Tanto la selección nacional como Pick and Roll tuvieron la suerte de asistir al sitio más pintoresco de la capital tailandesa. Réplica parcial de la inmensa obra arquitectónica que fue destruida en la guerra de este país con Camboya, el Gran Palacio hoy ya no es el hogar del rey, sino, el templo religioso más importante de Tailandia y países limítrofes.
Con detalles de gran delicadeza y un sin fin de turistas, el predio está rodeado por una gran muralla, la cual a su vez esta custodiada por la fuerza armada local. Tanto al ingreso como a la salida del mismo, los vendedores ambulantes son otro condimento del paisaje.
Al margen del calor y de todo el concepto formado hacia esta ciudad, debido a su falta de higiene y olor tan peculiar, el Gran Palacio es un punto turístico de excelencia, el cual ayudó a mejorar algo la pobre imagen que hasta aquí mostraba esta metrópolis.