Brilla tú, Granate loco

En el inicio Lanús dejó en claro que este quinto partido era la continuidad de la serie y no un hecho aislado. Su defensa tuvo mucha movilidad para siempre quedarse cerca de Leo Gutiérrez en los cambios y anular la posibilidad que Campazzo se haga dueño del ritmo. Lo acorralaron. Y Peñarol lo ayudó mucho a su rival cayendo muy tempranamente en la anarquía. Se dejó llevar al lugar menos conveniente.

Acaso confiando que tenía que meter la bola como solución y en ese ítem falló abiertamente. Salió dispuesto a bombardear a la defensa de Lanús y cerró el primer cuarto con 1/10 en triples. Entendiendo que el “Granate” siempre estuvo en defensa individual, fue exagerada la dependencia perimetral del “milrayitas”, pero era la receta que querían aplicar.

Lanús controló el rebote de tantos errores de la visita, y una buena aparición de Boccia y Prato para el tramo final del primer cuarto le permitió escaparse 17-9.

Para el segundo cuarto la tónica no cambió en cuanto al desarrollo. Lanús desde sus dispositivos defensivos contuvo a Peñarol (como en toda la serie). Lo mejor que mostró el equipo de Santander fue su claridad para saber que quería y cómo lo quería. Algo de lo que Peñarol careció.

Con el correr del segundo cuarto, casi todas las acciones ofensivas del tricampeón se limitaron al uno contra uno o dos pases y un tiro de tres puntos. Los porcentajes fueron bajísimos (3/18 en triples y 5/16 en dobles). No obstante, con casi nada para ofrecer en el juego, fue el espíritu combativo, su deseo de no ser vencido lo que dejó a Peñarol con vida. Cerró el primer tiempo 32-23 abajo. Boccia y Laprovíttola era los dueños del partido y parecía haber más ventaja en el desarrollo que en el tanteador.

El tercer cuarto fue el segmento que más goles tuvo. Solo por un rato el partido cambió el ritmo y la fisonomía y pareció otro. El local anotó mediante un Boccia sensacional que no podía ser contenido por Marcos Mata ni ninguno de los marcadores que le dispusieron. Pero fue Campazzo, quien jugando al Llanero solitario no permitió que su equipo se caiga. El base mostró lo mejor de su repertorio para recuperar balones y correr el contraataque.

El juego tenía a Lanús como dueño del juego pero con una distancia de solo siete puntos al ingreso al último cuarto (51-44). Y era sabido que para matar al tricampeón hacía falta algo más un buen juego. Los nervios y el temple de Lanús fueron puestos a prueba, porque solo un equipo digno de autoridad podía dejar en el camino a Peñarol. No solo con buen juego buenas estrategias.

Y en el famoso intangible del temple, Lanús fue mostrando grietas, desilachándose. Como Nicolás Laprovíttola, el dueño del equipo, se cargó con cuatro faltas y entraba y salía de acuerdo al equipo defendiera o atacara Lanús perdió la brújula. Tardó 4 minutos en el tramo final para anotar sus primeros puntos. No era fácil, la presión se hizo evidente y del otro lado estaba el equipo que no muere jamás.

Peñarol se vino con lo poco que tenía para mostrar: actitud, deseos, ganas, pero erró hasta los libres: 8/15 en el último cuarto. Ni hablar del tiro de tres puntos (6/29 en triples en todo el juego) .

No obstante se puso uno abajo (54-53) y Campazzo tomó un rebote en defensa y corrió el contraataque, se frenó, miró el aro y lo intentó de tres puntos. Volviendo a defensa Mc Farlan se lo encontró en el camino y logró taparlo. Prato tomó el balón corrió de aro a aro y convirtió el doble en bandeja con la falta adicional de Leo Gutiérrez.

Fue el golpe psicológico que necesitaba el local. Si se hubiera visto superado en el tablero se abrirían interrogantes difíciles de contestar. Pero en esa jugada Lanús reaccionó como un equipo ganador.

Aunque estaba visto que debía sufrir para poder sacarlo al “milrayitas” de escena. Fue Prato quien tomó la lanza en los instantes finales, fue junto a Mc Farlan los que viajaron a la línea de libre con notable eficacia (y personalidad) para cerrar el juego.

Un triple y con falta adicional de Selem Safar cuando solo restaban 34 segundos lo puso a Peñarol un punto (61-60). Allí apareció de nuevo (y definitivamente) el coraje del Granate para ganar el partido. Prato cargó el rebote ofensivo, le bajaron falta a Safar y desde la línea Prato puso dos más (63-60). El propio Selem erró el triple del empate en la última y chau partido.

Toda la serie fue una demostración épica de valentía, coraje y determinación. Lanús afinó su temple para la final que viene. Se convenció de todo a partir de dejar nada menos que a Peñarol en el camino. Al tricampeón le faltó juego, Teague, y porcentajes, fue una encrucijada donde todo confluyó y conspiró para que se quede sin chances. Aún así dio batalla dándole fin a una Era. El granate hace historia y se mete en la final.

Lanús 65: Laprovíttola 10 (x), Schattmann 0, Boccia 19, Mc Farlan 9 y Battle 6 (fi) Pérez 0, Giorgi 4, Prato 17 y Martina 0. DT: Silvio Santander.

Peñarol 60: Campazzo 16, Teague 3, Mata 6, Gutiérrez 8 y Leiva 7 (fi) Safar 11, Giorgetti 2, Rasio 0, Ibarra 2 y Tischer 5 (x). DT: Sergio Hernández.

Parciales: 17-9, 32-23, 52-44
Árbitros: Chiti - Rodrigo - Vito
Estadio: “Antonio Rotili”

Foto: Ligate una Foto

Pablo Tosal
@pablotosal
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