Melchor, Gaspar y el negro Hall

Los jugadores de Independiente no entrenaron antes de las fiestas, se juntaron en Mar del Plata luego del receso, algunos la pasaron en la ciudad y el resto se vino en micro de línea, Byron Johnson se unió al grupo el día del partido, jugó sin un extranjero. De todos modos, aunque parecía, Independiente no vino a Mar del Plata de vacaciones, planteó un partido inteligente, duro y si no se llevó la victoria es porque la taba cayó del lado local.

Quilmes soportó dos ausencias (Villares y Aguirre) que le dejaron una rotación corta, muy corta, porque en el lugar de Salles, nadie pudo dar una mano y el “Pini” debió jugar casi todo el partido (39 minutos y medio). El equipo de Oscar Sánchez jugó otro partido ofensivo muy trabado (la continuidad del 2007) pero el valor anímico de sus jugadores plantaron banca en el final, encontrado puntería en los momentos más calientes del juego.

Todo se definió en las últimas bolas. Quilmes ganaba 73-72, pero una secuencia de dos perdidas seguidas de Antonio Reynolds, sumado al infortunio que el propio Reynolds cacheteó una pelota hacia atras, en defensa, que pegó en su propio tablero y entró, más dos libres de La Bella lo pusieron a Independiente arriba por 3 (73-76) a falta de 20 segundos. Con los problemas que tuvo Quilmes para atacar parecía cosa juzgada, sin embargo, Independiente decidió defender la bola del final y no cortó con falta, Salles lo encontró (entre tropezones) a Maciel. La jugada no era clara, Maciel dio un paso hacia atrás, salió de los 6.25 y tiró sobre la marca. Triple y empate. Quedaban 12 segundos.

Quilmes juega su última defensa y el rojo neuquino, se apresuró, se pasó de rosca en el final, La Bella perdió el balón, Antonio Reynolds miró el reloj y con dos segundos en vez de tirarla de atrás de mitad de cancha tuvo tiempo para verlo más adelante a Hall. El pase llegó cuando el tiempo casi se extinguía. En un segundo, Hall giró y de 7 metros y medio lanzó el triple. La Chicharra sonó en el aire, pero la pelota (con mucho vuelo) ni siquiera había empezado la curva descendente.

El segundo que tardó en bajar de la parábola fue la eternidad y el silencio que lo acompañó fue tan evidente como el estruendo posterior. La bola ingresó para la victoria de Quilmes y el público, como en un final de película, festejó ruidosamente por un buen rato. Las caras de los jugadores de Independiente eran evidente: “¿Esto es real?” parecían preguntarse. Habían perdido un partido imposible.

El juego fue extraño, enmarañado, difícil de explicar. Independiente realizó continuos cambios defensivos, probó con equipos bajos y altos, presión todo el campo o medio campo. Las circunstancias de las ausencias limitaron a Quilmes pero siguió jugando tan trabajo en ofensiva como terminó el año pasado. Apenas por momentos encontró buenas rotaciones.

Lo mas saliente fue la marca a Byron Johnson que lució maniatado (seguramente también víctima del receso). Independiente de todos modos encontró a su goleador sustito: apareció Martín Melo para hacerse figura y liderar a los suyos en ofensiva. Quilmes lo tenía contenido a Johnson pero no a Independiente. El primer cuarto fue neuquino (17-24). De todos modos el cervecero lanzó 2/10 en triples en el primer tiempo con tiros que no fueron contestados por la defensa. La noche pintaba mal.

La aparición de Diego Romero (8 pts) en el segundo cuarto fue decisiva. Potenció a los suyos, incontenible para Chiappero o Nico Romano y Quilmes mejoró su defensa. Parcial 19-14 y en el marco de un pobre primer tiempo la victoria era para la visita (36-38). El primer tiempo ofensivo de ambos equipos parecía de pretemporada.

Lo mejor se vio en el segundo tiempo, no por el final agónico, sino porque mejoraron los equipos en ofensiva. Salles (9 asistencias en total) y Hall se combinaron por un rato para mostrar lo mejor de Quilmes en ofensiva en el partido. Maciel tenía una noche negra (1/7 en triples) y Antonio Reynolds, un león en defensa (15 reb def) no podía sumar en ataque. Pero Diego Romero suplía esa carencia. El rojo aguantó con Melo (8 pts en el parcial) y algo de Esteban López. Paridad en 57 mostraba el tablero en el ingreso al último cuarto.

Quilmes inició la vida del segmento final arriba por cinco (62-57) pero le duró poco la ventaja. Desde allí hasta el final fue palo y palo.

Independiente y el cervecero se repartieron errores y aciertos, virtudes y defectos, en un partido luchado. Sobre el final el triple de Maciel y de Hall fueron la diferencia.

La virtud de un temple de acero, las ganas de ganar, un espíritu de lucha muy especial y el compañerismo es lo mejor que muestra esta versión de Quilmes. No es casualidad que los mejores porcentajes siempre los encuentra en el tramo final del partido. Ha sido así toda la liga. Por el momento son valores intangibles pero muy necesarios. Tiene todo para mejorar, incluso la suerte de poder hacerlo mientras gana.

Síntesis
Quilmes (79): Hernando Salles 13, Antwon Hall 20, Maximiliano Maciel 8, Antonio Reynolds 10 y Ezequiel Dentis 4 (FI); Selem Safar 3 y Diego Romero 21. DT: Oscar Sánchez.

Independiente (N) (76): Leandro Lauro 0, Juan Pablo Sánchez 12, Martín Melo 25, Byron Johnson 15 y Claudio Chiappero 4 (FI); Nicolás Romano 7, Leonardo La Bella 6, Esteban De la Fuente 2, Esteban López 5 y Pablo Heit 0. DT: Mauricio Santángelo.

Parciales: 17-24, 36-38 y 57-57.
Arbitros: Daniel Rodrigo-Jorge Chávez.
Estadio: Once Unidos (1000 espectadores)

Foto: María José Gil (mjgil@pickandroll.com.ar)
Pablo Tosal
www.pickandroll.com.ar