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22/08/2016 17:15 | Especiales

Son un pueblo eslavo con mínimas diferencias culturales

Serbia y Croacia: La rivalidad al desnudo

Croacia y Serbia, algo más que sólo un juego de básquet, el clásico que va más allá de la sana rivalidad. Un conflicto de 600 años con diferencias casi irreconciliables que en los cuartos de final de los Juegos Olímpicos de Río se enfrentaron entre sí y en Pick and Roll aprovechamos para recordar el trasfondo de este gran duelo.
Autor:Ignacio Miranda (@nachomiranda14)
Serbia y Croacia: La rivalidad al desnudo

Una definición casi por penales, decidida por continuos tiros libres a favor de Serbia, con dos países a sus espaldas y mucha presión, quizás más presión de la que una persona pueda soportar. Una cancha de básquet transformada en algo más, en un mundo, con guerras y disputas, con un viejo resentimiento que hoy sigue latente en todos los corazones balcánicos. Así fue el partido de cuartos de final en el que se enfrentaron Serbia y Croacia por los Juegos Olímpicos.

Un clásico que va más allá de la sana rivalidad, en donde todos sus participantes saben que no hay otra salida que llevarse la victoria. Porque una derrota los llevará a no poder mirar a la cara a sus familias, a sus amigos, a sus esposas. Uno pensará que no es para tanto, pero en una región que sufrió mucho (y que lo sigue haciendo), ganar un partido de tal magnitud es más importante que salir campeón.

"Parece que siempre tenemos que ganar con drama. Estuve dos días enteros sin dormir antes de este partido ante Croacia, por los cuartos de final", expresó Milos Teodosic, el base de la selección serbia, equipo que se llevó la victoria. Esto es lo que pasa cuando juegan estas dos potencias, no hay mañana y sólo existe el hoy.

La rivalidad regional entre los dos países es por causas que están escritas en una larga y compleja historia de más de 600 años. Los episodios e incidentes que se provocaron en el rectángulo de juego (y afuera de él) son precisamente un reflejo de estos avatares. Hinchadas enfervorizadas, tan fanáticas como ninguna otra, cuya vida se resume a ese partido, a ese clásico.

Serbios y croatas son un pueblo eslavo con mínimas diferencias culturales. Hasta el siglo XIV convivieron en relativa paz, pero cuando su territorio se convirtió en la frontera entre el Imperio Otomano y los dominios de la casa austríaca de Habsburgo quedaron envueltos en un dramático juego en el que sus dominadores los obligaron a pelearse entre sí, utilizando las diferencias religiosas entre ambos (los croatas son católicos y los serbios ortodoxos) y creando una división económica entre los eslavos (los croatas se hicieron más ricos que sus "primos").

Serbia y Croacia: La rivalidad al desnudo

Tras la Primera Guerra Mundial nació el Reino de los serbios, croatas y eslovenos (convertido en 1929 en Reino de Yugoslavia), en el que los dos pueblos convivieron con bastante dificultad hasta que, en 1941, durante la Segunda Guerra Mundial, el país fue invadido y repartido entre la Alemania nazi y la Italia fascista.

Contra ellos lucharon los partisanos comunistas yugoslavos, entre los que eran mayoría los serbios, pero el líder era un croata con visión unificadora. Este hombre no era otro que el famoso mariscal Josip Tito Broz, pero mientras él luchaba por el nacimiento de una nueva Yugoslavia muchos croatas colaboraban con los invasores a causa de los antiguos prejuicios sembrados por los Habsburgo. Incluso se formó un letal grupo fascista, los ustasha. Sin embargo, la victoria final correspondió a los comunistas y así Yugoslavia se convirtió en una república socialista de carácter federativo, es decir en la que cada región (no sólo Serbia y Croacia, sino también Eslovenia y Bosnia, por ejemplo) tenía una relativa autonomía.

Este estado de cosas se mantuvo con bastante calma hasta la muerte de Tito en 1980. A partir de ese momento los antiguos odios (no sin la injerencia externa de Occidente) comenzaron a reavivarse, hasta la eclosión de los años '90, una violenta guerra civil en la que las repúblicas de Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina y Macedonia se separaron de sus semejantes de Serbia y Montenegro (todavía reunidas como Yugoslavia).

Las fronteras y el odio privaron a sus habitantes, y al mundo entero, de lo que podría haber seguido siendo uno de los mejores equipos del planeta. Una cantera y un modo de sentir el básquet que hoy continúa exportando talento de todos los tamaños a la NBA y a las ligas europeas. Los Bogdanovic, los Teodosic, los Saric, son algunos de los jugadores que hoy dominan sus competencias y si estuvieran juntos en una selección darían mucho que hablar.

