Cuando ya no quedan palabras para describir a Luis Scola, el se encarga de decir aún más con sus acciones. Anoche, el capitán lideró a la Argentina en el debut frente con triunfo frente a Paraguay, por 96 a 63.
Autor:Ignacio Miranda (especial para www.pickandroll.com.ar)
La distancia (recorrido) de Argentina hasta China consiste en una línea aérea de aproximadamente 18,899 kilómetros (km). Para ir en avión el viaje tarda aproximadamente 23 horas. Cualquier humano cuerdo de la cabeza pensaría dos veces antes de tomar un vuelo de esa distancia.
Pero de quien estamos hablando no piensa para nada desde la razón, es más, esta persona se maneja con otros códigos. Los códigos del compromiso por encima de todo, del deseo de ganar y anotar en todo momento. Ni sus 28 puntos de promedio en la CBA de China, ni el jet lag por haber viajado tanto evitó que el número cuatro se ponga la celeste y blanca para guiar a los suyos a la primer victoria de las ventanas FIBA ante Paraguay.
En su llegada al Domo de la Rioja el capitán (porque otro apodo más ya es difícil de encontrar) se mostró tranquilo, disfrutando con sus hijos en el vestuario y saboreando todo con calma, a pesar de que en 24 horas tenía que tomar un vuelo al otro lado del mundo.
En el partido se lo vio contento, pero atento en todo momento. Manejó el ritmo del partido, marcó como quiso y en donde quiso, pero también se sacrificó mucho. Puntualmente en una jugada en donde batalló por el balón, lo recuperó y anotó un triple desde el codo. Seriedad y compromiso en ambos costados de la cancha fueron las claves para un Scola que guió a los suyos al liderar la planilla anotadora (22), rebotera (11) y pasadora (6).
Después del juego, un abrazo con su familia fue suficiente, el capitán estaba feliz de estar en su casa y el país también. Se apoderaron del momento los aplausos, las ovaciones y los reconocimientos.
Luis estampó su efigie con la celeste y blanca hace ya mucho tiempo, pero situaciones como esta dan fruto del grado de pasión que alguien puede tener para hacer algo. Las enseñanzas de Scola van más allá de la pelota naranja, sus códigos y valores pueden ser enseñados en los negocios, en el gobierno y en cualquier otro ámbito de la vida.
En tiempos en donde el oportunismo y la cultura del más rápido pero no mejor rigen la vida, el interno de 37 años nos demuestra que no todo está perdido, que aún hay formas de hacer bien las cosas. Y si no lo creen, pregúntenle al “loco” que vino desde Taiyuan, Shanxi a jugar por un par de horas, fue el goleador y luego se marchó de nuevo. Otro día en la oficina (y en la leyenda) de Luis Scola.