Mirar hacia adelante

Se fue otro mundial para Argentina, y nuevamente rondan las mismas preguntas ¿Fue productivo lo sucedido? ¿Porqué no pudimos terminar más alto? ¿En que fallamos? ¿Fue lo mejor a competir con la selección? Son todas preguntas que tienen su respuesta, y donde siempre se debe analizar los puntos positivos y negativos pensando a futuro para los seleccionados próximos y sus jugadores que puedan ser parte de cada proceso. En este tipo de mundiales, donde Argentina carece de roce, de fuerte competitividad (recién esta camada la temporada pasada viajó a Europa para jugar amistosos), sería muy bajo y subjetivo recaer en la 13ª posición y el magro récord de 2-5 en Zaragoza. Lógicamente que no es positivo en ese aspecto, aunque hay que profundizar mucho mas allá de esos números para entender en donde hubo mejoras, donde hay que trabajar, y donde se falla para no crecer aún en dichas categorías.

Argentina fue con un seleccionado que mezcló chicos de la camada 1999 y 2000, donde solo seis repitieron de la clasificación en el FIBA AMÉRICAS, en el cual pudo elevar su altura, tener jugadores que evolucionaron en su juego y diferentes apartados, sumados a otros que cambiaron (para bien) de posición de un año hacia el otro. Otro técnico, una línea de juego mas o menos parecida, y donde quedó de manifiesto que los problemas siguen siendo los mismos. Físicamente Argentina volvió a estar por debajo de prácticamente todos los elencos, con cuestiones básicas de juego que aún no están pulidas, y un juego poco vistoso, pero con variantes y jugadores versátiles para sacar adelante cada compromiso.

El seleccionado de Arrigoni arrancó de una forma y terminó de otra completamente diferente. Comenzó con una formación estandar, pero la fue modificando, debido a los rivales, los rendimientos, y la necesidad de ganar en el cierre del mundial. Para Argentina comenzó todo desde la base. Lautaro Lopez fue sin dudas el jugador mas desequilibrante, el diferente del equipo, y el que tuvo los mejores números en varios apartados. Así y todo le costó conectar con sus compañeros, jugó a otra velocidad, y por momentos el juego se basó demasiado en su desequilibrio y poco en lo que pudieran hacer los demás. Debido a eso, los tiradores casi no tuvieron juego ni lugar en la cancha, donde Cardo y De La Fuente alternaron poco como relevos, y les costó entrar en esa sintonia del albiceleste. A esta edad se puede contemplar lo de jugar por conceptos, y no tanta jugadas elaboradas, pero con un base que entrega poco juego, es difícil que dos tiradores a pie firme puedan responder y entrar en confianza. Arrigoni los relegó, y no pudieron terminar respondiendo como se esperaba.

Argentina cambió su andar a la doble base, donde las cosas funcionaron mejor. La muy buena aparición de Farabello dejó a Lopez por varios juegos como escolta, donde el albiceleste pasó mas la bola, defendió mejor en la primera línea, y encontró otro andar. Hubo mayor juego en la pintura, y Lopez definitivamente colocado como tirador y goleador del equipo. Argentina le costó acomodarse en el torneo, se lo vio muy atado con su juego, y si bien la defensa no fue mala, los bajos porcentajes, y el poco juego asociado fueron problemas que le costó mucho resolver. Encontró a un Cuassolo que le respondió a la hora de lanzar de tres, con ligereza y con mucha personalidad. El jugador de Hindú como Basualdo fueron los que pasaron a ser aleros, e intentando estar a la altura en esa posición.

El albiceleste intentó ensamblar ese juego rápido, y muy perimetral con sus torres en la pintura. Fue interesante ver al mismo tiempo dos jugadores de proyección y que evolucionaron como Caffaro con sus 2m12 y Franco con sus 2m04. Jugaron poco parejas con ellos, aunque fueron los que más decisión tuvieron para sacar faltas, ir fuerte al aro y conseguir sus puntos. A Argentina le marcaron mucho tiempo zona debido a la presencia de ambos, pero también carecieron efectividad, y se cargaron rápido de faltas en casi todos los encuentros. Con marcaje zonal, a Argentina se le hizo difícil pasar la bola de lado a lado, darle la pelota limpia a los internos, y tener precisión en pases largos al salir de contragolpe. Los diferentes inconvenientes llevaron a perder los juegos, y a pesar de ir evolucionando respecto de los primeros partidos, se terminó jugando con un cuadro muy bajo, Cuassolo de interno falso, y Franco generalmente como referencia más que Caffaro. Muchos pueden coincidir o no en dicha idea, aunque para el progreso no se hasta que punto sirve.

Los clase 2000 rindieron casi todos, mostraron que tienen un potencial enorme para lo que se viene. Farabello con su andar, su defensa y personalidad, Caffaro en evolución constante, lanzando mejor los libres y generando muchos problemas para el rival. Una pena fue verlos tan poco a De La Fuente, Bodach y Bihurriet. Hubo poca rotación con ellos, y les costó entrar en ritmo y demostrar lo que tienen.

Hubo evolución en varios jugadores, proyectos que hay que seguir, una línea que mantener, pero mucho que trabajar. La competitividad es muy necesaria, el tramo físico aún más, y poder pulir muchas cuestiones básicas del juego que otras selecciones tienen muy avanzadas. No hay que quedarse con los resultados deportivos ¿Duelen? Si ¿Molestan? También, pero hay mucho mas que eso, hay que profundizar en las camadas, trabajos individuales y colectivamente superarse. Es mirar hacia adelante y proyectar y progresar ni mas ni menos...

José Fiebig (@Josefiebig)