¡Que pedazo de corazón chicas!

No hay palabras que describan la emoción vivida por estas chicas. En menos de 24 horas pasaron de una noche de perros, diarrea, dolor de estómago, hospital, suero, ecografías y una intoxicación atroz, a pasar por arriba a Paraguay, subirse al tercer escalón del podio y quedarse con la última plaza disponible para el FIBA Americas U18 del año próximo.

Ante la cuestión física como foco central, el cuerpo técnico planteó un juego inteligente: pegar primero y bien duro, y luego, con la diferencia como colchón, regular y aguantar hasta donde diera el combustible. Arriesgado, pero la carta más potable ante esta situación extraordinaria.

Este equipo, pese a sus falencias basquetbolísticas, mostró una virtud escencial a lo largo de todo el torneo, y en la tarde-noche de hoy no fue la excepción: seguir al pie de la letra lo que los entrenadores les dicen. Sin esa cualidad, el logro que alcanzaron no se hubiese dado.

Como aquel boxeador que va en búsqueda de un cetro mundial, pero sin mucha preparación y con las apuestas en su contra; nuestras chicas salieron a buscar el KO en los primeros minutos y lo encontraron.

Una férrea defensa anuló desde el arranque a las paraguayas, y esto les permitió correr. Las rivales no esperaban este accionar, y mucho menos lograron revertirlo sobre la marcha. Argentina no dudo, y al ver tambaleante a su adversario lo mandó a la lona una y otra vez.

Ni el asistente técnico Leo Costa mientras preparaba los videos esta tarde hubiese soñado que el plan saldría tan perfecto. Al cabo de los primeros diez minutos la celeste y blanca terminó 20 a 4 arriba, y el primer paso ya estaba dado.

Era de esperarse la reacción guaraní para el segundo segmento, y así se dio. Nuestra selección fue inteligente para dosificar minutos, y sin tantas chances de correr, supo pasarse el balón y seleccionar los lanzamientos, para bajar las revoluciones, poner el reloj y la diferencia como aliados, y meterse al descanso largo con 15 puntos de ventaja (32-17), en un cuarto que se cerró 12-13.

Con el regreso de zona de vestuarios Argentina mantuvo su estrategia. Quien debía hacer el desgaste era el rival, dado que era el local, tenía una importante desventaja, y por sobre todas las cosas, se quedaba fuera del torneo continental ante un equipo diezmado en lo físico.

Con el calor jugando su partido, y el malestar físico haciéndose cada vez más presente pese a la adrenalina alta, la celeste y blanca optó por brindarse en defensa (nunca se negoció) y descansar en ataque; realizando posesiones largas y sacándole faltas a un cuadro anfitrión que se fue sumergiendo en nervios y ansiedad.

El goleo volvió a bajar, pero en este caso encontrando a las nuestras arriba por 11 a 7, y de esa manera, quedaron arriba, a diez minutos del final, por 43 a 24.

La historia estaba resuelta, era cuestión de esperar y aguantar... al menos se suponía en la previa. Para tranquilidad de nuestras chicas, Paraguay acusó el golpe de verse tan atrás en el marcador, y pese a los intentos de su cuerpo técnico, la escuadra paraguaya no mostró reacción.

Como en una película de final feliz, el abrazo, a los saltos y llanto de por medio en el círculo central, fue el broche de oro para un torneo que se tornó dramático por una cuestión extra basquetbolística. No será la mejor camada, y seguramente tendrán muchas cosas que pulir, pero nadie puede negar que el ADN es 100% criollo.

No se puede más que exclamar: ¡Que pedazo de corazón chicas!

Síntesis

Argentina (57): Marcial 5, Chagas 18, Arena 5, Pinto 6 y Curioni 4 (inicial); Zeitune 0, Fugellie 0, Velasco 12, Giovanoli 2, Fernández 2, Chiaia 3 y Torruella 0. DT: Hernán Amaya.

Paraguay (30): Pérez 4, Quevedo 2, Flores 3, Niz 4 y Cardenas 10 (inicial); Garrigoza 2, Mercado 1, Benítez 0, Rodríguez 2, Villasboa 0, Flecha 0 y González 2. DT: José Navarro.

Parciales: 20-4 / 32-17 / 43-24.
Árbitros: García - Oliveros - Comodaro.

Emanuel Niel
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