S.O.S.: femenino en emergencia

Pido un minuto de silencio. Ha dejado de existir la noble frase “no nos sobra nada”. A todos los presentes, por respeto les pido, no la utilicen más. Con nostalgia lamento informarles que nuestra penosa realidad, y por nuestra entiéndase al grueso de América Latina, es “nos falta un poco para”.

La carencia de un correcto trabajo por parte de la dirigencia regional ha llevado al básquet femenino a un camino de no retorno, y de llanto constante cada vez que se puede admirar la antítesis: un campeonato de selecciones europeo, cualquiera sea la categoría que lo dispute.

Mientras en Europa, año tras año, nace una nueva potencia, y el número de equipos fuertes se eleva, de este lado del Atlántico ocurre lo opuesto. Sacando a Estados Unidos y Canadá, el resto de los equipos ha cedido terreno. Ni Brasil es lo que era, ni Argentina lo es.

Aquí se abren los tres caminos que se deben reforzar. Todos ayudarán a la mejora, y dependiendo de su compromiso será el tiempo que demande la reconstrucción y el potenciamiento de esta rama. Las tres vías son: local, regional y continental.

A nivel local, al menos en Argentina, hace un par de años se está viviendo un cambio profundo. Más allá del Torneo Federal y la Superliga, el trabajo de base ha ido sumando provincias y esto ayuda a la captación.

De igual forma se debe profundizar en este proceso. Apuntalar los campeonatos argentinos y los certámenes de clubes. Generar detección de talentos en los colegios y gestionar campus de detección (chicas que nunca jugaron pero dan con un biotipo acorde), y de perfeccionamiento.

Dentro de los cánones ideales, la formación de una red de trabajo nacional sería beneficiosa. Para que toda la labor no recaiga en un solo entrenador, se podría dividir el mapa en 14 o 16 cuadrículas, con un entrenador a cargo cada una; y que mes a mes este eleve informes de captación y evolución.

Crear las selecciones U13 y U14, las cuales participarán de sus respectivos sudamericanos (ver en “regional”), como así también en los campeonatos argentinos U14 (en el caso de las U13) y U15 (en el caso de las U14), para apuntalar la detección y el trabajo con el estímulo del juego en torneos de importancia.

Costosas pero necesarias, las giras deben seguir siendo objeto de esfuerzo. La doctrina inculcada hacía nuestras jugadoras hace que le saquen agua a las piedras. Hoy por hoy compensan con voluntad y determinación, los faltantes de roce internacional de calidad.

A las luz de los hechos cada vez que un equipo nacional ha podido llevar adelante una gira por Europa con buena sumatoria de días y encuentros de fogueo, los resultados han sido beneficiosos. No solo que no debe perderse esto, sino que debe incrementarse. Como en el truco, poner el ancho de espada para hacer primera no está mal, ya que lo que cuesta vale.

Un último ítem, en este caso protocolar, también le cabría a la CABB. Dado que los campeonatos argentinos femeninos ya son un hecho, sería de una gran nobleza cursar invitación todos los años, y por cada Campeonato Argentino, a la autoridad competente de las Islas Malvinas, para comenzar a estrechar un vínculo a través del deporte.

Sin dudas que el plano “regional” es el que debe ser sometido a análisis profundo, y le recaen muchos cuestionamientos. Por estas latitudes ABASU no ha hecho nada por el femenino. A cuenta gotas genera los encuentros sudamericanos, y no presiona ni estimula a los equipos más flojos de la región para que compitan o se organicen de mejor manera.

No lo han hecho y a menos que FIBA haga uso del rigor, tampoco lo harán. El femenino no importa. Diplomáticamente no lo admitirán, pero el hecho se cae de maduro.

Debido a esto, y que una vez más caerá en saco roto un pedido de trabajo serio para gente con impericia, inoperancia e ignorancia, su labor se remitirá a una cuestión anual y una gestión de acción inmediata, por una única vez. En estos casos, poco es un montón.

