Los Mavericks se prepararon para volver a las finales y hasta el momento están cumpliendo una muy buena actuación pese a los inconvenientes de lesiones. Poseen uno de los planteles más ricos de la NBA y de no ser por la histórica temporada de San Antonio liderarían el Oeste. Sin embargo su reto será revalidar este momento en la postemporada.
Autor:Sebastián Ciano (sciano@pickandroll.net)
La espina continúa clavada en el pecho. Las finales de 2006 estaban más cerca que nunca, con dos victorias de visitante en los primeros encuentros disputados en Miami que mandó la serie a Dallas 2-0 a favor del dueño de casa.
Pero la debacle si hizo presente: Los Mavericks, lejos de alzar el Larry O’Brien y de escribir su nombre entre los campeones de la NBA por primera vez en su historia, dejaron escapar una oportunidad única ante el talento de un cada vez más avasallante Dwyane Wade y toda la potencia de un Shaquille O’Neal que por aquellos días era más joven. Perdieron cuatros juegos en forma consecutiva, y con ellos el anillo.
Desde que las luces del American Airlines Arena se apagaron aquella noche, los Mavs se juramentaron estar nuevamente en la cita máxima de la NBA y así tomarse revancha y gritar finalmente campeón. Sin embargo, desde entonces solo vieron frustraciones. Este año, volvieron a ir por todo.
Dallas se armó para pelear mano a mano contra cualquier “cuco” que pueda interferir su camino hacia la gloria, llámese Boston, Lakers, Miami o San Antonio. Este equipo dirigido por Rick Carlisle se grabó en la mente ser fuerte y competitivo hasta las últimas instancias, y así comenzar a ganarse el respeto de toda la NBA.
Hasta el momento el plan está saliendo casi a la perfección. Los Mavs están llevando a cabo una estupenda fase regular, que si no fuera por las lesiones y por la histórica campaña que están llevando a cabo sus vecinos de San Antonio, sin dudas este equipo estaría en lo más alto de la conferencia Oeste.
Pero nadie puede adivinar lo que va a pasar, y los imprevistos surgen sin anunciarse, sobre todo en un calendario tan exigente como lo es el de la mejor liga del mundo.
La llegada de 2011 no trajo consigo buenas noticias para los Mavericks, ya que el 4 de Enero perdieron por lesión a Caron Butler, su alero titular, para el resto de la temporada, lo que significó un bajón anímico del cual tenían que reponerse, justo cuando la principal figura del equipo, Dirk Nowitzki, no podía jugar por un problema en una de sus rodillas.
Luego de ese mal momento en el que llegaron a encadenar seis derrotas en forma consecutivas, volvió a salir el sol en Dallas; Cerraron el mes de Enero con un racha de seis triunfos en siete encuentros para volver a estar en la conversación.
Hoy en día, los Mavs son uno de los equipos más sólidos de toda la NBA. Se encuentran entres los mejores diez equipos en defensa (7°, 94.7 ppp), porcentaje de cancha (7°, 46.6%), porcentaje de cancha permitido (8°, 44.7%), porcentaje en triples (9°36.4%) y asistencias colectivas por partido (6°, 23 app).
Anoche logró una ajustada victoria en Sacramento (102-100) sin una buena actuación de Nowitzki, diezmado por un problema en su muñeca derecha, pero con un gran aporte del banco de suplentes, en especial Jason Terry y José Juan Barea. Significó la décima victoria consecutiva de los de Carlisle, quienes por segunda vez en la temporada logran una racha de 10 o más triunfos seguidos (la anterior fue de 12, entre el 20 de Noviembre y el 11 de Diciembre).
Marchan segundos en la conferencia Oeste con un registro de 37-15, solo superado por San Antonio, quienes están llevando a cabo la mejor temporada de su historia en cuanto al récord (44-8).
Pero el gran objetivo de este equipo son los playoff. Es en ese momento de la temporada en la que la presión sube varios niveles en forma inversamente proporcional a lo que decrece el margen de error. Allí Dallas tendrá que demostrar de qué está hecho, que no solo cuenta con un plantel largo sino también con una buena dosis de madurez. Ahí están enfocadas sus cabezas. Por ahora, están haciendo todo al pie de la letra.