Memphis tuvo un dominio absoluto

Para comenzar a explicar lo que parece inexplicable, esta eliminación en primera ronda por parte de los San Antonio Spurs ante los Grizzlies, hay que remontarse unas semanas atrás cuando la temporada regular estaba llegando a su fin.

Memphis disputaba el séptimo puesto de la conferencia Oeste junto con los New Orleans Hornets, dueños de esa ubicación. El 12 de abril se enfrentaron ante los Portland Trail Blazers en lo que sería un partido a todo o nada, sin embargo Lionel Hollins decidió darle descanso tanto a Tony Allen como a Zach Randolph. Un día después, en el cierre de la temporada, hizo lo propio con ambos jugadores y Mike Conley, frente a los Clippers.

San Antonio ya se había asegurado el número uno de la conferencia, por lo que quien terminara octavo debería vérselas contra los texanos en primera ronda ¿Se habían vuelto locos? Su plan estaba saliendo bien.

Suena extraño, pero lo que querían los Grizzlies - un equipo que nunca había podido ni siquiera ganar un partido de postemporada - era precisamente jugar contra los de Gregg Popovich. Los antecedentes avalaban su pensamiento: Habían ganado dos de los cuatro partidos diputados en serie regular;

Sabían que su estilo les era incómodo a los texanos y pudieron demostrarlo en los playoff. Desde el primer juego Memphis impuso sus reglas, su estilo y su sistema, que no fue otro que el de no dejar que San Antonio desarrollara el suyo.

La defensiva fue “artesanal” y la verdadera clave del éxito. Los Spurs fueron la sexta mejor ofensiva de toda la NBA durante la serie regular con un promedio de 103.7 puntos por partido, al tiempo que durante los playoff bajaron a 94.3. No pudieron correr ni tampoco contaron con su gran afectividad en triples, la mejor de la liga: Mientras que en la fase regular tiraron para un 39.7% ante Memphis solo pudieron encestar el 29.4% de sus tiros detrás de la media luna.

Tony Allen resultó factor determinante con su “persecución” sobre Emanuel Ginóbili, al tiempo que Sam Young también realizó un gran trabajo en el perímetro. Marc Gasol y Zach Randolph clausuraron la pintura para que su equipo terminara ganando la lucha por los rebotes con una media de 42.3 ante 41.6 de su rival.

Al margen de la asfixiante forma de defender no puede soslayarse que cada integrante del plantel de Memphis jugó por encima de su nivel. La dosis de confianza alcanzada por los pupilos de Hollins llegó al tope, lo que provoca que todos arriesguen sin temor, que jueguen más sueltos.

Randolph - figura de la serie con 21.5 ppp, 9.2 rpp, 3.3 app y 1.3 rpp - , Gasol, Mike Conley, Darrell Arthur, Tony Allen y Young incrementaron sus promedios en puntos con respecto a los de la fase regular.

Todas las ofensivas comenzaban con la bola en la llave, ya que desde un primer momento Memphis intentó - con éxito – usufructuar su ventaja bajo las tablas con Randolph (2.06 mts) y Gasol (2,16). El ala pivot fue una pesadilla tanto para McDyess como para Blair y Duncan. Les ganó de espaldas al aro o de frente, con la pelota en el piso. El español impuso su talla ante los centros “petizos” de San Antonio.

Los texanos lucharon en toda la serie en vez de jugar. Manu Ginóbili intentó hacerse líder, terminó como goleador con una media de 20.6 tantos por noche, pero la marca de Allen fue todo un problema y quizás su codo derecho no lo haya dejado jugar al 100%. En los seis partidos tiró para un 44.3% de cancha. Parker nunca pudo ser factor pese a que en el último cuarto de sexto juego mantuvo a los Spurs con 17 puntos, y Duncan no está para seguir siendo el líder que fue toda su carrera.

Quién hubiese dicho que aquel equipo que buscaba progresar y saciar por primera vez el sabor de la victoria en los playoff se metió en la historia grande la NBA eliminando al número uno del Oeste. Y lo hizo con un dominio absoluto.

Sebastián Ciano
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