Con otra majestuosa actuación de LeBron James los Cavaliers derrotaron a los Golden State Warriors 96-91 para tomar el liderazgo de la serie por 2-1. El Rey terminó la noche con 40 puntos en 46 minutos y volvió a cumplir la función de aquellos jugadores que no están. Cleveland sostuvo nuevamente el ritmo del partido a través de su defensa y jugó un tercer cuarto perfecto para llevarse la victoria, que estuvo en duda hasta el final tras la explosión de Stephen Curry en el último parcial. Mañana volverán a verse las caras.
Autor:Sebastián Ciano (sciano@pickandroll.net)
“Simplemente estoy tratando de hacer lo que sea para ayudar a que mi equipo gane”. El que pronuncia estas palabras no es otro que LeBron James, y no solo que no está mintiendo, sino que es literal. Con otra actuación suya para la historia los Cleveland Cavaliers vencieron a los Golden State Warriors 96 a 91 y tomaron una ventaja de 2-1 en las finales, que continuarán mañana nuevamente en Cleveland.
Esta vez, el Rey se despachó con 40 puntos (12/28 en dobles, 2/6 en triples y 10/12 en libres), 12 rebotes, 8 asistencias, 4 robos y 2 tapas en 46 minutos de juego. Parece que está jugando no solo para ganar un nuevo título sino también para quebrar récords; su actuación a través de los primeros tres juegos de estas finales no tienen precedentes en la historia de las finales de la NBA.
Una vez más se jugó a lo que quisieron los Cavs. A través de un ritmo de media cancha, mucha defensa y un tercer cuarto perfecto, los de David Blatt dominaron el juego como todavía no habían podido hacer en la serie, sobre todo teniendo en cuenta las ausencias que aquejan al plantel.
El partido comenzó de la misma manera en la que se habían desarrollado los primeros dos juegos, jugando a lo que le conviene a los Cavaliers. En el arranque el dueño de casa se escapaba 12-5 gracias a la contracción en su defensa, y un LeBron James que llevaba la lanza, aunque forzando situaciones.
Dellavedova continuó lo que había dejado en el segundo juego. Como un perro de presa seguía a Curry por todos lados, sacándolo de contexto; porque el MVP sufría la muy buena defensa del australiano, pero también tomaba tiros incómodos y fallaba a pie firme. Así fue que terminaría la primera mitad con solo 3 puntos y 1/6 de cancha.
Sin juego, pero con ayuda de los actores secundarios (Iguodala, Ezeli y Livingston) los Golden State Warriors se acercaron, pero con triple y falta a cargo de James Jones los Cavs se pusieron 22-16 y terminaron los primeros doce minutos de juego arriba 24-20.
En el inicio del segundo chico la visita igualó el partido (26-26) al minuto y medio, pero le duró poco ya que Smith anotó un triple rápidamente. De ahí en más la ofensiva visitante se vio muy trabada – gran mérito de Cleveland – y solo anotaron dos puntos en los siguientes dos minutos y medio.
Los de David Blatt no supieron aprovecharlo. Apenas lograban sacar una ventaja de 38-31 – la máxima del primer tiempo – tras un triple de Iman Shumpert luego de volver de los vestuarios tras un choque con Green. Asimismo, sobre el cierre de la primera etapa, fue James Jones el que clavó otra bomba para establecer cifras definitivas antes de ir al descanso largo (44-37).
La segunda mitad comenzó con artífices poco comunes; Andrew Bogut anotaba cuatro puntos seguidos para los Warriors, al tiempo que Dellavedova – de gran noche - sumó cinco que le sirvieron a los Cavaliers para establecer lo que hasta ese momento era una máxima: 51-41.
Pero era solo el inicio de lo que comenzó a ser un dominio completo por parte de Cleveland. El tercer cuarto fue propiedad absoluta de los dueños de casa; dos triples consecutivos (Dellavedova y James) iniciaron un parcial de 12-0 con el que el equipo de Blatt estableció una ventaja de 68-48, que golpeó muy duro a los Warriors.
Mientras que en ataque las cosas salían a la perfección para Cleveland, en defensa Timofey Mozgov metió tres tapas consecutivas que resultaron importantes durante el aluvión. Los Warriors, perdidos, tiraron 8/25 de cancha, y si bien Curry logró enchufarse sobre el final del período, su semblante denotaba desazón.
Sin embargo no estaría dicha la última palabra. Los Warriors lograron reponerse del cimbronazo que significaron los 20 puntos de diferencia, y en un abrir y cerrar de ojos se encontraron a menos de 10 en el inicio del cuarto período, en el que comenzaron con parcial de 8-0 para ponerse 63-72.
Stephen Curry, frustrado por la gran marca de Matthew Dellavedova que lo borró de la cancha, explotó durante los doce minutos finales. Luego de anotar apenas 10 puntos (4/11) en tres cuartos el MVP clavó 17 en el último, con 5/8 en triples (tres de ellos en el último minuto y medio), que lograron devolver a los Warriors al juego y luchar hasta el final. Pero finalmente los Cavaliers lograron alzarse con la victoria, al margen de casi haber desperdiciado 20 puntos de ventaja.
La serie continuará mañana, nuevamente en el Quicken Loans Arena, recinto que vivó anoche su primera victoria en finales. Los Warriors están obligado a sacar al menos un triunfo de allí si es que quieren tener posibilidades de salir campeones. Aunque para ello, primero deberán pasar por LeBron James y compañía.