Vive y aprende

Una nueva experiencia de básquet se llevó Argentina a nivel menor. En este caso fue el U18 quien vivió en carne propia las dificultades para jugar ante rivales de primer nivel europeo y mundial que cuentan con ciertos detalles de los cuales aún carecemos. El elenco de Seigorman, más allá de ganar o perder, fue teniendo momento de altos y bajos, diferentes golpes que fue sufriendo, y aprender, sin dudas que eso es lo mas importante si se pretende escalar un poco más de lo que queremos. Dichos torneos nos sirven para analizar en profundidad que nos falta, donde estamos parados, y que necesitamos para salir del medio y dar algún salto de calidad en diferentes apartados de juego tanto ofensivos como defensivos. Algo queda claro. Argentina necesitaría mas seguido estas experiencias. Brillar en el Sudamericano para luego ser apaleado por momentos en una gira de este calibre no es equilibrio y las cuentas no cierran, aunque todo sirve para entender donde estamos parados, y por donde hay que empezar a mejorar y crecer.

Para comenzar a analizar lo ocurrido en Alemania, lamentablemente hay que citar lo sucedido en el primer juego que cambió la fisonomía de lo planteado. Esguince de tobillo para el base titular Facundo Corvalan en el primer 1m30s del juego ante Turquía y perderlo por todo el torneo. Quedarte sin tu mejor base de la categoría, un revulsivo, con mucho vértigo en defensa, velocidad y por momentos anotador, fue todo un problema. Argentina fue con solo dos bases, donde Lautaro López (U17) debió hacerse cargo, y luego hasta el propio Vaulet también. Argentina no cuenta con armadores que tomen la posición de escolta con gol (caso Juani Marcos en el U16) y magnificó los problemas a la hora de jugar, pasar la bola y anotar. Argentina careció de juego, y nuevamente con dos problemas graves: Lanzamientos de campo y pérdidas. El albiceleste cerró el torneo con 39% de campo, 29% en triples, con 36 rebotes de promedio (el 4ª peor del torneo), 7,2 recuperos (9ª) y con 20 pérdidas (2ª).

Argentina tuvo problemas a la hora de ser presionado, le costó genera juego, pasarse la bola y alimentar a los internos. Llamó la atención que teniendo a la mitad del equipo por encima de los dos metros, y con escoltas de 1m94 y sumamente versátiles, el albiceleste nunca le sacó el jugo. Argentina pecó de dejar que Vaulet tome muchas decisiones en ofensiva. Si bien el jugador de Bahía Basket fue el mejor sin dudas (19.0 ppp, 5,8 rpp, 2.3 app), se atolondró encarando seguido y peor aún cuando se lo tuvo como armador (3,8 pérdidas). Argentina tuvo acompañamiento en determinados juegos, donde Lisandro Fernández (11,5 ppp, 3,0 rpp, 2,5 app) fue una ayuda valiosa (principalmente para vencer a Australia), y lo mismo Matías Solanas (9,3 ppp, 42% en triples). Argentina estuvo por debajo en materia de fluidez de juego, rapidez en ofensiva, una defensa tardía, y llenarse de faltas muy rápidamente (25,8 faltas por juego, 1ª en esa estadística). No lo que no cierra es porqué, en un torneo de desarrollo y aprendizaje hubieron jugadores que sumaron tantos minutos (Vaulet 33 min), y otros apénas vieron acción. Es claro que se quiere ganar y competir, pero hay que darles confianza y ritmo a los jugadores para que cada detalle, cada minuto en cancha los haga crecer.

Argentina tuvo vaivenes en todos los partidos. Pobreza ofensiva ante Turquía y carencia de juego, un desorden total y siendo apabullado por un rival muy superior en juego, determinación, velocidad y actitud como Alemania. Remontó en gol, defensa y buen cierre ante Australia, retrocedió en defensa, juego colectivo ante Japón, sorprendió con sus mejores 16 minutos seguidos ante Serbia, y finalmente todo el combo ante Egipto. El albiceleste tuvo un juego muy positivo ante Australia a la hora de anotar, definir, defender la ventaja, encontrar variantes y cerrar el match. Ante Serbia mostró su mejor cara en defensa donde recuperó y anotó en contragolpe, pase extra, movimiento de balón, y gol seguido para dominar hasta por doce puntos (33-21). Y contó a la vez con su peor contracara. Aplastado por una Alemania vertiginosa, llena de gol, de claridad, de experiencia para jugar, cuando atacar en el poste y lanzar de afuera y una defensa tan feroz como para quedarnos en solo 15 pts en un tiempo. Contra Japón perder la compostura en un 3C caótico (33-10 abajo), sin gol en el perímetro, siendo atorado muy fácil en la pintura, y una defensa endeble. A pesar de la reacción, un cierre de choque y pérdidas que alimentó las carencias.

No todo es negativo. Es aprender, es intentar caminar y caerse hasta que camines mejor y más seguido. Europa sigue manifestando en todas sus categorías una diferencia brutal en distintas facetas de juego. Atacar con claridad, una experiencia tremenda para tomar decisiones, físicos mejorados, defensas absorbentes y lo hacen notar. Argentina, como siempre, tiene el material, tiene el talento, y ahora la altura para colmo, pero le siguen faltando cuestiones básicas que ya deberían estar preestablecidas. No es jugar bien o mal, es trabajar a los futuros internos, que todos sepan picar el balón, saber como pasar la bola sin problemas, no ir al choque y el individualismo dejarlo para sus equipos. Trabajo, formación, porque el resto ya está. Son lecciones que debemos ir aprendiendo y estos torneos nos sirven para ello. Vive y aprende.

Jose Fiebig

@Josefiebig