La respiración de los hinchas visitantes se cortó cuando vieron caer a Kendrick Perkins, su pívot y mejor defensor de internos, luego de luchar un rebote con Andrew Bynum. Restaban 5:30 para el final del primer cuarto, el partido todavía era parejo, pero no había síntomas de buenos augurios.
“Perk” dejó el rectángulo de juego, ayudado por compañeros y colaboradores, fue directo al vestuario y nunca más regresó. Hoy por la mañana volverán a evaluarlo, aunque en Boston no tienen muchas esperanzas de verlo vestido de verde mañana luego de ver cómo se torció su rodilla derecha. “Espero que no se hinche demasiado con la aplicación de hielo, y poder estar en el séptimo partido”, declaró Perkins antes de abandonar el Staples Center.