El rookie de los Clippers no defraudó. Se llevó el torneo de volcadas con una gran performance en la que hasta se animó a saltar un auto. James Jones fue el campeón en los triples. Curry se llevó el torneo de habilidades y Atlanta el de tiros por equipos.
Autor:Sebastián Ciano (sciano@pickandroll.net)
La atención estaba centrada en él, y cuando la NBA hace foco sobre un jugador en particular lo hace notar, lo expone y lo obliga a estar a la altura de las circunstancias. Anoche Blake Griffin, lejos de sentir presión por ser un joven debutante, se robó las miradas y los gestos de admiración de todo el Staple Center en el torneo de volcadas, que lo tuvo como máxima atracción y ganador.
Al margen de la estrafalaria utilización de un auto de lujo, de un coro de estilo “gospel” y de cualquier “adorno” que pueda haber aparecido, el rookie de los Clippers dejó en claro su capacidad y habilidad para volcar el balón, mismas características que lo están convirtiendo en uno de los jugadores más dominantes de la NBA ya en su primera temporada.
Intentó acrobacias muy complicadas en sus primeros intentos, con giros en el aire, y hasta imitó lo que había hecho Vince Carter en 2000 al haberse colgado del aro con medio brazo dentro del mismo. Todo fue válido para que el jurado - de notables - y el público levantaran sus carteles mostrando el número diez.
Antes, quien había dado la nota fue James Jones, de los Miami Heat, quien dejó sin título del torneo de Triples nada menos que a Ray Allen, máximo anotador a larga distancia en la historia de la NBA.
Otro que se llevó los aplausos fue el talentoso joven Stephen Curry, de los Golden State Warriors, luego de adjudicarse la competencia de habilidades ante jugadores de la talla de Chris Paul y Derrick Rose, al tiempo que Atlanta, con Al Horford, Coco Miller (WNBA) y Steve Smith se llevaron la competencia de tiro por equipos. Sin embargo, el que se robó la noche fue Blake Griffin.