Jornada de semifinales

Llegó el momento del cruce para la escuadra argentina de un Campeonato Sudamericano que todavía lo tiene como campeón defensor. La semifinal se abre para Argentina en pleno crecimiento como equipo, aunque su fase eliminatoria fueron solamente tres partidos y muy distintos entre sí por las categorías de los rivales.

Venezuela fue más que la Argentina y tal vez la remontada final y el resultado de tres puntos minimizaron el mal juego, de todos modos, hubo un justo ganador y se vislumbraron problemas a la hora elaborar juego ofensivo, luego Ecuador no fue un tester acorde al nivel internacional que hoy se exige en estos torneos y finalmente Colombia plantó una dura batalla para la clasificación.

En el último partido se vio lo mejor de la selección, aunque no logró mantener una regularidad tuvo largos minutos de buen juego, clausurando su canasto defensivo en virtud de aprovechar la mayor envergadura física de nuestros pivotes y aleros, utilizando con criterio el contraataque y rotando bien el balón en ofensivas estacionadas.

Con destellos de buena defensa y pausa en ataque, Argentina llegó a tomar 15 puntos de diferencia. Tampoco es Colombia una selección que tenga historia, pero siendo locales, con varios jugadores en ligas extranjeras, pasan por un buen momento y se vuelven peligrosos, fue cuando la diferencia habló por si sola de una superioridad inobjetable.

Lamentablemente, con la ausencia de Cantero, Cequeira cumple varios minutos en la base, ahogado por la presión rival. Juan Manuel Fernández no tiene la confianza del técnico Nicolás Casalánguida, que lo puso ante Ecuador, pero frente a los dos compromisos máximos apenas lo hizo entrar como relevo de aire del base titular. Leonel Schattman no siente la función del Ayuda base (que no es lo mismo que escolta) y aunque subió la pelota los últimos tres minutos del partido (sin pérdidas) Argentina se quedó sin juego permitiendo que Colombia, con poco, le pusiera suspenso al partido.

La ausencia de Cantero y de un escolta como Diego García o Paolo Quinteros (que fueron al sudamericano de Puerto Montt) obliga a soluciones de parches para el técnico. Es lo que hay y sobre lo que tiene que trabajar hoy para disimular ante Uruguay. Argentina tiene para hacerse fuerte mucho material individual y un par de entrenamientos más para ajustar defectos de una selección con carencias.

La defensa de conjunto, la fuerza de Román González, la altura de Juan Gutiérrez (ambos deberían olvidarse de tirar triples), la versatilidad de Matías Sandes (que cumple su mejor torneo con la selección) y el gol externo que ahora aporta Leo Mainoldi (que juega de Leo Gutiérrez) son las armas donde apoyará sus mayores expectativas el equipo Argentino.

Uruguay llega herido pero no muerto. El sinfín de rumores de la pelea interna de sus jugadores no se trasladará a la cancha a la hora de jugar. Su historia, su estirpe ganadora, la voluntad de sus jugadores siempre lo hace un equipo altamente peligroso. Es un clásico y Uruguay sabe como jugarlo.

Pablo Tosal
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