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No fue una actuación brillante, fue una buena actuación que deja la certeza que todo comienzo es difícil, incluso contra el menos pintado de los rivales. Paraguay no desnudó ninguna de las falencias argentina, fue la propia selección la que dio síntomas que el rodaje apenas empieza a funcionar.

Las tres faltas de Leiva (que dio poco) con las tres faltas de Juan Gutiérrez en el primer tiempo fueron el síntoma más preocupante que se llevó Lamas acaso en todo el juego. Por eso abrió el segundo tiempo con Kammerichs junto a Scola para proteger a sus internos de las faltas justo el día que no está Oberto.

La conexión de los bases (tanto Prigioni como Pepe Sánchez) con Scola funcionó una vez más a pleno. Julio Lamas no quiso usar tanto el pick and roll en la gira previa y anoche tampoco fue tan necesario. El rol para atrás de 5 metros es el arma predilecta que uso Scola para castigar la zona 2-3 que presentó Paraguay.

Y la certeza que se lleva el entrenador es que las respuestas de rol están afiladísimas. Si necesita un alero alto para compensar en defensa sabe que Jasen entra y cumple (y el preolímpico seguro le está reservando jornadas de acción) y anoche lo de Quinteros fue similar pero en el rol ofensivo.

Paolo entró como un verdadero killer a la zona y la trituró con su eficacia hasta ser el máximo anotador del equipo. La atracción defensiva de Scola, Nocioni, Manu, le abre espacios a Paolo que suele no perdonar.

Cuando el grado de oposición crezca Argentina necesitará de los puntos de sus bases. Es lógico que quieran distribuir el balón y alimentar a todos en esta etapa de aceitar piezas, pero en los próximos partidos, Prigioni y Pepe Sánchez deberán vencer el grado de oposición atacando más el aro.

EL regreso de Carlos Delfino abrirá una opción más en la media cancha que siempre viene bien, pero hoy lo más importante pasa por la recuperación de Oberto, mientras tanto es esperable que Gutiérrez y Leiva crezcan en sus producciones.

Pablo Tosal
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