Con su máxima estrella lesionada el equipo angelino jugó un gran segundo tiempo y venció a los Rockets de Prigioni como visitantes por 117 a 101 para poner la serie 1-0 y cambiar la ventaja de cancha. El cordobés hizo un buen partido y terminó con 11 puntos y 3 asistencias. Griffin sumó un triple doble. Las pérdidas fueron un factor determinante durante todo el juego. Mañana volverán a verse las caras.
Autor:Sebastián Ciano (sciano@pickandroll.net)
El tiempo no parece estar pasando para los Clippers. Apenas cuarenta y ocho horas después de la épica victoria que eliminó a los Spurs de Ginóbili, el equipo de Doc Rivers sacó otro triunfo resonante como visitante. Esta vez en Houston, por 117 a 101, para poner la serie a su favor (1-0), como así también la ventaja de cancha.
Los angelinos hicieron una muy buena segunda mitad (71-51), en la que capitalizaron la enorme cantidad de pérdidas de su rival (24) con una ofensiva con varios puntos altos (56.4% TdC) entre los que se destacó Blake Griffin, autor de una triple decena producto de 26 puntos, 14 rebotes y 13 asistencias.
El primer tiempo estuvo marcado por las imprecisiones de parte de ambos lados. Los Rockets rraron los primerporlas imprecisiones terminaron con 14 pérdidas, mientras que los Clippers no se quedaron atrás y cedieron 13 balones.
La defensa local lucía bien; sin Chris Paul, el principal objetivo es Griffin, y no le dieron juego durante el primer cuarto. Lo dejaron con 5 puntos y 2/6 de cancha. Al otro lado Ariza esta inspiradísimo: Sumó 11 de los primeros 15 puntos de su equipo sin fallar (4/4).
El equipo de Kevin McHale metió un parcial de 7-0 con el que comenzó a escaparse (22-16) a un minutos y medio del final del primer cuarto. Harden luego metió un triple y los Rockets se fueron al primer descanso arriba 25-19.
En el segundo cuarto los Rockets establecería su mejor momento de la primera etapa, y Pablo Prigioni tuvo responsabilidad. Lo mejor que mostró Houston tras los primeros 24 minutos de acción fue el pick and roll entre Harden y Dwight Howard, que siempre dio frutos. Doc Rivers no encontraba la manera de frenarlo.
Pero fue a través de las manos de Prigioni que los Rockets sacaron la máxima de 13 puntos (34-21 y 37-24); el cordobés clavó dos triples en forma consecutiva y levantó al Toyota Center. Sin embargo, lanzó una más un par de ofensivas después, y McHale volvió a sentarlo.
Lamentablemente los Rockets no lograron sostener la ventaja ya que tampoco evitaron los errores de manejo. Griffin comenzó a hacerse fuerte y sacó la cara para los Clippers. Sumó 11 tantos en el segundo cuarto, con 4/5 de cancha, y sostuvo en el marcador a su equipo, que mediante un parcial de 9-1 se puso 42-45 a 1:39 del cierre. Finalmente los Rockets se irían al descanso ganando 50-46.
Para el tercer cuarto los Clippers salieron de otra manera. Si bien las pérdidas continuaron siendo factor en los primeros minutos, Griffin no necesitó tirar del carro en soledad. Los de Doc Rivers contaron con una ofensiva más participativa, nutrida de varias vías de gol. La más importante provino desde las manos de Redick, imparable con 12 puntos. Asimismo, inesperadamente Austin Rivers también decía presente en ataque (7).
A Houston se le hacía cada vez más difícil y ya no solo en defensa, porque en ataque las pérdidas eran más que un dolor de cabeza. Su rival no lo perdonaba. La cantidad de errores de balón fue el factor más determinante en toda la velada.
En el inicio del cuarto Griffin cometió su tercera falta, pero Rivers lo mantuvo en cancha. Le salió bien hasta que restaban 42 segundos; allí le cobraron la cuarta (tras un bloqueo en mitad de cancha) y se fue al banco. Para ese entonces, Prigioni ya estaba nuevamente en cancha persiguiendo al intratable Redick.
No obstante, los Clippers tampoco sintieron el golpe de tener a Griffin sentado. Sin sus dos máximas figuras - Paul vestido de civil - pudieron seguir sosteniendo el caudal ofensivo. Así fue que con dos triples consecutivos (Barnes y Crawford) Los Angeles metió un parcial de 12-0 para sacar la máxima de 101-88 que pareció sentenciar el pleito, enmudeciendo al todo el Toyota Center.
Muchas dudas le deben haber quedado a McHale tras esta derrota inicial en su propia cancha, sobre todo la cantidad de pelotas perdidas, un punto alarmar a corregir de inmediato. Le quedan un poco más de 24 horas, ya que mañana a partir de las 22:30 volverán a recibir a estos Clippers.