Los Rockets se quedaron sin argumentos sobre el final

Los Houston Rockets comenzaron en un gran nivel, pero poco a poco fueron sucumbiendo ante sus propios errores y el talento rival. Así fue que luego de estar 16 puntos arriba en el marcador durante la primera mitad terminaron perdiendo ante los Warriors por 110-106 en el primer juego de las finales del Oeste.

Pablo Prigioni no tuvo tanta participación como en los partidos anteriores. El argentino terminó con 4 puntos y 4 asistencias en 15 minutos. Su nivel no fue malo, pero McHale no confió tanto en él.

Se esperaba el gran duelo entre el MVP y su escolta, y ninguno defraudó. Stephen Curry fue la gran figura de la noche con sus 34 puntos (3/11 en triples), 6 rebotes y 5 asistencia, al tiempo que James Harden contentó con 28 tantos, 11 tableros y 9 pases gol.

Durante la primera mitad hubo un cuarto para cada uno, quizás algo más para los Rockets, que fueron ganando 49-33 a 7:05 del entretiempo; no obstante los que terminaron con una mejor sensación en el pecho fueron los locales.

Sólido, con buena defensa y criterio en ataque – ya sea corriendo o en ofensivas de media cancha – Houston se adueñó de gran parte del primer tiempo. Sin abusar del individualismo logró dominar ambos costados de la cancha, como así también la transición entre las mismas. Prigioni estuvo durante 9 minutos en cancha e hizo todo bien: Asistió en 3 oportunidades, pudo anotar (4 pts) y defendió de gran manera.

Desde la presencia de Josh Smith y Howard los de Kevin McHale también se hacían fuertes en la pintura, por lo que los Warriors no encontraban ningún aspecto a su favor.

Pero el trámite sufrió un gran cambio cuando a 7:31 del segundo cuarto Steve Kerr volvió a mandar a la cancha a Curry y Thompson (no estaban funcionando) y, ante la tercera de Bogut, plantó una formación baja con Harrison Barnes y Draymond Green repartiéndose entre las posiciones del cuatro y cinco, respectivamente.

La actitud y contracción defensiva fue totalmente diferente; lograron frenar las ofensivas visitantes – Harden estaba nuevamente en cancha – y de la mano de Livingston (12 pts) los Warriors cerraron la primera etapa con parcial de 25-6 y se fueron a los vestuarios ganando 58-55.

En el tercer cuarto la diferencia entre un equipo y otro tuvo nombre y apellido: Stephen Curry. El flamante MVP de la NBA fue factor clave para que los Warriors se mantuvieran en control en un pasaje que no tuvo un claro dominador; clavó tres de sus seis triples, dos consecutivos que le dio a su equipo ventaja de 67-61 y otro que detuvo una incipiente remontada del ánimo texano.

Solo con Haden tirando del carro (11 pts en el período), a los Rockets les costó bastante atacar con claridad, y así fue que el equipo de Kerr sacó una máxima de 83-74 sobre el final del cuarto.

Pero la Barba se encendió en el último cuarto y fue él quien cambió la tónica del partido, a favor de su equipo. Harden sumó diez puntos consecutivos y, cuando parecía que los Rockets se diluían, igualo el juego en 97 a falta de cinco minutos y medio para el final.

Ambos equipos llegaban golpe a golpe a la recta final, pero allí los anfitriones los tuvieron más resto. Ya sin Howard en la cancha (rodilla), Harden tuvo poca compañía; solo Smith se acopló en ataque (terminó con 17 pts). Con el partido igualado los Warriors metieron un parcial de 11-0 que los dejó 108-97 a 2:02 del final.

Houston no se rindió; volvió a juego y con un triple de Ariza a catorce segundos del final se vio a dos puntos (106-108), pero el tiempo no estaba a su favor.

Las finales del Oeste comienzan con ventaja para los Warriors. Los de Steve Kerr tuvieron el temple de volver al juego estando 16 puntos abajo y sin jugar bien. Lucho cuando tuvo que hacerlo, y se apoyó en la gran figura de Curry para ganarlo. Para Houston queda la sensación de hacer un buen partido ante el favorito, pero si dudas volvió a padecer de errores recurrentes. Mañana, el segundo capítulo.

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Sebastián Ciano
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