Regatas de Corrientes y Estudiantes de Concordia clasificaron a las semifinales de la Liga de las Américas, pero la verdadera fiesta se vivió en las tribunas. La gente volvió a amontonarse en un estadio correntino. El José Jorge Contte hizo del fin de semana de básquet un espectáculo.
Autor:Ignacio Miranda (@nachomiranda14)
El grupo C de la Liga de las Américas número 11 terminó hace dos días, pero, como todo gran suceso, las secuelas siguen más vivas que nunca. En un fin de semana que se vivió a puro básquet, los cuatro equipos de distintas partes de América Latina (Puerto Rico, Argentina y Uruguay) otorgaron una fiesta de magnitudes inconmensurables.
Partidos que se definieron en los últimos minutos, intercambios de cantos entre hinchadas de distintos cuadros, sucesos picantes y, sobre todo, buen básquet. Los días que pasaron tuvieron un folclore que hace mucho no se veía en la provincia de Corrientes, sobre todo desde el cambio de formato, en el que los equipos dejaron de jugar sólo los viernes y domingos para hacerlo durante cualquier fecha de la semana.
Muchas veces, para medir la magnitud de un evento deportivo, los expertos se centran en el nivel competitivo y de intensidad que se desarrolló a lo largo del torneo, los jugadores que formaron parte de ello y los equipos que rindieron al mejor nivel posible. Sin embargo, esta vez, sería egoísta destacar solamente eso.
La fiesta vivida en las tribunas, los casi 4500 espectadores en las plateas y populares, la Liga de las Américas siendo tema principal en las sobremesas de toda juntada correntina y la familia concurriendo de nuevo a la cancha fueron la verdadera esencia del fin de semana, el condimento especial que le dio sabor al plato principal.
Afuera del estadio también se vivió una fiesta paralela. Los puestos de comidas estuvieron siempre llenos gracias a la gente que se congregaba en el Parque Mitre muchas horas antes del juego, tomando mate y esperando ansiosamente un torneo que Regatas supo ganar en el 2010. Los estacionamientos estaban saturados y, además, no había espacio para nuevos autos. Todo estaba ocupado.
Luego de los juegos y al final de cada primer partido, el club no daba abasto de gente. Los más chicos jugaban afuera de la cancha, algunos más adinerados se iban a comer al restaurant del estadio y otros más valientes aprovechaban para comer un choripan o un chipá m´bocá, que por sus siglas en guaraní significa chipá en la boca.
La tradición correntina fue tal que se pudo ver al equipo completo de Leones de Ponce comiendo este famoso choripan enfrente al estadio, luego de haber sido eliminados y en un carrito que habitualmente vende esta típica comida argentina los días en que Regatas hace sus partidos de local.
Por unos días, los recuerdos vividos de un pasado mejor (en el cual el José Jorge Contte estaba siempre lleno) se trasladaron como si estuvieran en un máquina del tiempo. Las sonrisas en todo momento se apoderaron del estadio que en los entretiempos hacía participar a la gente con presentaciones chamameceras o cámaras del beso en una pantalla gigante, propias de las formas aplicadas por la NBA.
Por primera vez en muchas temporadas lo que realmente importó fue lo que pasaba afuera, el entretenimiento a la gente en todo momento y shows distintos en todos los partidos. Las pantallas gigantes previamente destacadas, el animador, las guitarras y la inclusión de los fans todo el tiempo es el camino para hacer entrar el espectáculo al básquet.
Cómo si todo esto fuera poco, terminada la alegría en el rectángulo de juego y la clasificación de los equipos argentinos. El gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, fue contundente ante los medios tras anunciar que iría por la postulación de la semifinal que se avecina. Otro logro más de la dirigencia, el público y los jugadores remeros que incentivaron el emotivo pedido del mandatario.
En una liga en donde el espectáculo es la cuota pendiente, Regatas entendió que era en ese aspecto en donde se debía mejorar y enfatizar para atraer de nuevo a las familias a la cancha. A pesar de que fue sólo por un fin de semana, la situación ilusiona y si la dirigencia continúa proliferando estos detalles no pasará mucho tiempo para que otros clubes empiecen a imitarlos. Está en manos de los altos cargos remeros lograr que esto no sea una excepción a la regla, sino la misma regla.