No anduvo con vueltas el técnico Sebastián González en la conferencia de prensa posterior a la dura caída ante Quimsa. Tenía argumentos para intentar armar alguna excusa (cuatro partidos en cinco días), pero lo transmitido por su equipo en la cancha no le daba margen para atenuantes.
“No tenemos identidad”, fue la autocrítica del entrenador griego. Lapidario y dolorosamente real. Porque este Atenas desconcierta y lo de ayer ante los santiagueños no desentonó en absoluto con lo que viene mostrando el equipo en la temporada.
A un buen pasaje, con actitud, paciencia, criterio y efectividad, le sigue invariablemente otro de apresuramiento, y desconcierto. Es el Atenas 2011, que no termina de decidirse entre el lado bueno y malo.