En Argentina no se “USA”

Carlos Delfino tiene nuevo equipo, pero antes de concretar su llegada a Milwaukee estuvo en medio de la opinión popular de la “gente de básquetbol”, que nuevamente puso el grito en el cielo ante la negativa del jugador de sumarse a la selección nacional que se prepara para el premundial de Puerto Rico. Sin escaparle a la legitimidad de las opiniones (porque no sería ético) me permito pensar de otra manera.

Esta vez elijo pararme enfrente de aquellos que “condenan” al nuevo Buck por el “no” al equipo nacional ¿Estamos en una posición para instalar semejante opinión hacia un tercero? Cuando le exigimos a los deportistas profesionales - porque nos lleva la pasión y el amor a dicha actividad - que hagan o deshaga y “dejen la vida” ¿somos lo suficientemente aplicados en la nuestra como para apuntarlos?

No es la primera vez que ocurre algo similar. Anteriormente, Andrés Nocioni y el mismísimo Emanuel Ginóbili casi que tuvieron que soportar el mote de “anti patria” porque, por diferentes motivos (contractuales o lesiones) optaron por dar un paso al costado, a sabiendas de que ante una más que posible clasificación, ambos dirían presente.

Sin embargo, tiempo después, Manu se ganó la antipatía de muchos en San Antonio tras la lesión ante Estados Unidos en las semis de los Juegos Olímpicos de Beijing. Hasta el día de hoy se pueden palpar las secuelas de aquella decisión de ser parte del seleccionado que obtendría el bronce; Este es el último año de contrato de Ginóbili con los Spurs, quienes todavía no saben qué es lo que harán con una de sus estrellas.

Dentro de la controversia entre ser “héroe nacional” o “traidor” hay algo que no se ha mencionado, o que no es tenido en cuenta. Como futboleros de alma, solemos relacionarlo todo a este deporte, pero dentro de básquetbol es moneda corriente que los jugadores falten a sus seleccionados, ya sea por temor a eventuales lesiones, presiones de sus equipos NBA (que ya sabemos que hace años se “europeizó”) o por una inseguridad contractual. Cada una de estas situaciones sería irracionales en el fútbol. En el mundo de la naranja se dá de esta manera, y el “gen argentino” no tiene el poder necesario para revertirlo.

Delfino no es portador de un anillo de campeón de la NBA, pero también aportó lo suyo para el equipo, y vaya si fue importante: En ocho partidos jugados en Pekin, el santafesino tuvo una media de 14.1 puntos, 5.1 rebotes y 2 asistencias en 26.8 minutos, con 46.4 % en tiros de campo, incluido un 50 % en triples. Asimismo, su presencia cobró valor para llevar la bola en la era “post Montecchia y Pepe Sánchez”, cuando a algunos nos generaba ciertas dudas. En fin, su presencia fue determinante.

Hoy, Sergio Hernández busca la manera de levantar a un equipo que viene golpeado a solo 5 días de la cita en Puerto Rico. Todos tenemos la firme esperanza de ver clasificada a la selección para Turquía sin necesidad de que la FIBA nos de un “guiño”. Seguramente, una vez allí, Delfino, Manu y compañía darán todo por la camiseta a la que ellos mismos llenaron de prestigio.

Foto: Gentileza AFP

Sebastián Ciano
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