No será esta una larga perorata de especulaciones de por qué sucede lo que sucede. Solo contaremos lo que pasó y luego (acaso más serenos) buscaremos la reflexión.
Autor:Pablo Tosal (ptosal@pickandroll.com.ar)
Cuando terminó el partido los jugadores de Quilmes y Peñarol se encontraron en el medio de la cancha solo para abrazarse y en algunos casos dar los saludos de rigor y cortesía. El arbitraje no fue bueno pero no fue causal de protestas post partido por parte de ninguno.
Jaz Cowan se fue hasta el banco de Peñarol a saludar uno por uno a los jugadores del rival. Luego ambos planteles se cerraron en el círculo central, o cerca de él, para la última arenga antes de irse a los vestuarios.
Pero el principio del fin ya había comenzado. Algunos hinchas de Quilmes bajaron a festejar al parquet con CERO PRECAUCIÓN POLICIAL, una tarea que se hace de memoria en el Polideportivo aquí fue el origen y madre de los problemas.
Los 4 o 5 hinchas de Quilmes que bajaron pasaron de largo y en vez de abrazarse con sus jugadores fueron a provocar a la tribuna de Peñarol, donde encontraron rápida respuesta. Se bajaron un par y comenzó una gresca que fue creciendo en intensidad y dificultad para detenerla.
Porque luego se metieron todos. Fue bochornoso todo. Pablo Gil, el escolta de Quilmes, se comió una tremenda piña por parte de un hincha de Peñarol por intentar sacar a un pibe de Quilmes caído en el piso. En la noche de hoy se le estaba haciendo un diagnóstico de la gravedad de la lesión.
Los policías no aptos ni preparados para este tipo de eventos eran meros postes pintados de azul en el centro de la cancha. Personal femenino en el medio de la batalla y los plateistas con mujeres y niños buscando por donde escapar.
Finalmente después de algunos minutos la Policía logró que cada uno vuelva a su tribuna pero la fiesta ya había sido arruinada. No más de 30 personajes de cada lado tienen la capacidad suficiente de hacer que muchísimos más no puedan disfrutar nada. El clásico así no va a ninguna parte. Y con operativos policiales tan ingenuos y bochornosos que no haya sido peor, acaso haya sido obra de la suerte.