Una de las potencias del Preolímpico de México chocaba con uno de los equipos más débiles, como Cuba. Lo que en la previa suponía una victoria aplastante de los canadienses, finalmente se cumplió: 101-59 y sin ir a toda marcha.
Autor:Lucas Barreña (especial para www.pickandroll.com.ar)
Canadá no empezó el torneo como se lo imaginaba. Sin embargo, la desesperación no fue reinante en los dirigidos por Daniel Scott y supieron esperar a su segundo partido para poner primera. Desde el Palacio de los Deportes, el segundo turno del miércoles fue una cátedra de básquet.
El inicio parecía tener gusto a revancha para los canadienses, todavía con el sabor amargo que dejó la derrota en el debut frente a Argentina. Aunque esta vez el rival era dos o tres escalones menor, y se notó rápidamente. El salto inicial ganado y unos cinco puntos de Wiggins apenas comenzado el encuentro denotaban aquélla intuición.
Mucho más contundente fue con el parcial de 13-0 para Canadá, que se rompió hasta el doble de Rivero para los cubanos. Cómodo en los rebotes y con unas breves rotaciones que facilitaban la libertad del tiro, los del Norte se abusaron de un rival flojo e impreciso, con una defensa débil que, cuando quería ajustar, cometía faltas.
Mientras el jugador de los Timberwolves de Minnesota se divertía con la defensa de Cuba, logrando un total de 10 puntos en el primer cuarto, el tiro fallido de Scrubb sentenciaba el final del período con un contundente 30-10.
En diez minutos, Canadá le sacaba el triple de puntos a su rival. Ya se preveía que el encuentro estaría cerrado. Y hablando de triples, justo el reinicio comenzó con un tiro de tres de Heslip, para seguir inclinando la balanza. El partido era cada vez más parecido a un entrenamiento. Varios intentando triples, aprovechando los horrores de Cuba, y aumentando cada vez más la ventaja.
Aún con el banco de suplentes en cancha, eran superior. Sacre y Ejim eran una pesadilla en la pintura para los de Centroamérica, obligados a cortar con falta en varias oportunidades. El medio tiempo terminó con un diferencia de treinta unidades; Canadá se iba al vestuario arriba en el marcador por 19-49, pensando más en el siguiente encuentro que en el que se estaba jugando.
Ya en el segundo tiempo, los canadienses comenzaron a disminuir, de a poco, su intensidad, pero sin perderla toda y frente a un rival que no dañaba ni en las ocasiones más oportunistas. Stauskas y Olynyk empezaron a florecerse algunos puntos y asistencias, aunque de el otro lado respondía el capitán Granda, de lo mejorcito de Cuba.
El encuentro comenzó a emparejarse, con tantos convertidos o errados para ambos lados, siempre a la par, aunque con la balanza nunca dejándose de inclinar para los de rojo. En este cuarto, Rivero también se mantuvo como uno de los pilares de la resistencia cubana, que con triples y dobles cortaba una diferencia larguísima, proyectada en el 41-71 que finalizó el tercer cuarto, tras un intento de triple largo de Valdes.
El último período era parte del decorado. Con el partido cerrado desde un primer cuarto, prácticamente, los suplentes de Canadá se adueñaron del cierre. Doornekamp era uno de aquél quinteto que seguía batallando pese a la suma sentenciada, siempre en búsqueda del rebote y con unos tiros libres que mantuvieron la diferencia.
En los últimos minutos, Cuba empezó a aprovechar el juego recesivo de los canadienses, y con Rivero y Justiz se enfocaron en marcar puntos, aunque algo tarde, hasta que este último fue sacado del campo por faltas personales.
El desequilibrado partido tuvo como consecuencia al equipo que, por ahora, más puntos anotó en un encuentro. Una volcada de Ejim sobre el final los hacía llegar a las 96 unidades, superando por dos los 94 de Argentina, justamente frente a Canadá. Finalmente fue un aplastante 101-59, que, casualmente, tuvo al cubano Rivero como máximo anotador (20), escoltado por Wiggins y Stauskas, ambos con 15.