Es considerada “la reina”. Para aquel que no está familiarizado con el básquetbol brasileño, y menos aún, con el femenino, basta comentarle que cuando estaba en actividad, tenía mayor prensa y ganaba más dinero que gloriosas estrellas cariocas, incluso por encima de Oscar. Junto con María Paula y Janeth Arcain formaron un tridente temible en la selección carioca.
Hortencia Marcari ingresó en el 2005 al Salón de la Fama Naismith Memorial Basketball Hall of Fame y en el 2007 al FIBA Hall of Fame, por méritos como haber logrado junto con el seleccionado brasileño el mundial de 1994 (27.6 puntos por juego), y la medalla de plata en Atlanta ´96. Además se colgó las preseas de bronce (1983), plata (1987) y oro (1991) en los panamericanos.
Su carrera deportiva siempre circuló sobre territorio brasileño, comenzando en el São Caetano Esporte Clube, y luego distribuyendo su excelente juego por Associação Prudentina, C.A Minercal, C.A Consteca/Sedox, NCNB Ponte Preta y la última camiseta que vistió antes de su retiro (1996), la del ADC Seara.
Su sola presencia despierta en la gente (no solo del básquet) de este país un fanatismo que es comparable con lo que ocurre en el nuestro con Maradona. Ni el exitismo temporal por Del Potro, o la increíble carrera de Emanuel Ginóbili logran igualarse con el fenómeno social que genera la actual encargada de selecciones femeninas brasileñas, quien antes de ayer (miércoles), cumplió 50 años.