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03/08/2009 09:33 | Selección Nacional

Una por una

Autor:Emanuel Niel (eniel@pickandroll.net)

Rocío Pérez: A pesar de haber comenzado como último relevo, poco a poco se fue ganando los minutos, teniendo especial ingerencia en el partido que le entregó a nuestra selección la medalla de bronce. Mostró destellos en ataque y una buena defensa.

Débora González: No fue el mejor torneo para “Pepo”, quien recién en el último juego mostró algo del potencial que puede entregar. La diferencia de talla le jugó en contra y en determinados lapsos no logró leer lo que le pedían los partidos. En la recta final del torneo se afirmó en defensa, ayudando y mucho ante Rusia y Canadá.

Melisa Pavicich: De mejor primera fase que segunda, la jugadora de Lanús le llevó soluciones en ofensiva a la celeste y blanca, sobre todo ante Corea. Las dudas le ganaron la pulseada más de una vez, aunque con corazón para resguardar el cilindro propio y algunas asistencias de alto vuelo, logró disimular en parte esas falencias.

Macarena Durso: Rindiendo por encima de lo esperado, la base le dio buenos minutos de descanso a Nadia Flores y no tuvo problemas en conducir al equipo. Pese a su baja estatura, tuvo maña en el aro propio para poder contener los embates rivales. Aprovechó los minutos que estuvo en cancha y el equipo se benefició con ello.

Andrea Boquete: La mendocina tuvo dos torneos. Uno, desde el arranque, donde pasó inadvertida y enojada con ella misma por su baja producción, y otro, que se inició en el cierre ante Rusia. Ahí apareció la verdadera Andrea, cargándose el equipo al hombro, sacando a relucir su potencial ofensivo y brindándose en defensa.

Paula Budini: Sin referencias en ataque, la venadense fue una leona en el aro propio, realizando una labor clave en el rubro rebotes y siempre teniendo que bailar con la más fea a la hora de defender. Los minutos que le tocó estar dentro del parquet se brindó de manera íntegra.

Agostina Burani: Pese a la diferencia física con las rivales de su misma posición, la jugadora de Lanús se las ingenió, no solo para defenderlas, sino también para hacerles daño en el cilindro de enfrente. Los problemas desde la línea de lanzamientos libres fueron su lunar más grande en este certamen.

Nadia Flores: Sin su compañera de posición (Rocío Rojas), “Nanu” se mostró precisa, sin lagunas y muy concentrada en hacer funcionar al resto de sus compañeras. Siendo la criolla con más minutos en cancha, el físico de la base respondió, e incluso supo interactuar con Durso cuando compartieron parquet.

Ornela Santana: Uno de los puntos más altos, sino el más dentro de las 12. Entregó regularidad todos los juegos, oficio a la hora de defender y paciencia al momento de atacar. Contra Corea se cargó el equipo al hombro, y ante Rusia, en los primeros tres cuartos y junto con Burani, hicieron una gran tarea cerca del cesto.

Nayla Kraft: Las vueltas de la vida hicieron que no solo juegue el mundial, sino que sea de las mejores dentro del plantel. Su pequeño porte, motivo por el cual quedó fuera de las 12 en su momento (fue recambio de Rosset quien se lesionó en la gira previa), no influyó para que se muestre agresiva y efectiva desde los 6.25. Terminó como el mejor porcentaje de tres de todo el certamen.

Natacha Pérez: Encontró su tiempo y espacio en el último partido, y logró colaborar con buenos minutos en ambos costados de la cancha. Hasta ese entonces la desesperación inconciente por demostrar que podía le había jugado en contra.

Fernanda Melo: La jugadora de Berazategui estuvo a la altura de los hechos. Se brindó en defensa en los minutos que le tocó estar en cancha, y fue agresiva en ataque, generando siempre atención por parte de sus defensoras.