Borrón y cuenta nueva

Introducción necesaria. Se recuerda que la selección Argentina integra el triunvirato mayor de las selecciones mundiales. Cualquier decisión que afecte a la selección Argentina ya es cuestión de análisis mundial. No es ni una exageración ni un modo afectado de querer sobre valorar las cosas. El segundo deporte federado del mundo, tiene a la selección nacional argentina entre las tres mejores del planeta (Con USA y España).

Por lo tanto, las decisiones de los dirigentes de la CABB y del entrenador principal, afectan obviamente “nuestros intereses” como hombres de básquetbol y son observados y comentados por todo el mundo. Es así, y no hemos ganado ese privilegio de primera plana, de vidriera grande, de marquesina luminosa de Hollywood.

¿Que tuvo de particular la elección de Sergio Hernández?. Desde que Julio Lamas fue técnico de la selección que no hubo necesidad de hacer un recambio generacional. Lamas debió darle el ingreso a los jóvenes talentos que pedían pista y que derivaron en la presente generación dorada. Así, un buen día de junio del 98, Lamas le dijo que no al goleador “Batman” Racca para decirle que Si a un incipiente y jovensísimo Emanuel Ginóbili. En el proceso de Rubén Magnano lo más duro fue la salida de Espil, pero se fue solo dejando la concentración de la pacífica ciudad de Colón (Entre Ríos).

En el término de un Juego Olímpico al otro se han excluido por decisión propia cuatro jugadores de peso específico en la vida de la selección: Hugo Sconochini, Alejandro Montecchia, Juan Ignacio “Pepe” Sánchez y Walter Herrmann. Demasiado.

No sólo hay que ir con dos bases nuevos, sino que hubo que buscar un nuevo líder y un jugador tan especial en todo aspecto como Herrmann que fue elemento decisivo en los cuartos de final ante Grecia en el 2002.

Ahora Sergio Hernández “jubila” a dos más de la generación dorada por decisión propia: Rubén Wolkowyski (34 años y 120 partidos con la celeste y blanca) y Gabriel Fernández (31 y 97 partidos con la selección).

Si se viera con claridad el recambio la situación podría soslayarse en la evidencia, como fue el ingreso de Herrmann y Delfino por Palladino y Victoriano de Indianápolis 2002 a Atenas 2004. La situación no ameritaba acaso pregunta alguna.

Pero esta vez, ningún pivote ni ningún alapivote viene pidiendo pista a los gritos. Román González y Juan Gutiérrez acaso han tenido como virtud mayor dar la cara en la patriada más importante del los últimos dos años del básquetbol argentino: ir al preolímpico de Las Vegas.

Sergio Hernández ni lo dirigentes de Cabb, se olvidan que por ser campeones olímpicos no clasificamos a Beijing 2008, sino porque un grupo de valientes se la jugó a todo o nada con dos pasajes en Las Vegas.

Allí dijeron que no Gabriel Fernández y Rubén Wolkowyski, quien hoy no están para defender la medalla que consiguieron en Atenas. ¿Acaso no son del gusto del entrenador?. Todo lo contrario. El Oveja los tuvo a los dos en sus equipos, lo ayudaron a salir campeón siendo protagonistas, los ama, en el plano particular. Pero no se olvida. Los tiene anotados en una lista que es muy cara para el básquetbol argentino. En la misma lista aparecen Pablo Moldú, Julio Mázzaro, Hernán Jasen.

Es necesario que cuente esto en primera persona para entender el pensamiento dirigencial. Yo digo que soy hincha de Racing (en fútbol) solo porque tengo que tener un club (y porque en verdad me gusta Racing), pero no sé ni quien ataja. De hecho estoy escribiendo esta nota mientras el 80 % del país se paraliza mientras mira River-San Lorenzo por la copa libertadores. Ni me interesa. Vivo, sufro y muero por el básquetbol. Y con esto digo: para mi Manu Ginóbili es todo, TODO.

Desde que Manu Ginóbili le dijo que no a Las Vegas, dejó de ser Dios para ser un Ángel. ¿Por qué?. Yo entiendo todo, pero siento más de lo que pienso. Para mi una persona que tiene el agrado de vivir del básquet y la enorme fortuna de representar a un país (y además es icono) hay privilegios que no puede darse, como por ejemplo renunciar temporariamente a la selección.

Jugará mejor en San Antonio, saldrá campeón con números perfectos en la NBA y yo como siempre, miraré los partidos de pie porque no puedo por nervios verlos de sentado. Lo seguiré a donde vaya, pero no será lo mismo. Ya no será lo mismo. Porque siendo Dios, no puede decirle que no a la selección.

Sé perfectamente que el término de Dios lo cree yo, en mi persona, pero también sé que Manu sigue siendo un jugador (una persona) que ilumina mi alma cada vez que la veo. Siendo periodista (todos los periodistas del interior que lean esto lo sabrán) he perdido mucha plata por viajar con el básquet. Representar al país no debe tener precio. No te alcanza la vida para pagarlo. Y muchos jugadores han renunciando.

Pablo Moldú, Hernán Jasen, Rubén Wolkowyski, Gabriel Fernández, son parte de los que dijeron que no pero son prescindibles y hoy están fuera de la selección ¿se entiende?. Ginóbili es irremplazable. Nocioni estaba lesionado, Scola y Delfino dijeron que si. La base está. Oberto es otro irremplazable (el mejor pivote FIBA del mundo para mi gusto).

El gesto de mando que dio Sergio Hernández es evidente, no es sorpresivo que haya convocado a los pibes (habrá que ver quién de ellos irá al sudamericano) sino la ausencia de dos jugadores que ganaron el oro olímpico. Leo Gutiérrez fue otro que puso la cara en Las Vegas y su premio es ir a Beijing. Detrás de esta decisión en las futuras convocatorias los jugadores se plantearán mucho decir que si o que no a la selección.

Por último, en tren de análisis de un larga lista de detalles que podrían ser comentados (las ausencias de los pibes Aguirre o Nico Romano por ejemplo) es necesario que los dirigentes de los clubes argentinos se sienten a la mesa de negociaciones y debatan seriamente sobre el calendario de la competencia doméstica.

En 1990 se tomó la histórica decisión de equilibrar nuestro calendario con el europeo para favorecer a la selección nacional. Siempre la selección fue la privilegiada en este tema. Pero aquí se desmayan jugadores cuando en enero se juega al básquetbol con temperaturas superiores a los 40 grados en canchas (no estadios) que no están aptos para jugar con calor. James Naismith inventó este deporte para jugarlo en invierno bajo techo.

De la competencia local fueron convocados Leo Gutiérrez al grupo olímpico, Luis Cequeira, Andrés Pelussi y Román González al grupo de trabajo del campeonato sudamericano. Cuatro jugadores de la liga nacional sobre veintisiete convocados. ¿Para esto jugamos de septiembre a mayo? ¿Por cuatro jugadores que irán a la selección?.

Sería oportuno volver a el calendario marzo – diciembre. Que se juegue con frío, que haya un invierno con básquetbol, que no tengamos que dejar la playa en lo mejor para ver básquetbol de día (con un calor de locos) atentando contra el desarrollo de la competencia. O cambiamos todos lo estadios y lo adecuamos o cambiamos el calendario. Hoy los jugadores de la selección están en Europa y la NBA. El Mapa cambio, la liga debe cambiar.

Pablo Tosal
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