Las finales 2009/2010 de la NBA fueron apasionantes y llena de condimentos entre los dos equipos más importante de la historia de esta competencia. Dentro de un trámite muy parejo la serie se definió por factores mínimos que al final del camino lograron darle la alegría a los Lakers. Pick and Roll hace su análisis.
Autor:Sebastián Ciano (sciano@pickandroll.net)
Los empleados del Staples Center todavía deben estar barriendo esos pegajosos papelitos púrpuras y amarillos que cayeron desde el techo una vez consumada la victoria en el séptimo y último partido de las finales, una finales que se caracterizaron por contar con partidos ásperos y que, salvo en los puntos 5 y 6, fueron definidos por detalles.
A la hora de comenzar a analizar porqué los Lakers son bicampeones de la NBA no se encuentra una constante que haya resultado factor, sino que se debe tomar la lupa y efectuar un análisis minucioso. Los principales números favorecen a los Celtics, sin embargo el Larry O’Brien terminó en manos de su archirival.
Definitivamente fue una serie que favoreció a Boston en cuanto al estilo de juego que se desplegó a través de los siete encuentros. Se vieron partidos trabados, con ofensivas “sucias” y con las defensa como argumento principal. Los Angeles no pudo continuar con la faena ofensiva que desplegó durante la postemporada.
Los Dirigidos por Phil Jackson, luego de sortear a unos complicados Oklahoma City Thunder, desplegaron su mejor básquetbol de la temporada en las semis y finales de conferencia. En primera instancia, frente a los aguerridos Utah Jazz, los Lakers tuvieron un promedio de 109.2 puntos por partido, y barrieron la serie. Asimismo, ante los Phoenix Suns fueron una verdadera máquina ofensiva: Terminaron con 113.5 ppp para llevarse la serie por 4 a 2.
Pero, como era de esperarse, los Celtics no se dejarían atropellar. Su defensa había sido clave para la eliminación de Cleveland y Orlando; No habían llegado hasta las finales para ser pisoteados por Kobe y sus muchachos. Y así fue que lograron imponer su estilo: A través de los siete encuentros defendieron para 90.6 puntos, y solo le permitieron a los Lakers un 41.8 % de cancha, 28 % en triples.
Hay un momento que fue bisagra en la cabeza de los Lakers que se dio al ganar el partido tres, el primero en Boston, luego del cimbronazo que significó perder el segundo partido de local. Fue un último cuarto inolvidable de Derek Fisher, quien metió 11 de sus 16 puntos en dicho período para salvar a su equipo y devolverle la ventaja en la serie (2-1). Ray Allen terminaría sin goles de campo.
Si bien los rebotes fueron un factor desequilibrante en cada juego, a la hora de poner los números en la balanza los Lakers no tomaron una amplia diferencia al promediar 42.4 rpp ante los 37.9 de su rival. No obstante, en los siete encuentros el equipo que predominó en este casillero estadístico se llevó la victoria.
Otro de los puntos para posar la atención es en el duelo que protagonizaron Ron Artest y Paul Pierce, muy fuerte pero no desleal. A los 27 segundos del primer partido disputado en Los Angeles ambos ya tenían una falta técnica luego de entreverarse bajo el aro y terminar en el piso. Eso fue todo un indicio de lo que sería el choque.
La defensa de Artest sobre “The Truth” resultó clave en la serie. La estrella de Boston pudo guiar a los suyos en el partido 5, en el que anotó 27 puntos con 12/21 en tiros de campo dentro de un contexto ampliamente favorable para los Celtics. Luego fue el ex alero de Chicago, Indiana, Sacramento y Houston el dominante; Nunca permitió que Pierce creciera en el juego y se convirtiera en la manija de la ofensiva: Promedió 18 puntos en la serie, con un 43,9% de cancha.
Artest fue, quizás, el principal ganador de los Lakers al obtener su primer anillo en 11 años de carrera. Muy pocos festejaron como él, quien se calzó la camiseta Angelina por primera vez a principios de la 09/10 proveniente de los Houston Rockets, equipo al que había ido a conseguir el mismo objetivo sin éxito.
Si se habla de las finales no pude soslayarse el la ingerencia que tuvieron la pareja interna de Los Angeles: Andrew Bynum y, en mayor medida, Pau Gasol fueron grandes baluartes del equipo por su labor en la pintura, tanto en ataque como el defensa.
El primero debió lidiar con una rodilla derecha maltrecha, que seguramente será operada durante el receso. El pivot de los Lakers se destacó en el primer encuentro (10 pts y 6 reb) y logró imponer su físico en defensa pese a ver limitados sus minutos por la lesión. Sus números no llaman la atención (7,4 pts y 5,1 rpp), sin embargo su trabajo no siempre se refleja en las estadísticas.
Párrafo aparte para el español Gasol. Se sacó la mufa, el mote de “blando” que llevaba consigo desde 2008. El catalán cerró la serie de gran manera, con 17 pts, 13 reb y 9 asist en el juego 6, y 19 tantos, 18 tableros y 4 pases gol en el último. En total promedió 18,6 ppp, 11,6 rpp y 3,7 app en las finales, y aunque entre el 5 y el 10 por ciento de sus disparos fueron bloqueados, no puede negarse su influencia.
Rajon Rondo quizás haya quedado en un segundo plano ya que Boston no logró salir campeón, aunque era serio candidato a llevarse el MVP si los Celtics lo hacían. Sin dudas está entre los mejores tres bases de la NBA, y lamentablemente será uno de los principales ausentes en Turquía.
Rondo no solo tuvo una media de 13,6 puntos, 6,3 rebotes y 7,6 asistencias en las finales, sino que es la manija de un equipo muy experimentado y de la calidad del de Doc Rivers.
Pero si de “jugadores valiosos” se habla, los flashes - como en cada victoria de los Lakers - se los lleva Kobe Bryant, muchas veces escondido en las sobras del gran Shaquille O’Neal, hoy erigiéndose como el sucesor de Michael Jordan. Es escolta angelino fue el goleador de su equipo con un promedio de 28,6 tantos, y si bien en el séptimo partido terminó 6/24 de cancha, sumó 23 puntos y 15 rebotes. Su talento y capacidad de liderazgo son únicos, sin él este equipo no sería tan ganador.
“L.A” terminó una ves más la temporada midiendo los dedos de sus jugadores para la confección de los costosos y prestigiosos anillos que se entregarán en el inicio de la 2010/2011. Ese día también levantarán el banderín de un campeonato más, el número 17, y comenzarán otro periplo el busca de alcanzar a Boston como la franquicia más ganadora de la historia. Quizás la suerte nos regale otro enfrentamiento en el próximo mes de Junio.