Como bien dice el refrán, todos los caminos conducen a Roma. En este caso, todos los senderos arrojan una premisa vital para ver a nuestras chicas en lo más alto del podio: deben vencer a Brasil. De todas formas existen dos caminos.
En primer lugar, Chile deberá superar a Venezuela para que exista la posibilidad de un triple empate en lo más alto de la tabla. Si la escuadra vino tinto triunfa, Argentina y Brasil definen mano a mano, y la que gane, por el resultado que sea, se coronará campeona. Ahora si las chilenas superan a las venezolanas, y nuestras chicas mantienen la premisa sostenida en el primer párrafo (ganarle a Brasil), allí sí se dará el triple empate con 11 unidades para cada equipo.
El primer paso para desempatar se erige sobre los juegos entre sí de los elencos igualados. En ese caso se mantendría la igualdad, ya que el tridente de elencos cosechó una victoria y una derrota. De allí que pasarían a importan de sobremanera los coeficientes (Gol Average).
Dicho resultado matemático se obtiene luego de sumar los puntos a favor que obtuvo cada equipo (en los cotejos ante los elencos con los cuales está empatando) y dividirlos, por la sumatoria de puntos en contra. En tal sentido, solo Chile ya tiene cerrado su número. La escuadra que orienta nuestro compatriota Cristian Santander tiene 0.965 (113/117), cifra que lo deja fuera de la pelea por el título.
Hasta aquí Brasil cuenta con 1.137 (58/51) y Argentina con 0.951 (59/62). Para que nuestras chicas se queden con el título, deben vencer a las brasileñas por 6 o más puntos. De superar al cuadro amarillo por cinco unidades, el resultado necesario para ver a la Argentina campeona escapa a la lógica de este certamen (más de 120 puntos cada equipo); y de allí hacia abajo (ganar por 4, 3, 2 o 1) le entregará la corona a las cariocas.