Habrían preferido la final, pero Francia se encuentra en la lucha por las medallas contra España. Sentimientos encontrados en el país galo. El deseo se pelea con el temor al otra vez. La necesidad se entrelaza con los precedentes. Y la sed de venganza se apodera de todo. Francia llega a la némesis. Su némesis. Y lo hace sufriendo a todo un país.
Francia alcanza las semifinales del Eurobasket y se clasifica para el Mundial 2014 tras eliminar a Eslovenia (62-72), de quien minimizó su intensidad, ahogó en un juego físico efectivo y desposeyó del sueño de anfitriona. Con Tony Parker como puntal anotador (27 puntos), una buena segunda mitad de Nicolas Batum (14) y una batería interior que puso muchos problemas (tanto en el rebote como en defensa), hicieron que Eslovenia dejara de ser quien fue durante el campeonato.
Pese a una gran primera y segunda fase de torneo, Eslovenia se despide pese al empuje de su afición. Demostrando, como Serbia, que los torneos no son torneos hasta que llegan los cruces. Y mostrando una parquedad enmascarada por una intensidad y unas ansias que Francia supo enjaular.
El tirón Dragic, las alas francesas
Qué mejor forma de representar a Eslovenia que con una carrera de Goran Dragic de campo a campo, con la sensación de que a cada paso colocaba una marcha más (como si pudiera estar acelerando eternamente) y, al llegar a canasta, le cede el balón a su hermano Zoran para que termine en canasta. Y qué mejor forma de representar a Eslovenia que Goran Dragic dividiendo la zona rival como un cuchillo hasta encontrar el hueco por el que servirle el balón a su hermano Zoran, que había jugado magníficamente sin balón para quedarse solo. 4-0 para los hermanos Dragic, la perfecta representación del espíritu esloveno, que fue el cuerpo del anfitrión durante prácticamente todo el primer periodo. Los 10 primeros puntos se apellidaban Dragic.
Pero la caballería familiar, más lucida, por su búsqueda de la carrera, no se despegaba de Francia. Pese a que carentes de espíritu, con un Tony Parker por entonar y múltiples errores en las finalizaciones, Francia se colocaba con empate a 10, gracias a un par de triples.
Jure Balazic puso el 12-10 del término del primer periodo, rompiendo la tiranía fraternal de sus compañeros. Si la ventaja eslovena no era mayor era por su negación desde el triple (0/6). Si la imagen francesa no era de consistencia era por su pobreza en la finalización (2/14).
Sin los Dragic, Eslovenia perdió en identidad al inicio del segundo cuarto. Y cada punto de intensidad disminuida era el incremento francés, que lograba correr de la mano de Parker y veía como sus pívots entraban en el partido (16-19).
Pero la falta de confianza y la atadura confiaban el partido a un marcador rácano, al que Bostjan Nachbar le dio la vuelta con cinco puntos consecutivos (24-22), mientras el encuentro estaba en fase de palmeos múltiples por el rebote, barullos en la zona, cuerpos a cuerpo... Y en Tony Parker, que era el único que alteraba el curso de la igualdad, con 10 puntos al descanso, al que se llegaba con 24-26 para los galos.
Aunque de potencial (bastante) menor, Francia vino a mostrar en el inicio del tercer periodo, la filosofía de campeonato española. Los partidos que deben ganarse, deben ganarse. Y, el resto, poco importa. Fueron terceros de grupo. Eslovenia, primera. Pero eso nada significaba. O sí.
Francia echó su órdago con un parcial de 0-10 (26-36) fruto de un trabajo colectivo mucho más equilibrado. Bozidar Maljkovic se veía abocado al tiempo muerto, tras el que su equipo reaccionó. Primero Jaka Blazic, con un triple, y luego Goran Dragic, lograron reducir la diferencia hasta unos asequibles cinco tantos (33-38). Pero el rebote ofensivo francés, con gran tamaño en su frontcourt seguía siendo una tortura para los eslovenos. Alas para Francia.
La responsabilidad de Tony Parker
Pero la misma condena eslovena en la primera mitad eran la cura para el intento de ruptura galo. Nachbar y Blazic mantenían a su equipo desde 6,75, junto a la ración habitual de Goran Dragic, que ejercía de líder. Igual que lo hacía Parker, señal inequívoca de que el partido quería entrar en una fase definitiva. El base francés alcanzaba los 21 puntos; el esloveno, 10, con 5 asistencias.
Mas el enorme triple sobre la bocina del tercer cuarto de Domen Lorbek castigaba el liderazgoparkeriano (45-50). El breve momento de protagonismo de Lorbek dejaba a Eslovenia muy cerca (49-52), ante una Francia que ya era Tony Parker. Su habilidad para desbordar, los defensores que necesitaban el contacto punible para evitar que se coloque en el corazón de la zona, su facilidad para vivir en la pintura, su capacidad para lanzar ante oposición. Parker totalizaba los ataques galos.
Aunque fue cuando el base de los Spurs se fue al banquillo que Francia se volvió a escapar: 49-59 tras dos buenas acciones de Nicolas Batum. Maljkovic afrontaba el segundo intento de ruptura con un nuevo tiempo muerto, en el que su equipo parecía más tocado que nunca. No solo por el desacierto, sino porque la intensidad que les había acompañado como seña de identidad a lo largo del campeonato se topaba contra la capacidad física francesa, que aumentaba su riesgo en los contactos defensivos.
Poco tardaría Vincent Collet en contestar con otro tiempo muerto. Y es que los hermanos Dragic habían vuelto. Cinco puntos consecutivos y la afición empezaba a venirse arriba. Y Goran los acababa de levantar, agitando sus brazos tras anotar un triple que ajustaba el encuentro (57-61). Parker recuperaba protagonismo y, aunque cometía varios errores, los suyos conseguían distanciarse provechosamente (58-65, min. 38), ante una Eslovenia con menos mordiente, con un pabellón de decibelios decrecientes y el baloncesto de revolución constante que se había transformado en alzamientos aislados.
Y llegó la rúbrica. En el momento en que Nicolas Batum volaba hacia el aro para lograr un mate de lejana batida tras robarle el balón a Goran Dragic, se congelaron dos ideas. La primera, la victoria. Francia tenía el partido en su mano: 58-67 a falta de minuto y medio. La segunda, una imagen cualquiera de Londres 2012. De un España-Francia o de un España-Brasil.
Francia ya estaba donde quería. En el Mundial. En la lucha por las medallas. En partido decisivo frente a España.