Serbia y Croacia: La rivalidad al desnudo

La antigua Yugoslavia, desaparecida definitivamente en 2003 (aunque entonces ya sólo concentraba los territorios de Serbia y Montenegro) sigue siendo al día de hoy la selección nacional de baloncesto que más medallas de oro (cinco) se ha colgado en los Mundiales, ni siquiera superada por Estados Unidos, el equipo que hoy domina en todas las competencias internacionales.

Uno de los episodios que más consecuencias tuvo fue el conflicto retratado entre Drazen Petrovic y Vlade Divac en el documental “Una vez hermanos”. Petrovic y Divac fueron pilares de la selección yugoslava de baloncesto, formaron la dupla más temible del baloncesto internacional en los noventa. En este documental autobiográfico se comparte la amistad que tenían como deportistas y compañeros, que se perdió debido al conflicto de los Balcanes, donde la patria de Petrovic (Croacia) declaró su independencia de Yugoslavia, y los jugadores de baloncesto comenzaron a presentarse de forma separada en las competencias.

Su potencia fue tan preponderante que en el mundial de Indianapolis en el 2002 se llevaron el oro venciendo en la final a Argentina y desplegando un baloncesto de lujo comandados por Vlade Divac, Dejan Bodiroga y Predrag Stojakovic. Fue el último flash de una selección que fue escuela y que al día de hoy, aún separados, continúa siéndolo.

Una región donde a base de conflictos y guerras las nuevas generaciones siguen saliendo adelante, siguen haciéndose fuertes sin importar qué se les ponga enfrente y siguen siendo los mejores en lo que se propongan. Porque la gloria más grande no consiste en no haber caído nunca, sino en haberse levantado después de cada caída.

Nacho Miranda

@nachomiranda

»cwtejerina23/08/2016 03:46
MUY BUENA NOTA
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»jorge23/08/2016 13:20
Muy bueno !!!! esta bárbaro poner las cosas en contexto , muy buen informe .
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»Marcelo E. Lascano23/08/2016 17:17
Salvo que haya escrito y aprobado una tesis doctoral sobre "la no diferencia entre croatas y serbios", el autor del texto debe mencionar de cuál fuente tomó el dato de que "son un pueblo eslavo con mínimas diferencias culturales". Si no, es una opinión totalmente antojadiza. Puede indicarnos, entonces el autor, el link de descarga de su tesis doctoral, o la fuente? Por supuesto queda excluído el liviano documental sobre los dos jugadores del equipo del ex- Estado yugoeslavo, uno de los cuales cándidamente se permite afirmar "somos lo mismo" pero, claro, no lo hace en la plaza pública de la otra república.

Caso contrario, s el autor no puede respaldar una afirmación tan totalizante, quisiera solicitar el editor de este portal reconsiderar el tenor de esta afirmación, y sugerirles al autor que la justifique o que la matice.

Comenzando por la religión: definitivamente no es lo mismo el catolicismo con cabeza en Roma y el papa, que una tradición surgida de la historia cultural común que Serbia tiene con el imperio Otomano y con Rusia.

Siguiendo por el idioma: es lo mismo el portugués que el español? Y la diferencia en el alfabeto debería bastar como prueba.

La afirmación alcanza su mayor inconsistencia a la luz de hechos históricos recientes: considera el autor que uno de estos dos pueblos estuvo dispuesto a pelear una guerra por "mínimas diferencias culturales"?

Se puede hablar mucho de básquet sin emitir juicios sobre nacionalidades y cultura.

Muchas gracias
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»JG24/08/2016 15:03
Jasenovac es un ejemplo de que no eran tan "minimas" las diferencias culturales
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»Djelac25/08/2016 06:44
Las elites políticas de la antigua Yugoslavia recurrieron al idioma, la cultura, la historia, los mitos, la religión y las tradiciones para potenciar las distintas identidades étnicas, crear nuevos Estados independientes y proyectar una nueva imagen internacional. La guerra ayudó a potenciar las diferencias y crear odios y reticencias, pero no ha logrado enterrar un pasado cultural, político y económico común. Los croatas, bosnios, montenegrinos y serbios son pueblos pequeños, con idiomas minoritarios, difícilmente distinguibles para la comunidad internacional pero que entre sí se entienden perfectamente
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»Nicolás RA24/08/2016 02:37
Excelente nota.
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»Eugenio Nicolás24/08/2016 23:25
También hay que hacer notar, además de las diferencias religiosas entre Solovenos y Croatas con los Serbios, que estos últimos utilizan el lenguaje cirílico como escritura.
Tampoco el mundo no puede olvidar los mas de 30.000 muertos de origen croata muertos por los partisanos en lo que se denominó la tragedia de Bleinburg al finalizar la segunda guerra mundial.
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