A salvo y bien parado

En la previa hubo algunas declaraciones cruzadas y misterio, pero en la cancha más de lo mismo. Paul Pierce, su rodilla y una gran defensa fueron las cartas para un nuevo triunfo de Boston sobre Los Angeles por 108 a 102 que puso la final 2-0 a favor del equipo que dirige Doc Rivers. De esta manera, los Celtics viajarán tranquilos a California, en donde los Lakers tratarán de revertir esta situación que, al menos hasta 5 minutos antes de finalizar el encuentro de anoche, se veía muy desfavorable.

Ya desde el primer cuarto el partido comenzaba a tomar el mismo rumbo que el primero. Ray Allen era la sombra (lo fue todo el partido) de Kobe Bryant, quien no encontraba la forma de tomar sus tiros. Antes del final del período, la estrella angelina cometió su segunda falta y fue al banco con solo 3 puntos y 1 de 4 de cancha. El trío celta arrancó con 6 puntos cada uno, sin embargo a Kevin Garnett no jugó cómodo, y así estuvo toda la noche. El jugador defensivo del año fue frenado por Gasol en la pintura y no conectó su tiro a media distancia. Finalizó el partido con 17 puntos (7/19), aunque tomó 14 rebotes. Los de Phil Jackson se adelantaron en el primer cuarto 22-20 gracias a un triple de Jordan Farmar sobre el final.

Debido a los problemas de faltas y al recambio por cansancio, los Lakers comenzaron el segundo cuarto con suplentes, y Boston se lo hizo pagar muy caro. Metió una ráfaga de 10-0 con la que dejó el marcador 30-22 y “revolucionó” el partido. Pierce, quien estuvo en duda para el partido debido a su “supuesta” lesión en la rodilla derecha, metió 10 de sus 28 puntos en el segundo cuarto. El alero de Boston cerró la planilla con 5/12 en dobles, 4/4 en triples y 6/7 desde la línea, como así también repartió 8 asistencias y bajó 4 rebotes.

Pero la noche tuvo un invitado que no estaba en la lista: Leo Powe. El ala-pivot entró inspiradísimo, llenó de falta a los Lakers y metió 8 tantos en el cuarto para que los Celtics se fueran al descanso largo ganando 54-44. Powe fue autor de 21 puntos, con 6/7 de cancha y 9/13 en libres.

Boston siguió defendiendo muy duro en el tercero. Dejó a los Lakers en 19 puntos, de los cuales 8 fueron de Kobe Bryant. El MVP de la temporada regular terminó con 30 (10/20 en dobles, 1/3 en triples y 7/7 desde la línea) y 8 asistencias. A pesar de sus números, “KB” estuvo bien custodiado por Allen y James Posey. Su liderazgo hizo que se pusiera el equipo al hombro y sea él quien tomar la mayoría de los lanzamientos.

Su compañía no es tan fiel: Lamar Odom continúa con el “piloto automático”, sin incidencia en el juego (10 pts, 8 reb, 5/11 de cancha). Tiene muchos problemas para

defender bajo el canasto. Gasol aparece de a ratos, con buenos movimientos en la pintura y su capacidad reboteadora, pero no es suficiente para darle una mano al gran Kobe. El campeón del mundo fue autor de 17 (8/12) y 10 tableros. Powe volvió a hacer que los hinchas se levantes de sus asientos con un par de contraataques consecutivos y, mediante un parcial de 13-0, Boston sacó 22 de ventaja para cerrar el cuarto 83-61.

La diferencia llegó a ser de 24 (95-71) a falta de un poco menos de 8 minutos para el final del encuentro, pero dejó recuperar a los Lakers, que casi producen el milagro. “Nuestro juego fue decepcionante en los últimos 6 minutos”, reconoció Pierce. Con una lluvia de triples (7/11), y el incesante Bryant (13), Los Angeles puso las cosas 104-102 a falta de 38 segundos, luego de un contraataque que derivó en una Bomba de Sasha Vujacic y un corte de balón que Vladimir Radmanovic transformó en dos puntos.

Sin embargo, Pierce no se “achicó” y tomó la pelota cuando más caliente estaba. Fue para el aro y recibió una falta que logró que anotara dos puntos más. Luego tapó un lanzamiento del esloveno Vujacic y Posey (8 pts) sentenció con dos libres.

Con el formato de 2-3-2 que tiene las finales, una victoria de los Lakers en el TD Banknorth Garden podría haber sido lapidaria, porque le hubiese dado la chance a L.A de definir la historia en el Staples Center. Ahora, lo peor que puede ocurrir es que la serie regrese a Boston 2-3. Para eso, los de Jackson están obligados a ganar todote local, y si quieren salir campeones tendrán que “robar” un partido afuera, donde los Celtics solo han caído en 7 oportunidades en todo el año.

Sebastián Ciano
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