Hora de hablar del juego

En los campeonatos mundiales no hay tiempo para improvisaciones, se pueden hacer cambios y variantes pero generalmente sobre una base de trabajo previo. Argentina hace largo rato que lo sabe. Ganar es el objetivo y jugar bien o mal solo termina siendo un indicativo. No jugar bien y ganar anticipa que se esta cerca de la derrota, Jugar bien y ganar te hace sentir invencible. De todos modos la idea siempre es la misma: Ganar

Ni nosotros como periodistas, ni los hinchas, ni los propios integrantes del plantel y cuerpo técnico están satisfecho con las producciones y podemos enumerar (y lo haremos) aspectos a corregir.

Lo más interesante sería, con toda honestidad, tomar una balanza y pensar que peso otorgarle a la victoria y que peso darle a la forma de juego. Para mi ganar en un mundial es el 95% de la historia. Me gustaría que no me hagan sufrir, me gustaría no depender de la suerte, de un tiro errado del rival, de que no me hagan pagar caros los errores propios.

Pero evaluemos los actos. Argentina le gana en el cierre a Alemania y Australia. Luego los rivales le sacan punta al lápiz y los alemanes vencen a Serbia (sin Teodosic y Kristic) y Australia destroza a Alemania.

La primera impresión clara es: los rivales contra Argentina no pueden jugar como quieren, como desean. Y esta es la primera premisa que se plantea un cuerpo técnico. Hasta acá con todo respeto por los jugadores, lo mejor fue el planteo táctico de los partidos y los scouting sobre los rivales. Esa fue la verdadera diferencia. Me apuro a decir que sin Scola en el plantel no hubiera sido posible, pero teniéndolo de nuestro lado hay que saber usarlo.

Alemania se sintió incómoda, desplegando un juego barato, apostando a la individualidad ya que tenía trabado a su estrella Jan Jagla, ofreciendo Demond Green un recital de recursos ofensivos para mantener vivo a su equipo. Tanto fue el dominio táctico argentino que destrozó la cabeza del técnico rival apelando constantemente a sus tres bases (error que no repitió en los restantes partidos).

Podríamos decir entonces que ser superior tácticamente al rival y anular sus mejores armas ¿es jugar mal?. Tenemos una deliciosa costumbre de solo mirar la ofensiva y en el básquet hay mucho más para mirar.

Contra Australia fue otra historia, pero los condicionamientos (por la ausencia de Oberto y la carencia del tres titular histórico), fueron tan grandes que apelando a los “recursos” otra vez Argentina logro imponerse. Esta vez la suerte acompañó, ante un pésimo cierre de juego, Australia perdonó el pecado.

La selección metió 78 puntos en el primer juego y 74 en el segundo y en ambos le alcanzó para ganar. Este dato habla de un equipo maduro. Sabe que tiene poco para dar adelante y disimula si principal falencia haciendo gigante sus virtudes. La defensa, la entrega, el nivel de concentración, la capacidad táctica del equipo, el scouting de los rivales para que no disfruten nada de lo que hacen y por su puesto su ejecución en cancha

Argentina no es un equipo joven, ni largo, ni lleno de talento del alto nivel internacional. Nunca antes en la historia de la generación dorada, afrontó un torneo de este nivel con 6 jugadores de la Liga Nacional. ¿Acaso este no es un dato en si mismo? Si hacemos un arqueo y balance de lo que tenemos en casa, es inevitable caer en la cuenta que somos Delfino y Scola dependiente. ¿Y cuál es el problema?. Solo tres o cuatro selecciones pueden lograr que anoten más de 5 o 6 jugadores en el mismo nivel. Estados Unidos es una de esas, pero ya vieron, cuando Brasil los puso en problema los titulares jugaron mas de 30 minutos. Ejem…

Da la sensación que siendo Scola el líder o Delfino el goleador y con el acompañamiento “rachero” del resto Argentina llegara a los 70 puntos del modo que sea. Entonces no hay otra alternativa que laburar en defensa. Cuando argentina no da el 100% de su energía, de su concentración y capacidad en defensa, nos complica hasta Angola: otro dato que habla por sí mismo. Y hay algo que es bueno: los jugadores lo saben.

Por eso pudimos ver como Cequeira pudo reemplazar a Prigioni con relativa facilidad. Entre el mejor base de Europa y el base de Obras (no el mejor sino uno de los 5 mejores de la Argentina) pareciera de repente que no hay diferencia. La clave es que la necesidad de la selección pasa en el campo de atrás, y ahí “Junior” te come el hígado. De hecho Prigioni lo tiene claro, cuando tiene la bola en la mano, busca sociedades con Delfino y Scola, trabaja para ellos, ahora cuando tiene que definir un juego, puede lanzar de tres por arriba de la marca, como contra Australia.

Si Scola (segundo goleador del mundial con 27.7 pts) y Delfino (9no con 18.7) entregan una media de 45 puntos por juego entre ambos, esta claro que dependemos de la aparición en términos de 30 puntos del resto del plantel. Allí hay 7 jugadores que sumados deben alcanzar ese guarismo. No es imposible. Y si alguna defensa sobre carga el trabajo ofensivo de Delfino y Scola los espacios deben ser aprovechados por el resto, como Leo Gutiérrez contra Australia.

Todos esperamos que ofensivamente la selección encuentre la dinámica de antaño, la del pase extra, la de los bloqueos ciegos para generar espacios, rompimientos y descarga a alguna penetración. Esta olvidado el juego de poste bajo, poste más bajo (nunca fue poste bajo – poste medio), pero la ausencia de Oberto y la salida de Nocioni son indisimulables.

Tampoco podemos ser las viudas de Nocioni. “Chapu” no está, ya pasó no es noticia, solo hay que mirar hacia el único lugar posible: para adelante. Por eso Sergio Hernández banca a Hernán Jasen que tuvo una preparatoria brillante y un mundial donde no pudo demostrar lo mismo. Es inevitable pensar que para salir campeones del mundo (todos hemos venido para eso) necesitamos de un Jasen Brillante. No se puede esperar que Kammerichs (que juega diferente) o Marcos Mata (que es más parecido a Jasen) nos den esa respuesta. Es Jasen o Jasen. Y el bahiense tuvo en defensa destacadas actuaciones, ahora debe despertar en ofensiva. Y lo hará porque el Cuerpo técnico lo llena de minutos (4to en el equipo) y confianza.

Hasta acá Serbia que tiene un juego exquisito, que dan ganas de verlo jugar, perdió un partido ante Alemania, aún sin sus dos figuras suspendidas (que jugaran contra Argentina) y dieron un recital de básquetbol. Pero perdieron. Con Milos Teodosic y Nenad Kristic serán un equipo que tiene más recursos y variantes que Argentina para atacar. Acaso carecen de algo que no se compra y argentina tiene: experiencia para ganar.

Desde Kayseri – Pablo Tosal
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