trabajada, que terminó de darle el mote de “clásico” al encuentro entre equipos bahienses.

Síntesis
Estudiantes (89): Pedro Franco 11, José Muruaga 28, Mariano Franco 5, Kevin Freeman 9 y Jamaal Levy 8 (inicial); Gerardo Barrera 3, Leandro Cecchi 15 y Nicolás Paletta 10 (X). DT: Guillermo López.

El Nacional (84): Mariano Castets 15, Federico Ferrini 7 (X), Patricio Rodríguez 15, Ramiro Heinrich 2 (X) y Djibril Kanté 17 (X) (inicial); Lucas Pérez 5, Cristian Amicucci 9, Sebastián Farías 10, Alexis Elsener 2y Fabricio Montironi 2. DT: Juan Andrés García.

Parciales: 15 - 22 / 35 - 41 / 47 - 55 / 75 - 75.
Árbitros: Estévez - Mendoza.
Estadio: Dr. Osvaldo Casanova.

Emanuel Niel (eniel@pickandroll.com.ar)
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