30/08/2010 08:10 | Campeonato Mundial Turquía 2010
Las delicias de Kayseri
(Diario de viaje) Cuarto día en Kayseri y le vamos tomando la mano a Turquía. Varias cosas anotadas en la cabeza para contar. Las fantásticas cheerleaders lituanas que paran en el hotel de prensa. La severidad de los custodios turcos, El viejo bazar del centro de la ciudad, la comida y las moscas.
Autor:Pablo Tosal (ptosal@pickandroll.net)
Anoten: Klaipeda University Dance team así se llama el grupo de bailarinas lituanas que cada jornada en el Kadir Has Arena salen en los tiempos muertos estableciendo coreografías de 50 segundos que siempre te dejan con ganas de más. Tienen página de Facebook de la cual, por su puesto, ya me hice fan.
Hermosas, jóvenes, morochas y rubias pero sobre todo muy profesionales, excelentes bailarinas. Cambian de vestuario al menos diez veces por jornada. Si un club argentino las tuviera contratadas, iría más público a la cancha, no todo debe depender del resultado del equipo. Recuerdo que una vez lo hablé con Domingo Robles, presidente de Peñarol y su respuesta fue: “Si el equipo pierde, lo putean hasta Rosco”.
Estas chicas, más para desgracia que para fortuna, paran en el holtel Ibis, donde está alojada la prensa internacional. Varios periodistas ahora bajan más temprano a desayunar. Es verdad que recrean la vista, pero que fácil se dispersa uno cuando debe trabajar! Ahora agradezco que no haya pileta en el hotel.
Otro tema. Anduvimos recorriendo con la banda el centro de la ciudad. Buscando el bazar cubierto de Kayseri, donde se venden alfombras, joyas, zapatos y ropa a bajo precios (la saladita de Kayseri) el bazar nos encontró a nosotros. Regla internacional número 18: nunca permitas que una persona te lleve a un lugar de compras, porque es intermediario de tu compra e irremediablemente el porcentaje de ganancia lo pagas tú.
Sabiendo este admirada regla un chico de unos 20 años se ofreció a acompañarnos donde estaba el bazar, hablaba ingles y algo de castellano. Un fenómeno el pibe. Nos presentó al hermano mayor y nos guió entre callejones al ingreso del bazar. Allí hicimos la gran argento, le dimos la mano, gracias por todo y nos vemos en la próxima.
El lugar de pasillos angostos, olor rancio de humedad y puestos chicos, como era de prever no tenía un solo precio a la vista. Otra vez la misma cantinela que en Beijing acá hay que discutir el precio y YO ODIO DISCUTIR LOS PRECIOS.
Si te dicen 30 liras (65 pesos pesos aproximadamente) la idea es ofertar pagar 10 para cerrar en 20 (o similar). Detesto pelearme cuando quiero comprar algo. Si puedo lo pago y si no puedo no lo pago y me voy. Acá hay que tener paciencia infinita pero los turcos son todos comerciantes. Me compre un Jean buenisimo que vi en el Shopping el otro día a 250 pesos en 50 y una zapatillas para valentina que cuestan 150 en Mar del Plata a solo 25 pesos. La calidad es igual, lo juro.
Con la banda de gordos (Schleider, JM Rodriguez, Villar) apostamos a que el Gran Bazar de Estambul sería más caro que este. Porque allí la oferta de los euros de los turistas es más dinámica que la de Kayseri. No se que opinan, pero me parece que esperar a Estambul sería un error. Volveré por las alfombras. Un dato más… con 33 grados a las 16.00 admito que fue bueno alquilar el auto.
No hay forma de darle vueltas al tema: por Internet no se puede ver nada desde acá. Casi todos los canales conocidos están bloqueados por el gobierno turco, no se puede ver fútbol, ni nada. Por Tv los canales internacionales son los liberados: TVE y similares. De todos modos siempre hay algo bueno en medio del caos, me ví una novela en turco que era un placer, me imaginaba los diálogos y disfruté que en toda la programación no haya nada parecido a Showmatch.
La idiosincrasia del pueblo turco es muy fuerte, es un pueblo que se abraza a su cultura y escuchando la radio en el auto me cayó la ficha de porqué la fiesta de inauguración del mundial había sido así. De 50 radios quizás solo dos pasaron algo de música en ingles. Todo es de acá, la música, el arte, los artistas.
La famosa hospitalidad turca a veces carece de algunos parámetros lógicos. El primero es en el hotel, donde en el sector de restaurante (muy fino, muy bonito) las moscas son otros comensales invitados. Aún no pregunté si matarlas es un problema religioso (temo que lo tomen a mal), o si no existe el Raid, pero la verdad las moscas turcas son más pesadas que el calor.
El segundo lugar donde encuentro poco predispuesta la hospitalidad turca es en el estadio, donde hasta los voluntarios te miran mal. Ni hablar de la gente de seguridad, la más rigurosa de todos los torneos que yo haya asistido. Te toman la credencial y te comparan la foto con tu cara, una ridiculez, y luego están pendientes que no te muevas por ningún lado. Amenazan a quitarte la credencial si hablas por Skype mirando el partido, así estés hablando con tu hija a tu casa. En el marco de esa seguridad jurídica yo me sigo acordando que en todo el estadio, TODO EL ESTADIO, dispusieron un solo baño para la prensa con una sola letrina (sin inodoro). Copados los turcos.
A la comida ya le tomé le gusto, es picante pero rica. Tiene influencia europea y abunda la manufactura de los productos regionales. Salchichas, salames, fiambres, quesos. Hay para todo los gustos. Hacen ricas combinaciones de papa, huevos y fiambres y tienen aderezos para hacer lo que imaginen. Es tradición el Kebap y algunos Sandwichs con combinaciones comunes. Han logrado que no extrañe la Whooper de Burguer King.
Lo que está recontra claro que es el agua de la canilla no es potable. En las habitaciones dejan recipientes con agua mineral, simil vasitos para tomar. Si bebes agua de la canilla podes terminar como Oberto con una gastroenteritis padre.