Quilmes se quedó corto

Le faltó un poco de experiencia para cerrar el juego. Le faltó aire y piernas en el cierre a Eric Flor, que jugó un partidazo, pero se fundió, le faltó altura para controlar su rebote y permitió tres tiros por avance de Guaros en momentos claves. Quilmes lo tuvo casi todo para ganar pero ante un equipo tan poderoso, que contrata lo mejor del continente, las chances de ganar deben ser jugar con la menor cantidad de errores posibles. Y Guaros no perdonó los del cervecero.

Quilmes se quedó en la puerta de la final de la Sudamericana jugando un partidazo, de punta a punta, y tuvo la chance de cortar con falta la última pelota del tiempo regular cuando ganaba por tres a falta de 25 segundos, pero Heissler Guillent, metió un triple de 8 metros, sin siquiera permitirle al equipo de Bianchelli que deje correr un par de segundos. El enorme base venezolano, uno de los tres mejores jugadores de Latinoamérica, se anticipó a cualquier síntoma de corte y empató el juego. Luego el destino, que a veces te besa en la boca y a veces te da la espalda, sacó de adentro la pelota de Eric Flor en la última.

La chance del cervecero era jugar controlando el ritmo del juego y es lo que hizo en el primer tiempo, tanto con Ferreyra como con Bruno Sansimoni, que no entró bien en el juego pero se acomodó. Los triples de Ricky Sánchez, las alternativas de gol de sus cuatro internos con Basualdo aprovechando todo en el poste bajo, Canton intenso adentro y afuera y Maciel colaborando con puntos lograron evitar que Quilmes sobre dependiera de sus perimetrales.

Guaros, por el contrario, se frustró rápido. No tuvo intensidad defensiva, sobre todo cuando su ofensiva no convertía. Un equipo acostumbrado a golear, con jugadores de gran renombre y jerarquía internacional, no tiene inserto el concepto “defender para vivir” como un equipo “pobre”. Pone su humor de acuerdo a como le va ofensivamente. Y allí Quilmes sacó ventajas.

De todos modos la riqueza técnica de los jugadores venezolanos le permitió terminar el primer cuarto apenas abajo por un punto (20-21) cuando Quilmes había sacado más diferencias en el juego.

Recién en el segundo cuarto el tanteador le dio la mano al desarrollo y Quilmes sacó 11 punto de distancia (26-37) haciendo valer la velocidad desde el rebote defensivo para ganar las espaldas de los confundidos jugadores locales.

Bianchelli ordenó múltiples cambios defensivos en el Pick and roll hasta lograr la receta correcta. Comenzaron con “seguidor” sobre los tiradores, luego ofertaron un step largo con el pivote y terminaron jugando “espacio” para evitar la penetraciones. Los recursos tácticos le sirvieron al equipo argentino para controlar al rival, confundirlo e irse 10 arriba al cierre del primer tiempo (37-47).

La distancia duró lo que un suspiro y el dominio se acabó. Guaros lavó la cara en el entretiempo, recupero su memoria ofensiva y empezó a mostrar lo mejor de su repertorio. Y lo dicho: cuando ataca bien… defiende en consecuencia. Sintiéndose feliz adelante, el conjunto de Fernando Duró endureció la defensa, atacó bien la línea de pases y sacó de su línea al prolijo equipo cervecero.

El local se fue 10 puntos arriba con Guillent manejando los ritmos y sus pivotes cargando el poste bajo de todos los modos posibles. Guaros se llevó el segmento 26-13 y en Quilmes del total de los puntos 11 fueron propiedad de Eric Flor. Solo un doble de Ferreyra acompañó al joven escolta en ataque.

Con el tiro de tres puntos vedado, al cervecero se le hizo cuesta arriba. Hasta que en último cuarto otra vez Quilmes tuvo la chance de meterse en el juego. Primero se ordenó ofensivamente, luego pudo meter un par de secuencias defensivas que frenaron el goleo rival y finalmente otra vez con triples (uno de Flor y otro de Sansimoni) el equipo argentino tomó la delantera (66-68) con parcial extendido de 18-27.

El estadio de Barquisimeto se tensó en nervios y el juego se hizo un parto sin anestesia. Allí Guaros tuvo que sacar a relucir la calidad de su personal, de jerarquía de selección nacional, de haber jugado (y ganado) muchas finales internacionales, de haber soportado momentos te alta tensión. Para los jugadores de Quilmes esos momentos son más bien inéditos, y la falta de detalles lo condenó.

Biancheli se jugó el cierre con Basabe y sin Ruiz porque quería subir los centímetros defensivos (y porque Enzo venía 0/5 en triples) pero Guaros tuvo secuencias de tres ataques seguidos merced a los rebotes ofensivos. Las apuestas parecían no salir bien para el cervecero pero un doble fenomenal de Flor lo dejó a Quilmes arriba 74-77 a falta de 29 segundos.

Después del minuto Heissler Guillent metió el triple de 8 metros necesario para marcar la diferencia de cualquier juego entre un equipo derrotado y uno que no lo está. Y luego lo dicho: Flor erró la del cierre porque Dios tiene esas cosas y en el suplementario otra vez Guaros aprovechó la gran cantidad de segundas instancias que tuvo para convertir. Si bien el conjunto local también fue dominado por los nervios, tuvo en la voluntad y la entrega algunos recursos esenciales para ganar, sabiendo que no jugó un buen partido.

Para Quilmes queda la sensación de partido que se escapa entre los dedos, jugando de igual a igual contra un gigante (en títulos, jerarquía individual y recursos económicos), luchando con lo que tiene, pero abdicando en el cierre, porque cuando no tiene que ser, definitivamente no es.

Crónica: Pablo Tosal @pablotosal
Fotos: FIba.com