El Real Madrid se ha visto desbordado por un Maccabi muy superior. Felipe y Prigioni, junto a Tomic, fueron los mejores en el cuadro de Molin. 15 años después, el Madrid regresa a la Final Four pero paga la novatada y se queda con sabor amargo. Panathinaikos-Maccabi, juegan el domingo la gran final de la Euroliga.
El Real Madrid ha pagado la novatada en su regreso a la Final Four tras 15 años de ausencia. El Maccabi fue muy superior de inicio a fin y le acabó pintando la cara a un Real Madrid al que aun le queda mucho para volver a ganar una Euroliga. Los blancos han sentado las bases de un proyecto a largo plazo con un núcleo joven pero inexperto en estas grandes citas. Ante Maccabi solamente respondieron Felipe (corazón y garra como siempre), Prigioni (aunque no logró que el equipo carburara) y Tomic (a ratos).
El cuadro hebreo se planta en la gran final y se medirá al todopoderoso Panathinaikos, que se perfila como el gran favorito para proclamarse campeón de la mano de Obradovic.
Aunque el Real Madrid logró ir aguantando a ráfagas, el Maccabi fue muy superior y rompió definitivamente el partido al inicio del último cuarto. Los de Blatt estaban más cómodos en la pista, salvaban la defensa blanca (ayer de negro) que hacía excesivas concesiones. Y cuando el Madrid apretaba en defensa, se encontraba con canastas sobre la bocina del Maccabi que terminaban de minar la moral.
El Madrid no funcionó como equipo en ningún momento y vivió de la garra de Felipe Reyes. Ni la heroica o el orgullo bastaron esta vez ante un Maccabi serio, bien plantado atrás y eficaz en ataque hundiendo el balón a Schortsanitis para empezar. El griego causó estragos y ahí empezó a cimentarse la victoria. Más adelante, un par de fogonazos de Pargo terminaron de hundir la moral de un Madrid timorato y que pecó de inexperiencia con unas lagunas mentales preocupantes como cuando Fischer regaló un balón de fondo tras canasta y que acabó en un 2+1 de Eidson (53-43 min29. Estaba claro que el Madrid no tenía su día y que iba a ser imposible ganar.
Tras la dolorosa derrota, dos posibles lecturas. La negativa es que al Madrid le han vuelto a pintar la cara en una gran cita como ya ocurrió en la Supercopa ante el Barça, aunque luego mejoró en la final copera. La lectura más positiva es que el Madrid ha vuelto a una Final Four quince años después y ha disputado un torneo del que se han quedado fuera dos grandes favoritos como Regal Barça y Olympiacos. Una vez aquí, la ilusión no ha bastado pero la experiencia servirá para seguir construyendo de cara al futuro con un bloque joven con Sergio Rodríguez, Llull, Suárez, Tomic y Mirotic mezclado con la veteranía de Reyes y Prigioni (si el club le renueva).
Y para seguir en la linea de ascenso, el club tendrá que hacer cambios: llegará Carroll por Tucker, y habrá que resolver el futuro de jugadores como Vidal y Velickovic que apenas cuentan y también despejar dos incógnitas como Begic (su llegada ha sido un misterio sin resolver en detrimento de Garbajosa, cuya veteranía habría aportado infinitamente más) y la de Fischer, que no ha estado a la altura de lo esperado.