También en el infierno llueve sobre mojado

Existen dos planos, el real y el imaginario, la verdad y el deseo. Es muy difícil que un ser humano abandone su deseo, su imaginario, pero debe ser consciente de su realidad. Es lógico que exista el pensamiento positivo: en Quilmes nadie quiere pensar que no hay salida de esta coyuntura, que no se puede obrar el milagro de quedarse en la “A”, de no verse nuevamente frustrado por un descenso, pero el hecho cotidiano los devuelve crudamente a la realidad. Mantener la categoría no sería lógico, sería milagroso (si es que los milagros existen).

Cuando se habla de realidad nos referimos a esto: Quilmes es el peor equipo de la competencia (con diferencias), en 30 fechas tiene el segundo peor ataque (72.6 pts) y la peor defensa (84.3), tiene la diferencia en contra más grande de la liga (-350 pts), es el único equipo que no ganó de visitante, le queda un solo cambio de extranjero, cambió a su entrenador que lo llevó al ascenso (récord de 2-12) por un nuevo entrenador debutante en la categoría (3-13) quien no logró resultados aún con un equipo más completo. Su primera opción de jugador franquicia (Román González) fue cortado en apenas 3 partidos, su segundo jugador franquicia (Phillip Mc Hopson) se quiere ir. En el receso, por no sumar minutos en la rotación los dos jugadores más identificados con la gente se querían ir: Eseverri y Piñero. El juvenil que llegó como base suplente se fue: Gonzalo Gorostiaga, dejando el proyecto para más adelante. Sumaron a un jugador que no estaba en ningún equipo, que no es goleador, que descendió la temporada pasada con Monte Hermoso Básquet (Germán Sciutto) cortando al capitán del equipo y emblema de los últimos años (Esteban López).

Ese sería el trazo grueso de la historia, se podría escribir un trazo fino, pero no vale la pena a esta altura porque la idea se entiende. Con semejante presente que Quilmes no descienda ya no forma parte de la lógica. Por supuesto que en el deporte, como en la vida, existen las sorpresas.

Lo último que le pasa al cervecero es insólito. Su jugador mimado y a quien se lo adoraba como un semi Dios, Phillip Mc Hopson héroe del último ascenso, se quiere ir. Fue relegado por el nuevo entrenador, Beto Martínez, al banco de suplentes porque nunca destrabó el problema de la posición y su forma de juego. El técnico sabe que jugando de base no rinde, pero Hopson no quiere jugar de escolta. Entonces termina en un corto circuito inevitable. En el clásico fue el jugador 10 en la rotación desde el banco. Entró como 5to suplente. Jugó poco, no ayudó al equipo. Cuando terminó el partido no se bañó, salió rápido del vestuario y aún con la gente de Peñarol saliendo del estadio, se fue solo caminando por Juan B. Justo para el lado de la Av. Independencia. Llevaba en su cara la marca del adiós y la despedida en su cabeza. Dos días después se subió al micro que lo llevaba a Río Tercero pero en su mente ya estaba la decisión de no jugar. Y no jugó.

Este Quilmes con Hopson dentro del parquet es un equipo de 75 puntos, sin él se le hará difícil superar los 63 a 65 puntos de promedio ofensivo. Un guarismo muy bajo para ganar por más que su defensa (que hoy es la más goleada) se convierta en la mejor de la liga. Como dato vale decir que a la mejor defensa de la liga (Lanús) le convierten 73.1 puntos. Es decir, irremediablemente entre los dos escenarios posibles (A- Que Hopson se quede, B- Que Hopson se vaya) la mejor opción sería que se quede. Convencerlo, hablarle, ponerlo en modo positivo y volver a jugar a la ruleta con un cambio (el último) de foráneo. Lo único en consideración real que debe tomar la dirigencia es tener la plena seguridad que Hopson de quedarse lo haga con su mayor compromiso. Un equipo primero se forma con buenas personas y luego de buenos jugadores. Una manzana podrida, pudre el cajón.

A James Maye lo cortaron por irregular, pero el nuevo Michael Smith es más de lo mismo. Anoche en la cancha de Obras lanzó 0/3 en triples y 0/2 en dobles en 24 minutos. En Río Tercero 4/11 en triples y 0/1 en dobles en 26 minutos. Desde que llegó lleva 10/30 en triples en 4 partidos. El otro foráneo, Louis Truscott, es un barrilete que suma buenas actuaciones con partidos intrascendentes. Da una buena mano en los rebotes (8.2) pero carece de tiro abierto y tiene que fabricarse sus propios tiros. Le cuesta jugar en un equipo muy irregular. Hace lo que puede. Uno de los dos, debería ser cortado para una última y definitiva apuesta a un extranjero. Esperando, claro está, la resolución sobre Mc Hopson.

Hace 15 días atrás Quilmes mostró síntomas muy buenos de equipo. Perdió en la última bola con Lanús, pero se vio el boceto de un equipo, luego le ganó a Bahía Estudiantes y jugó un buen partido ante Peñarol. Pero se rompió solo, la construcción se cayó y ahora hay que trabajar el ánimo del plantel antes que las decisiones tácticas.

El peligro de entrar en el ámbito de derrotas es que los jugadores pierdan la felicidad por jugar. Nadie compite para perder. El fuego sagrado de cualquier deportista es competir y compitiendo se llega al deseo de ganar. Yo estoy seguro que los jugadores de Quilmes no han perdido eso. En La Liga Nacional nadie juega por la camiseta, pero si por el orgullo. Ese es el verdadero sostén de este momento.

Este fin de semana los dirigentes deberán nuevamente tomar dos decisiones importantes. La primera si se queda o se va el entrenador Beto Martínez, pensando en el corte de Maffei si hay una historia que se escribe con el mismo lápiz entonces se podría ver un nuevo cambio de entrenador. ¿Y a quién traen? La salida no es la única solución y Martínez deberá también decir lo suyo. Pero las decisiones que ha tomado el técnico no ayudaron hasta aquí a Quilmes a salir del mal momento. La segunda decisión es sobre Hopson. Y sobre esto ya opinamos.

En definitiva, mi amigo lector, no suponga Ud. que este recuento busca hacer leña del árbol caído. Pueden no estar de acuerdo pero un baño de realidad es la mejor opción a la hora de buscar una salida. En definitiva este rosario de cuentas infelices, calla más de lo que dice, pero dice la verdad.

Pablo Tosal
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