No es país para argentinos

Las tendencias y las costumbres cambian cada año, la propia vida cambia cada año y el flujo de entrada y salida de aquellas cosas a las que nos habíamos habituado, que nos gustaban y que eran ya parte de nuestras vidas sufren un trasiego constante con el paso de las horas, los minutos, los meses y, si hablamos de baloncesto, de las temporadas.

Kobe Bryant y los Lakers, Leo Gutiérrez y Peñarol, Manu Ginobili y los Spurs o Marcelinho Machado y Flamengo son cosas que van unidas, que parece que siempre estuvieron unidos y no nos planteamos razones de por qué siguen estando. De una década para atrás, los jugadores argentinos llegaron al baloncesto español como una plaga (en el sentido positivo una plaga en cuanto a potencial de expansión) y se hicieron con el cariño con el respeto de equipos, entrenadores y aficionados por su carácter, su intensidad, su entrega y evidentemente por su talento.

Si hiciéramos la lista de completa de todos los argentinos que han pasado por la liga ACB y las competiciones LEB en los últimos quince años (por poner una cifra concreta), obtendríamos una cifra importante de jugadores y un aporte de talento que ningún otro país ha traído al baloncesto español si obviamos al eterno dominador en ese apartado en la práctica totalidad de las ligas mundiales como son los Estados Unidos.

Desde los Juan Espil, Marcelo Nicola, Pepe Sánchez, Pablo Prigioni, Luis Scola, Fabricio Oberto, Nico Gianella, Walter Herrmann a los más recientes Nico Richotti, Facundo Campazzo o Pablo Bertone, se puede ver un impactante trasiego en ese camino Argentina-España que tan transitado estaba años atrás, pero en algún momento algo cambió.

En 2012 sólo Chapu Nocioni, Leo Mainoldi, Nico Richotti y Juani Jasen disputaron la Liga Endesa y en la recién terminada temporada 2014-2015 todo se vio reducido a Van Lacke, Nocioni, Campazzo y Richotti y más después de que otros como Juan Gutiérrez o Marcos Mata dejasen la Liga el pasado verano en un éxodo hacia Latinoamérica que también viene implicando a otros jugadores ACB: Sam Clancy o Robert Battle han sido grandes protagonistas en la pintura de la última final de la Liga Nacional o hace unos años llegaron a Argentina clásicos de la liga española como Derrick Alston, Lou Roe o Larry Lewis.

Si nos vamos a la más pura actualidad, tenemos el caso de dos de los jugadores argentinos más talentosos de la hornada llamada a heredar el camino que marcó la Generación Dorada: Facundo Campazzo y Nicolás Laprovittola. El base cordobés ya llegó el año pasado al baloncesto español como tercer base del Real Madrid, un rol que le ha aportado escasos minutos en la rotación pero que le ha valido de gran aprendizaje en un equipo que ha protagonizado el gran éxito de la temporada con la victoria en los cuatro títulos que disputó. El futuro de Campazzo está abocado a salir del Real Madrid mediante una cesión y equipos como CAI Zaragoza, UCAM Murcia o Fuenlabrada ya se interesaron en él, pero el hecho de ocupar ficha de extranjera y no tener una fecha concreta para la consecución de su nacionalidad italiana que lo liberarían de esta pesada carga de la ficha extranjera han hecho que el interés de estos clubes pierda empuje. Según publica el portal español Encestando, los equipos que toman ahora la delantera por Facu serían Estudiantes y el Lietuvos Rytas que entrena el argentino Marcelo Nicola.

Algo similar ocurre con el oriundo de Morón y es que Nicolás Laprovittola ha recibido un gran interés de Bilbao Basket, posteriormente parece que ha sido Baskonia el que se unió al interés y ahora también aparece Lietuvos en el horizonte del ex-granate, pero su condición de extranjero vuelve a ser el principal acicaque para que los equipos recelen en seguir avanzando en la adquisición de los dos bases de la selección albiceleste. A día de hoy, el marco de contratación de la ACB exige un mínimo de cuatro jugadores de formación (cupos nacionales) y un máximo de dos jugadores extracomunitarios, quedando el resto de la confección de la plantilla libre de limitación por nacionalidades. Una vez que Facu o Nico completen los trámites para obtener su nacionalidad italiana triplicarían sus opciones de formar parte de una plantilla de la Liga Endesa: de un 16.6% para jugadores extranjeros hasta el 50% de los extranjeros comunitarios.

Campazzo y Laprovittola no son más que el último coletazo de gran talento argentino que años atrás llegaba a España de la mano de los éxitos de la Generación Dorada, pero ¿qué cambió para que se detuviese esa llegada masiva de jugadores argentinos?

La primera razón está clara: la crisis económica del baloncesto español. Desaparecieron algunos clásicos como Lucentum Alicante, CB Granada o Menorca, que en sus últimos años apostaron por jugadores argentinos como pueden ser Axel Weigand, Matías Ibarra, Diego Ciorciari, Nico Gianella o Juampi Gutiérrez. Esta crisis también estuvo cerca de llevarse a otros clásicos como Estudiantes y Joventut, pero consiguieron salir y empiezan a vivir una situación más tranquila en lo económico. A día de hoy, hay varios clubes habituales en los impagos y otros que viven en situaciones ajustadas y no quieren gastar más allá de lo necesario para sacar construir sus plantillas.

El tema de los cupos nacionales y el tener presupuesto más cerrado ha hecho que muchos de los equipos de zona media no quieran "arriesgar" con jugadores no conocidos para el gran público (argentinos inclusive), hecho que unido a que la figura del director deportivo se ha convertido en muchos casos un mero negociador con agentes y representantes en lugar de cumplir con un rol de visualización de partidos y seguimiento de jugadores para luego acudir al agente del jugador elegido y no al revés, está claramente dificultando la llegada de jugadores no sólo argentinos, si no aquellos jugadores menos conocidos que no se luzcan en D-League o en la Summer League durante el verano. Muchos han descubierto en los últimos meses a jugadores como el dominicano Karl Towns o el australiano Matt Dellavedova, cuando estos han sido internacionales con sus países desde hace ya varios años y los que seguimos estos torneos eran jugadores que ya nos habían llamado la atención desde hace tiempo.

No sabemos si este involución en el seguimiento de jugadores (no sólo los argentinos) se debe a la falta de tiempo al acomodamiento o a qué se debe, pero algo similar a acudir a las cadenas de cómida rápida en lugar de ir al mercado del barrio a comprar la verdura, la fruta o la carne después de haber dado una vuelta y haber visto todo el género. Se ahorra tiempo, eso está claro, pero seguro que no es igual de sano. ¡Extrapolenlo al baloncesto!

Por Daniel Mérida (@baloncestero)
Especial para www.pickandroll.com.ar