Jornada uno

El básquetbol se vino a Beijing con lo mejor que podía mostrar a la competencia de los Juegos Olímpicos. Estados Unidos con su equipo de la reivindicación. España campeona del mundo tiene un plantel mejorado respecto al que logró el título. Detrás de estos dos candidatos se ubican el actual campeón olímpico Argentina, Lituania, Grecia y Rusia en un segundo pelotón. Ya se sabe que el día que comiencen los cruces la pelota puede entrar o no, habrá candidatos afuera y alguna sorpresa se colará, jugarán los mil factores de ese día, pero estas son las selecciones que apuntan al título.

Pocas veces un torneo de básquetbol tuvo tantas selecciones protagonistas. Fue una brillante idea reservar tres plazas finales para un repechaje. De este modo además del organizador y el campeón del mundo, el torneo se asegura los mejores de cada continente y los tres que salieron de una durísima competencia apenas un mes atrás.

Mientras la FIFA hace rato le dio vuelta la cara a los Juegos Olímpicos mandando a los sub 23 con tres mayores, la FIBA lo toma muy seriamente comprometiendo además la participación de los jugadores NBA. El básquetbol es el deporte por equipo más jerarquizado de los Juegos Olímpicos, incluso más importante que su propio mundial.

Ya hemos dicho que al ser un torneo de 12 equipos es mucho más intenso y desde el primer día de competencia cada partido es la muerte. De hecho Argentina se juega la primera posición del grupo (y por ende la suerte del cruce) en el juego inicial contra Lituania.

Si Argentina pierde el domingo, debe ganar el resto de los partidos y esperar que Lituania pierda dos veces en los restantes cuatro partidos. Todo para ser primero y en teoría evitar el cruce de cuartos de final con Grecia, Usa o España. Pero luego la teoría se queda en la nada cuando surgen los imprevistos y las derrotas ilógicas.

En el grupo inicial de Atenas 2004 Argentina fue tercera (record 3-2) detrás de Italia (3-2) y España (5-0) y luego salió campeona. Estados Unidos fue cuarto (record 3-2) en su grupo y tumbó a la invicta España en cuartos de final. Allí la lógica quedó muy lejos.

De todos modos, aunque una o dos derrotas en el grupo no nos sacan de la medalla de oro, es preferible siempre empezar ganando “ganar el primer partido es clave desde lo emocional y aporta tranquilidad”, dice Manu Ginóbili, uno de los líderes de este plantel.

Pero la tarea ante Lituania, ya se sabe, será extrema. Argentina tuvo un partido horrible en Orense ante los lituanos con un primer tiempo (56-26) que fue lo peor de la era Hernández. Luego acomodó un poco el carro en el segundo tiempo (lo gano 49-38), pero con un rival ya distinto y un juego desvirtuado.

Los errores de aquella jornada deben quedar grabados en las retinas del Cuerpo Técnico y el corazón de los jugadores. La lucha por los rebotes la perdió 44-23. Hubo una clara diferencia física a favor de los lituanos, negando la posibilidad de algún tiro claro argentino que jugó a los autitos chocadores en todas las ofensivas. La defensa nacional fue la consecuencia de su pobre ataque. La reacción Argentina fue en base a triples. Es decir fue un panorama muy completo de lo que no puede volver a pasar.

Ahora con más días de entrenamientos y la conciencia más tranquila detrás del triunfo en el Diamond Ball, habiendo entrenado por cinco días consecutivos en la Villa Olímpica la historia presenta una previa diferente, ojalá que el resultado y el juego también.

Lituania es un abonado a las instancias finales en los juegos olímpicos (Bronce en el 92, 96, 00 y cuarto en el 04). Este plantel sufrió tres ausencia muy importantes: Songaila, Ilgauskas y Macijauskas. De todos modos goza de mucha altura (2.00 mts de promedio) con aleros altos y tres torres: Ksystof Lavrinovc (2.10) Roberta Javtokas (2.10) y Darius Lavrinovc (2.12).

Su líder espiritual y jefe de las acciones de juego es el base Sarunas Jasikevicius (1.92 mts) que a sus 32 años va despidiéndose de su selección pero todavía con mucho talento para dar. Dueño de un corazón que se agigante en los momentos difíciles.

Su jugador desequilibrante se llama Ramunas Siskauskas, un alero de 1.98 mts quien fuera consagrado MVP de la última Euroliga que ganó con su equipo el CSKA de Moscú. Siskauskas es un jugador muy completo que ve muy bien el básquet, puede jugar de base, tiene penetración y tiro y con 30 años tiene un físico muy cuidado que todavía es explosivo. Tiene finales ganadas y sabe como jugar los momentos difíciles.

De escolta sale como titular Rimantas Kaukenas, 31 años y 1.94 mts. El jugador del Montepaschi Siena de Italia llega muy afilado a los juegos luego de una lesión el año pasado. También con tremendo poder de gol desde el perímetro y gran penetración. La media cancha titular lituana es de lo mejor del torneo.

Para los internos no se andan con chiquitas. Es posible que salgan de movida con la dupla Ksystof Lavrinovic (ala pivote de 2.10) que tiene mayor riqueza técnico que su hermano (que es pivote) y puede jugar alejado del canasto, haciendo dupla con Roberta Javtokas un centro que tiene su fortaleza máxima en el costado defensivo. No posee juego de espaldas, casi no tiene tiro de frente pero es un bastión en la lucha por los rebotes.

En el banco por suerte no tienen gran cosa. El alero tirador Simas Jasaitis, el alero/ala pivote Linas Kleitas (acaso lo mejor del relevo lituano) que posee mucha potencia física y el pivote Darius Lavrinovic.

Por argentina solo resta esperar el normal desenvolvimiento del lancha Carlos Delfino que según precisaron fuentes de la delegación, no tendría inconvenientes para jugar. Luego se abre un mundo de incógnitas. Es necesario que empiece el torneo para saber cuanto más puede mejorar este grupo maravilloso que tiene la selección. Las cosas no se dan porque sí. Si han logrado llegar y mantenerse tanto tiempo en el candelero del básquetbol es porque saben como salir de los contratiempos.

Argentina tiene corazón de campeón, ya ha dado muestras. Ahora a disfrutar el torneo y dejar el mejor papel. Con ser dignos estamos hechos, el resto viene de arriba, como los sueños.

Desde Beijing - Pablo Tosal
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