El rookie estrella fue la figura del equipo angelino con una planilla de 29 puntos, 11 rebotes y 9 asistencias en 37 minutos de acción. Brandon Ingram lo acompañó con 25 tantos. Los Suns tuvieron dos libres para empatar a falta de 1.2 segundo.
No debe ser fácil ser Lonzo Ball. El número dos del draft llegó nada menos que a los Lakers con toda la presión encima de ser el salvador de la franquicia más famosa de la NBA, cuyo presente ha sido muy malo en los últimos años. A esto hay que añadirle la presencia de un padre mediático, que no hace más que declarar inoportunamente y exponer de mala manera la figura de su talentoso hijo.
En este contexto, Ball sale a la cancha simplemente a jugar al básquetbol, y anoche lo hizo de gran manera, como todos esperan. Fue el principal impulsor de la primera victoria de los Lakers, que en condición de visitantes vencieron a los Phoenix Suns 132 a 130.
Ball estuvo en cancha durante 37 minutos en los cuales sumó 29 puntos (8/18 en dobles, 4/9 en triples y 1/2 en libres), 11 rebotes y 9 asistencias. Asimismo, fue factor clave durante el tercer cuarto, en el que los Lakers comenzaron a despegarse de los Suns; el ex UCLA sumó 12 tantos para darle una luz de 10 a su equipo, que cerraría el período arriba 106-99.
Durante el último cuarto los Lakers llegaron a conseguir una ventaja de 12 puntos (111-99), sin embargo Phoenix no se rendiría fácilmente. Con un parcial de 8-0 achicó el marcador a 107-11 con 8:08 por jugarse.
Pero una ráfaga de 7 puntos de Brook Lopez (terminó con 19 más 11 rebotes) catapultó una vez más a los de Luke Walton 120-107, aunque esa no sería la última palabra.
Los Suns, que en su debut ante Portland sufrieron la peor derrota en la historia de la franquicia, volvería a ponerse en juego, y a falta de 6 segundos se vieron a solo un punto (130-131) gracias a un triple de Devin Booker, quien terminó la noche con 25 puntos, 11 rebotes y 8 asistencias.
En el final Marquese Chriss fue tapado por Nace Jr, pero T-J Warren reció una falta y fue a la línea con 1.2 pen el reloj. El alero falló los dos, en el rebote tiró desacomodado y la chicharra sonó para marcar el final del encuentro.