Se dio lo que querían

El final se hizo esperar cinco minutos más, se necesitó de tiempo extra para conocer el rival, pero sí, más allá de la incertidumbre hasta el último momento, se dio lo que esperaban por Garay, o mejor dicho, se dio lo que ellos querían.

“Prefiero a Boca, tenemos sed de revancha por lo que pasó en las finales y además confío a muerte en nuestro equipo, sin dudas quiero jugar con Boca…”. La frase disparada durante este pasado fin de semana, justo antes de conocer la definición del partido de anoche en la Bombonerita era terminante, sonaba como una sentencia.

Después de escuchar a dos dirigentes de Peñarol, que no coinciden en su rango jerárquico pero sí nítidamente sobre su preferencia a la hora de “elegir oposición” para los Cuartos, no cabe demasiada discusión al respecto porque la fundamentación del deseo es bien consistente.

Naturalmente jugar con Boca un Play Off de cuartos de final, aun con ventaja deportiva, genera la sensación de representar un desafío de mayor dificultad que hacerlo con Independiente de Neuquén. Si bien en este sentido uno podría pensar que jugadores, dirigentes, hinchas y afines siempre preferirán enfrentar el oponente de menor fuste posible, sencillamente porque eso se traduciría en mayores chances de victoria y más en un deporte regido por la lógica, para Peñarol por lo menos esta vez, no era el caso.

Los dirigentes saben que jugar con Boca significará concretamente un menor costo operativo, una mayor atracción para el público, y por ende más recaudación – por claro margen comparado con Independiente- y además la posibilidad de sacar de la competencia a un poderoso que, como siempre en la última década y poco más, se armó para ganar el campeonato. Por esto último, y por los antecedentes generados en las confrontaciones repetidas en las pasadas campañas, Boca es en general un rival deseado para el común de los peñarolenses, y viceversa.

Dejando de lado las especulaciones y los intereses de los particulares, un fanático de los lugares comunes no tardaría en señalar que la realidad es que “para ser campeón hay que ganarle a todos”, como se dice habitualmente, y esa es una verdad tan incontrastable como que los rivales no se pueden elegir.

Como marplatense uno desea que Peñarol, en este caso nuestro representante entre los ocho finalistas, lleve el básquetbol de la ciudad a su segundo anillo liguero. Como marplatense periodista enfocado en el básquetbol uno desea que ese camino a la gloria tenga el mejor paisaje y además cuando uno afronta series de eliminación yo elijo pensar “a quién me encantaría eliminar” antes que “este me puede mandar a casa”, porque sino el miedo se antepone a la confianza, y el que teme a la derrota empieza perdiendo.

Entiendo que algún hincha pueda pensar distinto, que algún tipo más frío y calculador también, pero en general los que amamos este deporte siempre queremos ver los mejores partidos posibles dentro del menú, yo elijo ver a este poderoso Peñarol enfrentándose a otro grande, me seduce más ver a Jackson atacando y defendiendo a Espil antes que a Moodie o Marin, con todo el respeto que merece Independiente y sus jugadores, que dibujaron una gran campaña por otra parte.

A esta altura de la temporada anterior, Peñarol jugaba con el Nacional de Monte Hermoso (barrida 3-0), entonces uno podría pensar que un cruce con un equipo como Boca en Cuartos es “demasiado programa” para ser tan temprano en la recta final. En definitiva, el premio para el ganador es lo suficientemente importante: se trata de acercarse un paso al sueño máximo…se trata de no postergar el sueño otro año.

Entramos en la parte más importante y caliente del calendario en la Liga, todo lo que se vive ahora viene a justificar tantos partidos de temporada regular, tantos entrenamientos, tantos miles de pesos invertidos.

Lo que viene nos tiene preparado grandes titulares, momentos inolvidables, todo un mundo pleno de cuentos de “héroes y villanos”, o ganadores y perdedores, que escribirán una nueva página en la historia de nuestra Liga.

La vibración que en este tiempo entrega Peñarol permite soñar con ser protagonista en esas páginas que esperan con ansia a sus nuevos ocupantes.


Leo Hiller
especial para www.pickandroll.com.ar