Un paso más. Argentina además de la victoria ante Dominicana consiguió reconstruir en parte su juego. Tiene muchos agujeros, baches ofensivos que logra disimular, sigue con su dependencia de Scola, pero de la primera imagen (contra Venezuela) a la de ayer hay lugar para la esperanza. De apoco también aparecen los tiradores.
Autor:Pablo Tosal (ptosal@pickandroll.net)
Es buena la victoria por donde se la mire. Permite seguir creciendo como equipo, con la confianza de pasar a la siguiente ronda con dos victorias. Permite sacarse un poco la presión de encima (solo un poco de una mochila muy pesada). Permite corregir los errores con la satisfacción de la victoria. Permite solidificar el concepto de “crecimiento” que este equipo tiene.
Cuando el equipo llegó a su punto más bajo en los últimos diez años (es bueno recordar el piso) se replantearon situaciones pero sobre todo hubo un compromiso decisivo de todas las partes por salir del pozo. Ahora el equipo va mostrando rastros de jerarquía.
Es lógico que con un Prigioni mejor, la selección mejore. El base cordobés necesita minutos de cancha y el técnico Serio Hernández se los da todos. Por necesidad, por confianza y para que sume contacto con el balón. Por lo que sea, pero nuestra dependencia de Prigioni es saldada con notables actuaciones del propio jugador.
Existe un buen ejercicio que el lector podrá hacer en su casa para medir a la selección. Aunque no se puede meter al básquetbol en un libro de contabilidad conviene hacer dos columnas, una del DEBE y otra del HABER, para anotar las situaciones positivas y negativas de nuestro seleccionado.
Allí encontraremos en la columna del HABER cada vez más ítems, todos ellos agregados desde el partido con Brasil en adelante.
De todos modos la columna del DEBE sigue siendo grande, larga. Algunos puntos se pueden corregir y seguramente pasará el torneo y otros quedarán sin saldarse. Lo importante es ir creciendo. Algunos apuntes de esta columna en busca de esta construcción se pueden hacer mejor detrás de una victoria, porque el ánimo es diferente. Veamos.
Argentina no puede darse el lujo que le tomen 20 rebotes ofensivos, sin contar los cacheteos al balón de terceras instancias que terminan por dividir la posesión o ensuciar la salida argentina. Muy pocas veces Argentina tuvo el rebote defensivo claro en sus manos para construir una ofensiva rápida. De todos modos lo más problemático fue los goles que recibió por las jugadas de segundas instancias.
Aquí caben dos análisis. El primero es la decisión del técnico de jugar sin pivote. Según la idea de Sergio Hernández es mejor jugar con Pelussi-Scola o Leo-Scola que con Román González o Juan Gutiérrez. Contra Panamá la ausencia de un pivote no fue notoria. Anoche si.
Sucede que tanto Hordford como Jack Martínez nos dominaron las tablas (12 rebotes ofensivos entre ambos). Román González jugó apenas 14 minutos y tomó 7 rebotes siendo el segundo mejor rebotero del equipo detrás de Scola que tomó apenas uno más pero jugó 38 minutos.
Las explicaciones las tendrá el técnico, que siempre que toma una decisión pone en riesgo de consideración si le sale mal. La velocidad de piernas de Pelussi para cambiar en las cortinas, la fortaleza para sacar al rival de posición y la contracción defensiva seguramente son sus fundamentos para elegirlo por sobre Román, pero lo cierto es que sin González la zona pintada argentina fue vulnerable.
El segundo análisis tiene que ver con el gesto técnico del jugador en defensa. Un jugador puede medir 10 a 15 cm menos que su oponente pero debe tener en claro que cuando el rival tira al aro, ya debe tener ganada la posición con los brazos y piernas impidiendo que su defendido vaya a buscar el rebote. Muchos de los jugadores argentinos se quedaron mirando la pelota mientras el rival tiraba. Hay en esto algo más: el juego perimetral de Dominicana (gran equipo!) es muy rápido.
Ellos utilizaron el rompimiento para generar la rotación en ayuda de la defensa argentina. Allí comenzaron los desacoples y la falta de rebote defensivo. Es muy difícil cuando la primera línea no puede frenar el rompimiento y los grandotes saltan a ayudar, porque si el tirador erra, se abren más chances para el rebote ofensivo. Por estas dos situaciones, falta de pivote y falta de gesto técnico Argentina penó todo el partido.
En la columna de ayer habíamos dicho que la selección pasó de la Actitud al Orden. Ahora creemos que paso del Orden al Juego. Esto marca un evidente crecimiento. Porque puede haber permitido rebotes ofensivos, es verdad que depende de su dupla estrella Prigioni – Scola, pero no se le gana a República Dominicana sólo con voluntad.
Esta selección centroamericana dirigida por Julio Toro juega muy buen básquetbol. Muy suelto, efectivo, de buena defensa. Aunque algunos desprestigien a la zona, sigue siendo un recurso formidable. Mirado el partido del lado dominicano se podrá decir que erraron un par de libres en un momento decisivo y tuvieron dos pelotas con rebote ofensivo incluido que no entraron de casualidad en los úlitmos minutos. Ganarle a un equipo como Dominicana (que esta en su mejor momento) es síntoma que la selección Argentina esta mucho mejor en el juego.
También hay que saludar que empiezan a aparecer (aunque muy de apoco) los triples argentinos. Se lanzaron 28, consecuencia de jugar sin pivote y con ala pivotes con recursos ofensivos para atacar lejos del aro. Paolo sigue errático desde afuera (2/7), Leo también (3/8) pero es notable lo del resto: Sandes 1/1, García 1/1, Pelussi 1/1, Kammerichs 2/3 y Prigioni 3/6. En total la selección en un partido clave metió el 46.4% en triples. Una marca ganadora.
El partido que se vivió con muchos nervios se decantó con dos triples convertidos por Leo Gutiérrez y otro de Pelussi. Esto habla que la personalidad del equipo argentino para tomar riesgos está intacta. Asumir la presión y no fallar en momentos claves. Es una diferencia a favor de nuestros jugadores para instancias decisivas del torneo.