El episodio que sacudió la NCAA

La NCAA se vio esta mañana envuelta en un entramado de actividades ilegales relacionadas con sobornos a entrenadores universitarios y a las familias de jugadores de colegios secundarios alrededor de todo Estados Unidos. Autoridades del FBI (Oficina Federal de Inteligencia por sus siglas en ingles) arrestaron hoy a cuatro asistentes de las universidades de Arizona, Auburn, California del sur y Oklahoma.

El caso, que viene siendo investigado desde el 2015 por el FBI, prueba que distintos entrenadores de la NCAA fueron pagados con miles de dólares para acercar a jugadores de secundaria con agentes deportivos, asesores financieros y compañías, siendo Adidas la principal involucrada en el episodio.

Los entrenadores acusados son: Chuck Person (Auburn), Lamont Evans (Oklahoma), Emanuel Richardson (Arizona) y Tony Bland (California el sur). Cada uno de estos son acusados de sobornos, conspiración y actos fraudulentos, a los que se enfrentan a penas que pueden llegar a ser hasta de de 80 años en la cárcel.

Además de los entrenadores arrestados, el involucrado de mayor renombre es James Gatto, director global de marketing deportivo de la compañía Adidas. De parte de la empresa deportiva aclararon: “No estábamos al tanto de la situación y estamos conmocionados por lo ocurrido”.

El FBI expresó que vienen llevando a cabo la investigación desde el 2015 y que la NCAA no estaba al tanto de lo ocurrido. Utilizando micrófonos ocultos y testimonios de testigos se pudo conseguir documentación de entrenadores que aceptaron sobornos para seducir a sus jugadores a reunirse con agentes deportivos y financieros. Además, se está probando que empleados de Adidas trabajaron para pagar altas sumas de dinero a las familias de los jugadores para asegurar el compromiso del jugador con la marca en las universidades y, también, en caso de llegar a la NBA.

Cabe destacar que en los colegios y universidades norteamericanas es totalmente ilegal que los jugadores y sus familias acepten montos de dinero para desempeñar sus actividades deportivas, a la vez que tampoco pueden recibir regalías u objetos de valor por parte de agentes y entrenadores. Las penas por estos delitos pueden ser muy severas, como por ejemplo la suspensión para jugar con sus equipos o la expulsión de la universidad.

Nacho Miranda

@nachomiranda14