Por un lado, organizar los sudamericanos U13, U14 y U15, en los cuales cada país tendrá la obligatoriedad de presentar al menos un equipo. En caso de que un país incurriera en falta a este punto, ABASU deberá sancionar al respecto.

El trámite ceremonial a realizar recae en abrir diálogo con tres países que pese a formar parte de América del Sur, compiten en el caribe: Guayana, Guyana Francesa y Surinam. De esta manera, los sudamericanos U13, U14 y U15 tendrán tres equipos más, y abrirá una puerta de intercambio con toda la región.

El aspecto continental es el más ambicioso, y a la vez, más necesario. Representará un barajar y dar de nuevo, tomando como referencia la estructura europea de competencia. El primer hecho destacable será la desaparición de los torneos subcontinentales, que hoy en día no aportar al crecimiento de los equipos.

Es necesario un mayor número de juegos por año, en todas las categorías, y a su vez, segmentar a los países por nivel (10 selecciones en cada uno), dándoles objetivos motivaciones por los cuales competir. Las clasificaciones a los mundiales se mantendrán como hasta ahora (el Premundial U18 del 2014 dio plazas para el mundial U19 de este año), y se sumará una categoría menor más al organigrama: las U20.

De esta manera, por año, habrá nueve FIBA Americas de menores, si se tiene en cuenta que los torneos U16, U18 y U20, se disputarán en tres divisiones (“A”, “B” y “C”), con ascensos y descensos.

El ordenamiento se establecerá según el ranking FIBA. De allí se desprende que el primer año de implementación, los países militarán en la misma división en las tres categorías, para luego ir variando según los resultados. Los primeros dos de una división menor, ascenderán a la división siguiente, y los últimos dos de una división superior, descenderán.

Cada categoría contará con su propia autonomía. Cada país tendrá la obligación de presentar por año al menos dos categorías. De no hacerlo, no podrá participar con su plantel mayor, descendiendo automáticamente, y a su vez, descendiendo también con la categoría no presentada.

Esto le permitirá a la oficina regional de FIBA en América, tener una rápida visualización de problemas que podrían plantearse en distintos países, y por ende, una temprana ayuda para solucionarlos, a través del abanico de posibilidades que maneja el ente madre.

De esta manera, si se toma en cuenta el ranking FIBA actual, el organigrama sería el siguiente:

Mayores
División “A”: USA, Brasil, Canadá, Cuba, Argentina, Chile, Puerto Rico, Jamaica, México y Venezuela.
División “B”: Rep. Dominicana, Colombia, Paraguay, Ecuador, Trinidad y Tobago, El Salvador, Islas Vírgenes, Uruguay, Costa Rica y Panamá.
División “C”: Bolivia, Perú, Bahamas, Nicaragua, Belice, Guatemala, y los demás equipos que quieran participar, con la obligatoriedad antes mencionada.

Menores
División “A”: USA, Canadá, Brasil, Argentina, Puerto Rico, México, Venezuela, Chile, Rep. Dominicana y Costa Rica.
División “B”: Guatemala, Colombia, El Salvador, Ecuador, Uruguay, Honduras, Panamá, Nicaragua, Islas Vírgenes y Paraguay.
División “C”: Perú, Bolivia, Bahamas, Jamaica, Belice, y los demás equipos que quieran participar, con la obligatoriedad antes mencionada.

Para muchos, esta idea parecerá ridícula e inviable. Para otros, una esperanza de cambio positivo ante la triste realidad que nos toca vivir. Esperamos sirva de disparador. Es nuestro humilde aporte, el cual nace ante la realidad que vemos. No nos quedamos en la sola crítica. La argumentamos y vamos un poco más allá: damos nuestra idea de cambio.

Guste o no, es tiempo de dejar de mirar para otro lado. Guste o no, hay que arremangarse y trabajar para sacar al femenino adelante. Guste o no, es tiempo de trabajar por y para el femenino.

Emanuel Niel
En twitter @ManuNiel
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