El demoledor

No hubo equivalencias, es una frase recurrente pero que pinta de manera perfecta la situación de juego de un equipo y otro. Peñarol lo borró de la cancha al conjunto bahiense siendo muy superior en los dos costados del parquet.

Su defensa sacó de sistema a Estudiantes obligándolo a valerse de lo que más le incomoda: la individualidad; mientras que en ataque Leo Gutiérrez destrabó el partido pero siempre tomando buenos lanzamientos, merced a un movimiento de pelota infernal. Fue una exhibición en cancha, en tiempo real, en circunstancias extremas como son los play offs dejando en claro que no ganó más que un punto, que la serie no terminó pero que con esta dinámica y esta actitud mucho deberá cambiar Bahía Estudiantes si quiere hacer historia.

En el comienzo se mostró el camino: A Meyinsse no lo iba a contener solo Martín Leiva, le doblaron la marca, lo atraparon, lo redujeron a la nada misma. Incluso el buen pivote bahiense no tuvo posibilidad tampoco de dar juego. Así Estudiantes se convirtió en un equipo que atacó principalmente de frente al canasto tomando tiros muy forzados, que se salían del sistema de Pisani.

Peñarol obtuvo el rebote, robó también algunos balones en primera línea pero no ocurrió lo que generalmente pasa: una defensa buena permite un ataque bueno. Lo cuento (o lo quiero contar) como dos cosas diferentes. El ataque de Peñarol fue bueno sin necesidad de que su defensa lo construya.

Hizo del rompimiento a canasto y reversión del balón un dogma. Lamonte, Mata, Campazzo, cortaban y pasaban, Peñarol se pasó el balón de ensueño de lado a lado de la ofensiva y terminó tomando muy buenos tiros que coronó con un impecable 5/5 en triples en el primer cuarto. Tres de ellos del killer Leo Gutiérrez (uno en contraataque, por arriba de la marca de Pepe Sánchez con falta incluida). A veces, claro está, también tomó tiros inverosímiles y los metió igual.

De todos modos su ofensiva está en el punto máximo de la campaña. La defensa de Estudiantes (factor fundamental que le dio el pase a los cuartos de final) estaba desarticulada por la velocidad de ejecución de Peñarol, la precisión de los pases y la puntería final. Leo Gutiérrez desafió las marcas más bajas encarando para el aro, buscando el doble de cerca y no quedándose tan quieto en el perímetro.

Cuando llegó el final del primer cuarto el tablero marcaba 31-15. Estudiantes debía encontrar la línea de juego rápido o no habría más partido para el segundo tiempo. Y esto último es lo que pasó.

A diferencias de otras veces, el Oveja Hernández rotó mucho el equipo desde el primer cuarto y buscó formaciones aleatorias. Lo ubicó por ejemplo a Giorgetti de ala pivote al lado de Gutiérrez disfrazado de pivote para cerrar el primer cuarto. Luego con el regreso de Martín Leiva la pintura volvió a tener dueño y bien alimentado por Campazzo e Ibarra, Leiva siguió construyendo el dominio del local. Además Giorgetti, como relevo de Mata, se destapó con dos triples y dos tapas en el segmento para dar gala de un equipo largo.

Por su parte Estudiantes seguía probando posibles soluciones. A Pisani no le faltó nada. Lo primero que buscó fue retomar el camino del juego con una doble base, después buscó gol con Espil y finalmente dejó una media cancha alta con Aguerre de tres (para que se empareje con Giorgetti o Mata) pero nada le trajo solución. Con el sistema quebrado el equipo “Albo” necesitó que al menos una individualidad lo salve del naufragio pero no hubo anoche en el polideportivo ninguna mano encendida que suplantara la falta de juego en equipo.

Así el segundo tiempo fue un gesto repetitivo del primero. Bahía Estudiantes alcanzó solo 27 puntos en la primera mitad y no pudo llegar al gol tampoco en el segundo. Sus porcentajes fueron bajos y corriendo 20 puntos abajo fue imposible volver al partido. Para colmo Enzo Ruíz salió con un golpe en la zona intercostal y ya no volvería al juego en la segunda mitad.

Peñarol se encargó en todo el complemento de mantener el nivel de energía, de seguir defendiendo y jugando como si estuvieran empatado, esto le dio lógicamente el respiro de tomar tiros de mucha confianza por la distancia en el tanteador. Aunque bajó sus porcentajes siguieron siendo buenos y ya no necesito de Leo Gutiérrez.

Sobre el final con apenas un minuto y medio por jugar y todo definido Nico Lauría en defensa saltó una finta de tres puntos de Federico Aguerre y cayó arriba de la espalda del jugador de Bahía Estudiantes, se deslizó mal y cayó pesadamente en el parquet sacándose su codo de lugar.

Inmediatamente fue atendido y trasladado a un hospital, pero los gestos de dolor de Nicolás, la bronca, la impotencia del propio jugador, ya no por el dolor sino porque sabía que se viene otro parate justo cuando volvía, fueron dagas en la emoción de sus compañeros y de la gente, que de un festival de pases, defensa y gol se fueron mascullando bronca por la mala suerte de uno de los hijos de la casa.

Síntesis
Peñarol (84): Facundo Campazzo 3, Kyle Lamonte 4, Marcos Mata 10, Leonardo Gutiérrez 25 y Martín Leiva 18 (FI); Alejandro Reinick 3, Matías Ibarra 0, Franco Giorgetti 10, Selem Safar 9, Pablo Barrios 0, Nicolás Lauría 0, Salvador Giletto 2. DT: Sergio Hernández.

Estudiantes (61): Juan Ignacio Sánchez 6, Enzo Ruiz 0, Ramzee Stanton 10, Ricardo Sánchez Rosas 8 y Jerome Meyinsse 8 (FI); Juan Espil 7, Lucas Faggiano 6, Federico Aguerre 11, Ariel Zago 5, Nicolás Renzi 0, Germán Ressia 0. DT: José Luis Pisani.

Parciales: Peñarol 31-15, 48-27, 65-41 y 84-61
Árbitros: Diego Rougier, Roberto Smith y Rodrigo Castillo.
Estadio: Polideportivo “Islas Malvinas”.

Foto: Majo Gil (ptosal@pickandroll.net)

Pablo Tosal
@pablotosal
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