Lituania vence con autoridad a Croacia y se mete en la final
Kleiza, Maciulis y Kalnietis lideraron a Lituania, que jugó uno de sus mejores partidos del campeonato para volver a una final europea diez años después. Los bálticos se aseguran medalla, tras dejar atrás a una Croacia menor
Redacción, 20 Sep. 2013.- ¡Medalla para Lituania! Por sexta vez, el pequeño país báltico se subirá al podio del Eurobasket. Una década después, regresa a la final del campeonato europeo. De Suecia a Eslovenia, con parada en el bronce logrado en Madrid.
Y fue aparentemente fácil. Un trabajo limpio, en el que Croacia cayó sin ruido (77-62). Iniciado porLinas Kleiza (22 puntos y 11 rebotes), que se exhibió durante un cuarto y medio a un nivel de absoluta estrella, relanzado por Jonas Maciulis (23 tantos) con su acierto en el tercer periodo y rematado por Mantas Kalnietis (18 y 4 asistencias). Pero eran solo sus estrellas, sino que Lituania se superó a sí misma. Funcionó grupalmente muchos más minutos de los que acostumbra, no sufrió desconexiones mayores, aprovechó sus armas, estuvo acertada, sus mejores jugadores respondieron al nivel esperado... Nada se podía reprochar Lituania a sí misma. La final es suya.
El desembarco de Kleiza
En la batalla de dos equipos inestables, de los que a menudo desearías que explotaran la longitud de las armas de que disponen, la confianza resulta esencial. O, más bien, la constancia en la confianza. Eso fue precisamente lo que encontró Lituania al inicio del encuentro, cuando encestó tres triples consecutivos que le permitían responder a la perfección al pulso croata, más preocupado de cerrar el paso al juego interior báltico. Y el varapalo inicial para los de Repesa era tan gráfico como que, justo en la jugada en que se colocaban en zona, Maciulis anotaba un triple desde la esquina.
Cuando, al cuarto intento, el acierto cayó, entró en juego Kleiza. Y aquí, sí, se desató por completo la confianza. Arrastrando, llevando a Damir Markota a la pintura y, allí, devorándole con su fuerza, tomaba un ataque tras otro para liderar a los suyos (17-12). Con la salida de Dario Saric, Kleiza continuó con un repertorio que no había desplegado en semifinales, para irse hasta los 12 puntos (y cuatro rebotes) en el primer periodo (24-19 para Lituania). En solo un cuarto, Kleiza había superado sus promedios en puntos y asistencias (y casi igualado el de rebotes) en este campeonato, en el que no había brillado con la constancia que se le acostumbra a requerir a una estrella.
Pero vino a borrarlo todo de un plumazo. Triple, para arrancar el segundo periodo. Y, para seguir torturando a los ala-pívots croatas, le forzaba una nueva falta a Saric. Colocando el 29-20, el nuevo jugador del Fenerbahçe Ülker se situaba en registros e impresiones de absoluta exhibición. De estrella que aparece para guiar a los suyos cuando debe guiarlos. Cuando erró un par de lanzamientos antes de irse al banquillo, Croacia aprovechó para reducir la desventaja (29-24).
Con un triple, Damjan Rudez acabó de meter a Croacia en el encuentro. No solo por su mano, sino también por esa capacidad mostrada para llenar de energía a los suyos y a su afición. Luka Zoric, con dos lanzamientos de media distancia, hizo el resto, empatando el partido a 31, mientras Lituania sufría una de sus habituales crisis de identidad. Y Jonas Kazlauskas devolvía a la cancha a Kleiza, que había anotado más de la mitad de los puntos del equipo.
Con varias acciones consecutivas de Valanciunas (una canasta y dos tapones), Lituania recuperaba el pulso competitivo, y la ventaja (35-31). Aunque Bojan Bogdanovic, esa constante todoterreno, seguía con la persecución croata. Era el momento, entonces, de Mantas Kalnietis. El hombre que acarrea la carga del eterno eslabón más débil de Lituania, controló a la perfección las necesidades del equipo, permitiendo que se marchara al descanso por delante (40-37).
Maciulis busca la ruptura
Los triples volvían a permitir el despegar lituano, al inicio del tercer periodo. Especialmente, de la mano de Jonas Maciulis, que anotaba por partida doble desde 6,75 y, como en el primer cuarto, colocaba en apuros a la defensa croata. Con su acierto en el triple Maciulis se volvía un jugador extremadamente útil en el esquema de Kazlauskas, puesto que, además, su constitución le permitía sacar ventajas al poste bajo. Con un 2+1, el alero del Panathinaikos alcanzaba su tope anotador en el campeonato ya a inicios del tercer periodo, y lanzaba a Lituania: 51-39.
Como ante Italia en cuartos de final, los lituanos se beneficiaban del apagón de su rival (o lo provocaban), que en cinco minutos había anotado únicamente dos puntos, por lo que la desventaja croata alcanzaba incluso los 18 puntos (58-40). Más allá de los breves instantes en los que sufrieron tras la marcha al banquillo de Kleiza en el segundo cuarto, Lituania estaba mostrando una constancia por encima de su media. Bien comandados por Kalnietis, con la exhibición de Linas en el primer cuarto y medio y el relevo anotador de Maciulis, un espectacular acierto en el triple (8/15, en ese punto, aunque terminarían en 9/23), además de una batería interior lo suficientemente larga como para emplearse a fondo con los pívots balcánicos... Lituania se hacía con el total control del partido. Y meritoriamente.
El punto de ruptura era evidente. Croacia estaba 18 puntos por detrás, superada paulatinamente por su rival, fallando tiros libres, con Ante Tomic desacertado en los balones que se jugaba en la pintura, con una defensa zonal escasamente productiva y viendo, incluso, como Lituania alcanzaba extrañas cotas de belleza en su juego.
Control lituano, hundimiento croata... y Kalnietis
Además, estaba Kalnietis. Si ya en los cuartos de final aseguraba un ratio de buenas decisiones muy superior al habitual, en esta semifinal seguía aumentando la coherencia lituana. Capaz de mover el balón con solvencia ante la zona croata, de encontrar lanzamientos fáciles, de saber seguir moviendo a los suyos cuando su rival volvía a la defensa individual. Así que Lituania ampliaba su máxima diferencia (+20: 69-49) con la misma facilidad con la que Valanciunas incrementaba su casillero de tapones (terminó con 5).
Croacia ya estaba fuera. Seguía intentándolo, pero su cabeza parecía ya albergar la derrota. Como si estuvieran masticándola durante un largo cuarto en el que su desacierto y la facilidad con la que Lituania encestaba evitaban posibilidad alguna de remontada. Y el mérito báltico no era escaso. Por mucho que se encontrara ya ante un oponente desarmado, supo controlar la situación (no es que lo hiciera frente a Italia...) y se ganó su sitio en la final.
De forma completamente merecida. Y hasta con momentos de brillantez. Como si hubiera completado su crecimiento en el campeonato.
Aplaudía, puesto en pie, Arvydas Sabonis, presidente de la Federación de Lituania. Él estuvo en el último Lituania-Croacia de semifinales del Eurobasket. Era 1995 y él (26 puntos y 17 rebotes), junto a Sarunas Marciulionis (27 tantos, 7 rebotes y 4 asistencias), eliminó a la Croacia deRadja, Kukoc y Komazec. En Eslovenia, 18 años después, Lituania volvía a dejar a Croacia sin su primera final europea.